Tres planteos realizó el edil Enzo Malán (FA) en la media hora previa de la sesión de la Junta Departamental de Soriano: la problemática del tránsito, los problemas suscitados con los trabajadores municipales, y la necesidad de poner en valor aquellas calles de la ciudad que aún están adoquinadas. 

“Se han publicado algunas cifras referidas al tránsito de las cuáles nos deberían llamar la atención algunas. En los primeros 3 meses del año en el país se registran 5500 siniestros de tránsito. 125 fallecidos, cada 17 hs muere una persona en siniestros de tránsito. La mayor parte de los siniestros ocurren en ciudades. De los fallecidos en ciudad el 65% iba en moto. El 62% muere en el sitio del siniestro. 

Soriano lidera (lejos) el ranking de accidentados en moto, sin llevar casco.

Ello aumenta un 152 % la probabilidad de resultar herido grave o fallecido. 

NO es para felicitarnos  tener el último puesto en sensibilidad humana, aunque quizás el primer puesto en "simpatía" mal entendida.

Aquí "todos" somos culpables, con el intendente a la cabeza, aunque sea porque no hemos sabido sensibilizarlo. 

Existen charlas en los centros educativos  sobre esta temática pero ¿no somos algo incoherentes? Se les dice a los niños y adolescentes qué es importante cumplir la normativa y quienes tienen la responsabilidad de hacerla cumplir no la hacen cumplir. Si hablamos de educación, se educa con actitudes y hechos concretos. ¿Qué se está sensibilizando? Esta bien, ¿pero hasta cuándo? 

Que mis palabras pasen al ejecutivo Departamental. Congreso de ediles. UNASEV”.

 Síndrome del quemado

 “Como gobierno departamental, que al menos en la teoría integramos, me pregunto qué políticas estamos sustentando o desarrollando, o no lo estamos haciendo, en lo referido al trabajo y las condiciones saludables y ambientales del mismo.

 Podemos identificar dos aspectos: contrato laboral y procesos saludables. En lo referido al contrato laboral sería interesante avanzar en los mecanismos de ingresos. Y es hora de ir dando paso a mecanismos más saludables, evitando el amiguismo o el “parientismo”, que más allá que son mecanismos que permiten obtener luego réditos electorales no son saludables al servicio público que es donde se debería poner la mirada. También habría que poner atención en los mecanismos para el egreso buscando que el paso a la jubilación no sea un corte brusco sino un verdadero jubileo para la persona. Aquí se pueden pensar en retiros con integración a otros grupos o espacios, ser tenidos en cuenta para la formación, etc.

 En lo referido a procesos saludables. Es sabido que el trabajo genera deterioro. No me refiero a accidentes laborales sino a lo que refiere al trabajador y su entorno. Esto es lo objetivo que puede ser la seguridad, la higiene, el diseño del lugar de trabajo (frío, calor, iluminación, etc.), participación en los niveles de producción, etc. Pero también las condiciones subjetivas: como se identifica en tal función (los ánimos, las relaciones, la identidad con la misión, formación para un mundo en constante cambio, etc.).

 ¿Puede haber trabajo de calidad en el servicio público con trabajadores “enfermos”? Enfermos con desgano, desánimo, insatisfacción, síndrome del quemado… etc.

Sugiero que nos empecemos a cuestionar en estos aspectos para un mejor servicio. Esto supone que podamos hacer un diagnóstico: cuáles son las enfermedades diagnosticadas, cuáles tienen relación con elementos relativos a la ergonomía del trabajo, cuáles tienen relación con el stress, cuáles tienen relación con la organización de los espacios, las condiciones de trabajo, el relacionamiento, etc, etc. Y una vez esto, iniciar políticas de intervención en ese sentido.

 La OIT en los convenios  155 y 161 prevén la creación de órganos bi o tripartitos que van en la línea de una mayor participación, una mayor co-responsabilidad, en definitiva buscando la empoderación del trabajador.   Los cambios tan rápidos e irreversibles que caracterizan a los tiempos en que vivimos, obligan a proyectarse constantemente hacia el futuro.

 Que mis palabras pasen a una comisión, al ejecutivo, al Congreso de Ediles, al PIT CNT local, al sindicato ADEOMS”.

Poner en valor los adoquines

  “El tercer planteo refiere a loa Adoquines de la ciudad de Mercedes. En primer lugar integran el patrimonio cultural departamental. Esto es como mercedarios o sorianenses nos parece que es bueno que se preserven y por eso están incluidos en la Ordenanza correspondiente.

 Me pregunto: ¿seguimos con esa idea?

 Si es así, como lo creo, debemos ponerle valor. El valor se lo daríamos con alguna cartelería en determinada zona que aluda a la historia y al porqué de su valor patrimonial. El valor se lo daríamos cuidándolos: hay varios parches de asfalto, hay adoquines que sobresalen de la línea, otros empozados, otros separados unos de otros, etc. También deberíamos protegerlos ya que hoy faltan más de un centenar extraídos para obras…  ¿y dónde están? Dar valor, cuidar y proteger el bien patrimonial.

 Si no fuera así deberíamos bituminizar estas calles dejando sólo algunas como muestras de un pasado, pero dejarlas en forma prolija y no llena de parches.

 Sugiero que mis palabras pasen a alguna comisión, al Ejecutivo, a Comisión departamental de Patrimonio”.