(escribe Lic. Silvia Otero) Nos volvemos fuertes y eternos en nuestros sufrimientos como el tiempo, que dice que todo lo cura, pero cuantas veces ese dicho es más un mito que una realidad. Porque hay heridas que no cierran, traumas que no sanan, sino son abordados adecuadamente, pero la mejor es que por ellos nos construimos y debemos entenderlos y tomarlos como parte obviamente de nuestra personalidad, más aun de nuestra IDENTIDAD.
Soportamos y atravesamos tormentas que parecen que nos doblan como un junco, sin embargo acá estamos , fuertes y de pie.
Sí, hoy vengo a hablar de ADOPCION.
Hoy deseo transmitir este mensaje a aquellos que sienten que desconocer orígenes es no tener identidad, les cuento entonces que es todo lo contrario.
EL MUNDO EMOCIONAL DEL HIJO ADOPTIVO es frágil, más alla de por supuesto todo el amor que le dan su padres.
Siempre se toma como importante el tiempo de la adopción, las famosas y adecuadas entrevistas que se llevan a cabo, pero no se ha hablado del mundo interno. emocional de quienes somos adoptivos.
Compartir algo de mi historia tiene como misión que sea más claro el mensaje.
Ultimamente he tenido charlas con personas que son papás adoptantes, y por otra parte charlas con jóvenes que saben que son hijos adoptivos. He ahí lo bueno, conocen su verdad, pero igualmente y aunque todo se haya hecho legal, el mundo emocional de quienes somos adoptivos es diferente, tiene particularidades, singularidades, sufrimientos, sentimientos en algún momento aunque inconscientemente, de sentirnos diferentes y nos sella con un estigma.
El mundo gira en torno nuestro, construyendo nuestra identidad y comienzan las contradicciones. Quienes opinan que si hay desconocimiento sobre los orígenes o no, que hay que buscar por la identidad, y me atrevo a decir profesionalmente que el conocer los orígenes por parte del adoptivo no hace a la identidad, pues esta es una construcción cultural.
Ese mundo emocional, ese aparato psíquico que se construye, lo hace conociendo la verdad, sin embargo una de las características que todos los adoptivos padecemos es la denominada herida narcisista, esto consiste en que hay un sentimiento inconsciente de desavalorización y un pensamiento aunque muy reprimido de sentimiento de abandono.
Esto no solamente puede trabajarse, sino que debe serlo, una tarea que tendrá como finalidad que en un futuro esos niños y adolescentes sean adultos lo más fortalecido posible y me opongo al mensaje politizado de que sin conocimiento de orígenes no hay identidad.
Por supuesto atravesamos la etapa dolorosa de la búsqueda pero si eso no da resultado, vivir en ese bucle se torna algo doloroso y sin sentido. Trabajar en cada uno de nosotros logrando mayor autovaloración nos permitirá que esto sólo sea una experiencia más.
Las fantasías inundan esa mente frágil porque esa fragilidad trasciende la edad y el tiempo.
Y allí vamos encontrando personas que siendo mayores aun desean con fervor encontrar sus orígenes, como si de eso dependiera la verdadera construcción de su HISTORIA DE VIDA. Eso puede ser una parte de cerrar la historia, pero ¿qué sucede cuando no se llega a ese objetivo?
Pues, la historia no se cierra de esa forma, la herida siempre estará sino trabajamos en nosotros mismos como sujetos totalmente constituidos y con un entorno familiar que nos ame.
El tema es saber convivir con nuestra historia, y aceptar que ya hay una identidad, en cada uno de nosotros al mirarnos al espejo.
Comprender que las experiencias, vivencias, y entorno, así como el apoyo de nuestra familia, con quienes atravesamos la cotidianeidad y su amor nos hace quienes somos.
Quiero transmitir un mensaje, no es el conocimiento de los orígenes lo que cierra en algún punto esta, nuestra historia, sino darnos vuelta y mirar el propio espejo, ese que refleja tu imagen porque eso somos NUESTRA PROPIA CONSTRUCCION Y NOS ESTAMOS VIENDO FORTALECIDOS EN NUESTROIS LOGROS, Y ACEPTANDO QUE LA FAMILIA ES PRODUCTO DE LA CONSTRUCCION DEL AMOR .
También nuestra historia debe centrarse en una búsqueda constante de nosotros mismos y centrados en nuestro propio camino, agradeciendo la familia que tenemos y vivenciándola como es, la nuestra propia, porque al final hasta tenemos la hermosa oportunidad de habernos elegido.
¡VIVA NUESTRA IDENTIDAD!