Es claro, que las circunstancias que derivan en corrientes sociales, políticas e ideológicas, deben traerse al relato para poder interpretar con cabalidad las manifestaciones de una sociedad, especialmente las que derivan en el plano de la acción.
Los uruguayos hemos superado con la unidad de los partidos democráticos la dictadura con su negación primera, la resistencia, los actos multitudinarios y al final con negociaciones, en asumiendo pérdidas y proscripciones como la de Wilson Ferreira Aldunate y Líber Seregni, en 1984.
Nos ha unido y guiado siempre la convicción en la democracia, como única manera de acceder al gobierno del país, y sus principios fundamentales de inclusión.
Por eso, vemos hoy con preocupación acciones, declaraciones y conductas que traen a la realidad actual, y sin fundamento histórico alguno, cuestiones que atentan contra la unidad de los uruguayos.
Nos preocupa que se usen las instituciones, o la representación del Estado para sembrar odio y crear brechas que nos separen.
Lo son la reivindicación simbólica de sucesos que están laudados.
Como poner nombres de muertos, de alto valor representativo para algún bando previo a la dictadura. Hechos que la justicia laudó con juicio y cárcel. Y otras muertes, sin embargo, no son tratadas igual en nuestro nomenclátor. Por nombrar algunos: Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Vladimir Roslik, Joaquín Kluver, Líber Arce, y una larguísima lista que toca particularmente a la sociedad sorianense con sus diez desaparecidos. El no abarcarlos en su totalidad nos hace ser injustos y parciales.
Este cuerpo resistió las primeras horas de la dictadura de 1973, y contamos orgullosamente hoy con un Edil que estuvo allí. El mismo cuerpo recibe, cincuenta años más tarde, propuestas de conmemoración de hechos como los del Arroyo Espinillo de 1972; o que se traiga a colación el robo de la bandera de los 33 orientales, de 1969.
Siempre está la intención de relacionar al Frente Amplio a hechos con los cuales no tiene nada que ver, o grupos de esos tiempos, siendo que está en sus Principios y Estatutos de 1971 su compromiso con la Democracia y quienes integran sus filas adhieren a ellos o no entran.
Nos preocupa que se partidice y/o politice la causa de los derechos humanos y la búsqueda de la verdad y la justicia, éste no es un tema político, es una causa de derechos humanos universales, como el holocausto judío o el genocidio del pueblo armenio. Como dice Matilde Rodríguez Larreta de Gutiérrez Ruiz: “Esto es una causa humanitaria, tenemos la obligación de llevar Paz y respuestas a todas las familias de nuestro país”
También escuchamos los discursos institucionales del Ejército uruguayo, reivindicando algunos muertos en el cumplimiento del deber y otros no, pero como Institución nos debe el esclarecimiento del destino de los desaparecidos a manos de integrantes de las FFAA. Nos llama poderosamente la atención que nuevas generaciones de militares, instruidos en democracia, no muestren evolución en su mirada de la historia.
No entendemos la militarización de las letras corpóreas con el nombre de nuestra ciudad.
Nos preocupa que se estudie en el Parlamento Nacional la liberación de criminales de guerra, en un proyecto que, aludiendo a la edad, está claramente direccionado.
La historia es una sola y puede interpretarse, claro está, pero pongamos todo arriba de la mesa y no parcialicemos.
Nos preocupa la interpretación y el uso de las mayorías.
Todos los partidos democráticos estuvimos contra la dictadura cívico-militar, todos luchamos contra ella. Todos fuimos a la liberación de Seregni, a la vuelta de Wilson, al primero de mayo de 1983 y al Obelisco. No confundamos a los que no lo vivieron.
No abonemos la creación de bandos para renovar una lucha ya superada. Reivindiquemos la democracia, la tolerancia, la justicia, la empatía con los que sufren o han sufrido.
Cultivemos la humanidad, la búsqueda de la verdad, construyamos de una vez un relato que nos incluya a todos, que no nos separe, que neutralice el odio; y miremos el futuro como una sociedad con vocación democrática.
Solicito que mis palabras sean elevadas al Presidente del Honorable Consejo del Partido Nacional, al Secretario General del Partido Colorado y al Presidente del Frente Amplio.