Existen tres tipos principales de cáncer de piel, el cáncer escamocelular y el basocelular son los más frecuentes. Estos también se denominan cáncer de piel no melanoma; en la mayoría de las ocasiones se detectan en etapas tempranas y se curan solamente mediante una intervención quirúrgica en la que se remueve el tejido afectado.
El tercer tipo de cáncer de piel llamado “melanoma” es el más agresivo. Tiene la capacidad de diseminarse y generar metástasis en otras partes del cuerpo. En caso de que se pueda detectar en etapas tempranas de desarrollo, también se puede lograr su curación.
En nuestro país se diagnostican en ambos sexos, un promedio anual de aprox. 3200 casos nuevos, siendo los más frecuentes los carcinomas basocelulares, le siguen los escamocelulares (entre ambos alcanzan cifras aprox de 2900) y en tercer lugar aparece el melanoma con 170 casos nuevos por año (Registro Nacional de Cáncer 2014-2018).
En cuanto a la mortalidad, fallecen un promedio anual de aprox 145 personas (ambos sexos), siendo el melanoma el que provoca más muertes con un promedio anual de 90 personas fallecidas (Registro Nacional de Cáncer 2014-2018).
Por lo tanto, fallecen casi 3 personas por semana de cáncer de piel.
¿A qué debemos estar atentos?
Un cambio en la piel es el signo más común. Estos cambios pueden ser una lesión nueva que apareció en la piel, una llaga que no cicatriza o un cambio en un lunar. No todos los cánceres de piel se ven iguales.
Aunque el cáncer de piel se puede presentar en cualquier lugar del cuerpo, es más común en las áreas más expuestas a la luz solar como la cara, el cuello, las manos y los brazos, puesto que la exposición solar es uno de los principales factores de riesgo. El tipo de piel más clara (fototipo), la naturaleza inmunitaria de la persona y factores genéticos también son elementos determinantes para el riesgo del desarrollo de un melanoma.
En el caso del melanoma, acordate de la regla del ABCDE:
Asimetría ¿mi lunar es asimétrico?, (forma rara no uniforme)
Borde ¿tiene bordes irregulares? (bordes cambiantes, mal definidos)
Color ¿tiene varios colores?
Diámetro ¿mide más de 6 mm?
Evolución ¿cambió su apariencia en el tiempo? ¿te resulta raro? ¿pica, sangra, no cicatriza o presenta costra?
Prevenir
¡Examiná tus lunares y manchas!
Revisá tu piel. Solo necesitás espejo y buena luz para detectar un lunar sospechoso. Es importante examinar toda la piel: no te olvides de palmas, plantas, orejas y cuero cabelludo.
El principal factor de riesgo para el cáncer de piel es la exposición a la radiación ultravioleta (rayos UV) proveniente del sol, sin protección ni cuidados y de otras fuentes, como las camas solares.
Protegete contra el daño solar por rayos UV: este daño es acumulativo. La piel tiene memoria. No existe un bronceado seguro, ya que el bronceado es el daño de la piel causado por el sol.
Al exponerte al sol, durante todo el año y con mayor cuidado en verano, tené en cuenta:
- Disfrutá a la sombra, evitando el sol directo entre las 10 y 16 horas (ya que recibimos mayores radiaciones en ese horario).
- Protegete con sombrero o gorro; ropa oscura de colores como negro, azul y rojo (que rechazan los rayos UV) preferentemente de manga larga y lentes de sol con filtro UV certificado.
- Ponete protector solar de factor 30 FPS o más, usalo sobre la piel seca 30 minutos antes de exponerte al sol.
- Debés reponerlo cada 2-3 horas, al salir del agua, después de realizar deportes al aire libre o sudar.
- Asegurate - antes de comenzar a disfrutar del aire libre - que tu familia y amigos estén protegidos del sol. - Cuidá a los niños, nunca expongas directamente al sol a los menores de un año.
- Cuidate los días nublados y ventosos. La radiación UV traspasa las nubes y el agua, y nos afecta durante todo el año.
- Evitá las camas solares. Los autobronceantes están permitidos.
- Realizarse controles clínicos con dermatólogos que examinen la piel también es un pilar esencial en la prevención del cáncer de piel.
Si lo encontramos a tiempo, en una etapa precoz, el cáncer de piel se opera y se puede curar.
En caso de encontrar una nueva lesión en la piel o que una ya existente cambie en tamaño, forma, color o volumen, es importante consultar al especialista en dermatología.
Si tenés muchos lunares, antecedentes familiares o personales de cáncer de piel, consultá periódicamente a tu dermatóloga/o.
Si bien las personas de piel más clara -que quedan rojas al exponerse al sol- tienen mayor riesgo de cáncer de piel, cualquier persona puede desarrollarlo.
(*) fuente MSP.