26 de August del 2022 a las 08:21 -
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 Relaciones tóxicas… laberinto emocional
Cuándo la toxicidad genera dependencia emocional, porque estar con otro implica elegirlo, ¡no necesitarlo!

(escribe Lic. Silvia Otero) Las relaciones de pareja pueden ser sanas o tóxicas, pero aquellas personas que necesitan extremadamente del otro no sólo generan una dependencia afectiva lo cual es negativa para nuestro propio crecimiento emocional, sino que dicho vínculo podría disminuir además nuestro nivel de autoestima.

La dependencia emocional, es producida por la persona con quienes nos vinculamos, él o ella se vinculan desde ese lugar, sintiendo necesidades desmedidas siendo éstas  proyectadas sobre nosotros,  aún en quienes no son dependientes emocionales, la demanda pasa a ser unidireccional, ese otro no tiene escucha sobre nuestros pedidos centrándose sólo en él o ella. Dando forma al imperio de la necesidad sobre el amor.

Esto generalmente podría deberse a carencias significativas en su mundo emocional, detrás de esta forma de relacionarse encontramos generalmente un gran temor a la soledad, pérdidas o simplemente inmadurez afectiva ya que dicha forma de relacionarse sería muy similar al del adolescente.

 Etapa aquella en la que los vínculos son lo más importantes, casi nuestra excelsa prioridad.

Pero al crecer sobrevienen los cambios y entre ellos aún más se encuentran los afectivos, los que determinan y son causa del manejo que realizaremos en un futuro, de nuestro afecto y emociones, las prioridades van modificándose y el estar con otro ya no es una prioridad.

Debemos distinguir vínculos emocionales inmaduros ya que son la alarma de la relación tóxica, independientemente de la edad que posea ese otro.  Esta forma de relación no tiene que ver con el compañerismo, ya que éste último se asienta en el mutuo conocimiento y deseo de  compartir, así cómo también en la propia elección en donde ambos se sienten en una relación de reciprocidad.

En el caso de la toxicidad esta relación tendrá como primera característica que uno de los dos no desea esa forma de relacionarse, dándose determinado desequilibrio en tanto uno absorbe y el otro se siente absorbido.

Es en este punto donde comenzamos a sentir que no es la relación que queríamos, que poco a poco los reclamos del tiempo necesario para el otro pasan a ser simplemente agobiantes. Detectamos entonces invasión a  nuestro espacio psíquico y emocional, de pronto ese otro avanza, sin tomarnos en cuenta, succionando nuestra energía psíquica así como también nuestro tiempo.

Es su propia necesidad emocional la que desea satisfacer sin tomar en cuenta las nuestras propias. 

Dicha toxicidad va tomando cuerpo hasta volverse inconscientemente   necesaria, aun para quien creía no quererla, ya que cuando finalizamos la relación igualmente queda aunque no se comprenda el porqué, un vacío.

¿Qué sucede entonces cuando podemos apartarnos, eliminar de nuestra vida esta relación? Se atravesará un proceso, denominado duelo, y sin saber razón, comenzaremos a extrañarla, y sin comprender porque aquello que nos quitaba el aire de pronto se ha convertido en necesario.

 

 Gran dilema se nos presenta al enfrentarnos a este complejo laberinto emocional, si tenemos en cuenta que a todos en algún punto nos hace bien sentirnos necesitados.

Es por eso que esta clase de relaciones juegan peligrosamente con nuestro narcisismo, con la necesidad lógica del ser humano de sentirse amado. Sus exigencias representan la forma más insana y egoísta del amor, llegando a dejar luego de su ausencia, pero por un tiempo bastante limitado, un no comprensible pero significativo vacío surgiendo la interrogante, ¿acaso quien no desea ese vínculo en algún punto era también dependiente?

Pues no, ya que dicha dependencia sería generada por el bombardeo emocional que ejerce ese otro sobre nosotros.

Se puede de pronto llegar a dudar de nuestro propio nivel de autoestima viéndose afectada nuestra riqueza emocional.

De relaciones sanas   dependerá la calidad de nuestro mundo afectivo, nuestra autoestima y el desarrollo psíquico de nuestra personalidad. Amor sobre necesidad, ya que estar con otro implica elegirlo, no necesitarlo.

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