(por Natalia Rodríguez Olmos) Yanina Mondada es nutricionista, en época de dictadura sus recuerdos se retrotraen a la adolescencia como estudiante, en esta entrevista cuenta lo que recuerda de aquellos tiempos nefastos para el país.
¿Qué recuerdas del comienzo de la Dictadura en nuestro país?
“Uno de los primeros recuerdos, yo tenía 13 años en ese entonces, fue ir al liceo y encontrarnos con la huelga de estudiantes. Que no podíamos entrar y afuera todo era bochinche. Yo era muy chica y nunca milité, por más que en mi casa había actividad política; mi padre incluso estuvo preso. Pero era una cosa totalmente ajena, rara para nosotros.
Después de la huelga, después de todo ese movimiento que estuvimos muchos días sin clase, había que tratar de entender un poco lo que estaba pasando. Sentías las marchas, veías los toques de queda. En esos primeros tiempos no se podía salir, no salíamos tampoco para nada.
Y después que instalamos las clases estaban todos los movimientos. Recuerdo la JUP, Juventud Uruguaya de Pie. Me acuerdo las patoteadas que nos hacían. Si bien yo no militaba y no demostraba nunca nada, vos te dabas cuenta de cosas, de cómo actuaban, cómo querían imponer determinadas cosas. Porque se los permitían dentro del liceo. Establecieron muy claras diferencias entre los alumnos. No podíamos trabajar tranquilos, ni estar tranquilos, siempre estábamos sintiéndonos observados y controlados por algunos propios compañeros. Que era como se les había dado algo más de poder, o que pertenecían a determinados sectores. Eso lo veíamos, lo sentíamos en el liceo”.
¿Qué pasaba con los profesores?
“De repente tenías un buen profesor y sabías que empezaba a faltar y después no venía, que se había tenido que ir o que de golpe y porrazo no venía más. Muy buenos profesores. Eso lo sufrimos después en años posteriores, la falta de buenos profesores que fueron destituidos. Que otros fueron desaparecidos, otros intempestivamente tuvieron que irse de la ciudad.
Mi madre es maestra, también compañeras maestras con esposos profesores que también tuvieron que dejar su casa puesta y salir volando. Entonces nosotros captábamos, si bien nuestros padres nunca nos dijeron directamente, vos captabas y te dabas cuenta.
Recuerdo una profesora, una señora mayor, que estando en una clase se descompuso, se puso a llorar. Y era porque el hijo había desaparecido hacía 20 días y le habían avisado que se lo mandaban en un cajón. Y ella nos contaba eso. El hijo estudiante, estudiante en Montevideo.
Veíamos las revueltas en Montevideo, leías en el diario, sentías en la radio; lo que podías sentir. Después tenías otras voces que conversábamos algo más en casa”.
¿Qué recordás del momento cuando tu padre fue detenido?
Lo recuerdo clarito. Papá siempre fue bancario, gremialista, socialista, siempre muy defensor de la justicia social, de los derechos sociales. Muy tranquilo. Más allá de la oralidad nunca fue agresivo.
Me acuerdo clarito cuando lo fueron a buscar del batallón que nosotros llorábamos porque no entendíamos nada. El se la veía venir pero fíjate que nosotros en ese momento éramos 5 hermanos, éramos todos chicos. Entonces quedaba mamá sola. Que mamá es maestra, estaba trabajando. Estuvo casi dos meses detenido.
¿Cuántas personas llegaron a buscarlo, de qué forma, como los trataron?
Nos trataron bien. Papá no opuso resistencia. El lo tomaba todo con mucho sentido del humor. Acá en Mercedes todos se conocían. Fueron en un vehículo militar. Lo llevaban a trabajar y después lo llevaban de nuevo al cuartel. Algunas veces le permitían ir a casa a levantar ropa, estar un ratito con nosotros y después lo volvían a llevar. Aproximadamente dos meses. El nos contó que no fueron tratados mal, no sufrió torturas, pero estuvo separado de nosotros. Simplemente por el hecho de haber apoyado una huelga y de ser gremialista, de ser bancario. No esgrimieron ningún motivo, pero ese fue el motivo.
Lo que yo veía más en mi padre era, después que estuvo trabajando, era el miedo a los compañeros. Yo no lo veía tanto porque no estaba trabajando, estaba estudiando. El miedo de con quién hablás, con quién te referís. El sospechar, cuando desaparecía un compañero, si aquel no fue el que habrá dicho algo. Entonces ese miedo nos metieron adentro”.