(por Aldo Roque Difilippo) La dictadura cívico-militar generó algunas situaciones que miradas en perspectiva parecen insólitas, pero los años anteriores al golpe de Estado también tuvieron los suyo. Es que todo hecho tiene su antecedente, no surge de la nada. Todo poder totalitario genera hechos que al mirarlo en el transcurso de los años, resultan descabellados. Uno de ellos fue la militarización de los funcionarios públicos, y más aún la militarización de los privados. Es que la resistencia popular generó que el poder de turno aplicara medidas disciplinarias y aleccionadoras para aquellos que intentaban contradecirlos.
La militarización de los funcionarios públicos fue una medida aplicada por el gobierno de Jorge Pacheco Areco (Presidente de la República entre 1967 y 1972); especialmente de los trabajadores bancarios. Es que si los Bancos no abrían sus puertas la economía se paralizaba y tras de ella las actividades del país.
Los antecedentes
Por poner solamente un ejemplo, el 15 de agosto de 1969 se suscitó una discusión en la Junta Departamental de Soriano por el planteamiento realizado por el edil suplente Juan B. Herrero, por la movilización de funcionarios públicos dentro de las Medidas Prontas de Seguridad. Una determinación que lo involucraba, justificada en la Ley 9943, de 1940 firmada por el entonces Presidente Alfredo Baldomir, que oficializa la Instrucción Militar obligatoria. Una medida que no era novedad para el Uruguay y que se remonta a principios del Siglo XX.
“Cuando iba al Colegio San Miguel, los curas nos hacían desfilar por las calles como cuadros de milicia” recuerda Wilson Armas en un reportaje que le realizamos hace algunos años (Semanario Entrega 2000, 17 julio 1998). Con uniformes de pantalones apretados en los tobillos, como los de montar. Se formaban compañías de 10, y la escuela entera desfilaba por las calles. Había un famoso Cura Sauro, que era fascista y nos hacía desfilar. Lo que no sabía el entonces niño Armas era que todo esto respondía a un decreto de enero de 1915, firmado por el Presidente Batlle y Ordóñez. El mismo expresaba: “Hay verdadero interés en que la juventud adquiera los conocimientos militares más indispensables, para que pueda actuar con eficacia en la defensa nacional, si los acontecimientos lo exigieran”. Agregando que la implantación del servicio militar obligatorio ofrecía algunos inconvenientes, “pero pueden abstenerse sus beneficios suministrando a la niñez la enseñanza militar en condiciones que no le originarían ningún perjuicio y sí más bien le reportarían beneficios apreciables, puesto que el ejercicio militar moderado constituye una gimnasia eficaz y agradable”. Adjuntándose en un Proyecto de Ley dirigido a la Asamblea la obligatoriedad de los ejercicios militares en las escuelas primarias y en la Universidad. “Los acontecimientos de actualidad, frente al cuadro de la gran guerra europea, demuestran de una manera acabada la necesidad de que los pueblos estén preparados en todos los momentos a repeler cualquier ataque exterior”.
Cada compañía de estos escolares militarizados tenían una suerte de capitán que cuidaba la formación con un bastón largo “como un palo de billar” recuerda Wilson Armas. “Como teníamos profesor de gimnasia los que se destacaban en los ejercicios ocupaban ese cargo. El Cura Sauro me dio el palo de capitán… habré aguantando una hora (se ríe). Nunca supe mandar ni fui fascita. Caminé con los brazos caídos, no podía soportar eso, y el Cura me sacó el bastón”.
Encarcelaron al doctor Alfredo Alambarri
En ese contexto el gobierno de Jorge Pacheco Areco encontró la apoyatura legal para militarizar a los trabajadores de la banca pública.
El 15 de agosto de 1969 la Junta Departamental de Soriano resolvió no solidarizarse con lo resuelto por la Junta Departamental de Montevideo que pedía el levantamiento de las Medidas prontas de Seguridad y las de Militarización. En esa sesión el edil Martín Irisarri se quejó: “las libertades han pasado a ser cosa del pasado”. Enfatizando “estamos, aunque nos duela decirlo, en presencia de una verdadera dictadura”.
José Artigas Ruiz discrepó: “las Medidas Prontas de Seguridad a nadie perjudican, sino solamente ajustan a los ciudadanos al fiel cumplimiento de sus obligaciones”. Retrucando el edil Cristián Correa “la política del gobierno, de firmeza” es una “política de represión”. El edil colorado Soca ponía como ejemplo “han encarcelado al doctor Alfredo Alambarri, lo han llevado al calabozo en la forma más injusta. Porque el doctor Alambarri, no vamos a decir ni que es bancario, ni que ha sido comunista, ni que ha sido socialista, ni agitador, ni nada. Es auténticamente democrático, y fueron a su casa y lo llevaron del brazo como a un criminal y lo encarcelaron en un calabozo durante 48 horas. Eso es indignante. Únicamente en este gobierno del señor Pacheco Areco puede haber estas cosas que está haciendo la policía”.
Vida de cuartel y baños con agua fría
La militarización de funcionarios públicos significaba, en los hechos “que no puede tomar ninguna medida de libertad gremial” explicó Oscar Bello, quien por esos años era funcionarios del Banco República. Al instaurarse el golpe de Estado, en 1973 los trabajadores decretaron la huelga general “y como no íbamos a trabajar nos llevaban al Cuartel. Fuimos detenidos. Estuvimos una semana detenidos en el Cuartel, y la semana siguiente nos traían al Banco a trabajar”, recuerda Bello al dialogar con @gesor. Comentando que en el Cuartel “Gral. Luna” de Mercedes, “estábamos todos juntos en una barraca cumpliendo con todas las reglas de los soldados. A las 7 de la mañana había que formar fila, y todo eso. Baños de agua fría, pero aparte de eso el trato no fue malo. Al menos con nosotros. Los de la banca oficial que estuvimos en el año 68. En el año 69 les tocó a los de la banca privada y tal vez el trato no fue tan suave como el que nos tocó a nosotros. Pero a nosotros se dio una condición bastante especial porque el Jefe que estaba a cargo era familiar de uno de los detenidos entonces eso sirvió para que el trato no fuera tan riguroso. Nosotros estuvimos en el mes de agosto y setiembre, en cambio en marzo y abril ya habían estado unos funcionarios de la banca oficial que habían traído desde Montevideo, y ahí el trato fue más exigente, porque nosotros íbamos a llevarle comestibles y tuvimos algunos problemas. Había un enfermo que hubo problemas para poder conseguirle los medicamentos y después no se lo dejaban entrar”. Remarcando “nosotros no la pasamos tan mal como otros, como en Durazno o Trinidad donde hubo castigos a los bancarios”.
Camuflado en un entierro
Hugo Cuadrado, por esos años funcionario del Banco Litoral comentó a @gesor que la militarización de los bancarios constituyó “un amedrentamiento y un atropello sin límite. Pero en el 69 batieron el récord porque nos militarizaron a los bancarios privados”. Agregando que en 1969 estalló “un conflicto con la banca privada, pero nosotros teníamos un conflicto con los patrones, no con el gobierno. Pero en aquella época los patrones y el gobierno estaban muy identificados. Peirano era el dueño del Banco Comercial y era Ministro del gobierno, y ese es un ejemplo pero había muchos. En el conflicto del 69 nos iban a buscar, para llevarnos presos, para obligarnos a ir a trabajar, entonces disparamos de Mercedes. Algunos se fueron de campamento, era todavía la pre dictadura. No había temor a que te torturaran, te mataran o te hicieran desaparecer. En el 69 cercaron la ciudad para que los bancarios no se fueran. Yo me fui en un entierro de un señor Menéndez, que fue en José Enrique Rodó. Me fui escondido en un auto, y fui a parar a Ecilda Paulier a la casa de un tío de mi señora. Estuve una semana allá, hasta que otra asamblea en Montevideo levantó el conflicto y volvimos a trabajar”.
El bueno y el malo
La militarización de los trabajadores bancarios involucraba también a los del interior del departamento, dándose el caso de los bancarios de Cardona que diariamente debían viajar, en camiones militares hasta el Cuartel de Mercedes luego del horario de trabajo.
“Después que volvimos a trabajar, y nos hacían desfilar por la calle hasta el Cuartel” recuerda Cuadrado. Comentando que en 1969, durante 5 días “salíamos del Banco y desfilábamos por calle Colón hasta el Cuartel. Los familiares iban a vernos pasar. Zanata, el profesor de dibujo, se le ocurrió aplaudirnos, y lo metieron preso a un calabozo, peor que a nosotros porque estábamos en la barraca todos juntos. En el año 73 decretado el golpe de Estado, no recuerdo bien, pero seguramente fue cuando nos reintegramos después de la huelga, que también marchamos todos los bancarios para el Cuartel. Ahí nos tuvieron de plantón toda la tarde a todos los compañeros en la plaza de armas. De plantón con el frío del mes de julio, y los 5 integrantes de lo que llamábamos la seccional de AEBU, nos tenían aparte. Los compañeros estaban muy nerviosos y preocupados. A los dirigentes que nos habían dejado aparte, un muy conocido juez de fútbol, Ariel Fernández, nos dijo, muchachos vengan a la guardia que está calentito y nos puso al lado de la estufa. Y nosotros estábamos sentados al lado de la estufa y los compañeros que estaban padeciendo el plantón y el frío estaban preocupados por lo que podría estar pasando con nosotros. Después los fueron largando a todos, y nos dejaron para el final a los dirigentes. Nos hicieron ir al despacho del Jefe del Cuartel, donde estaba con el Sub jefe. El Jefe era el Coronel Laborde. Era un hombre muy tratable, muy sociable porque integraba el Círculo de Ajedrez, una persona muy vinculada a la sociedad. Nos habló paternalmente. Yo era un muchacho de 30 y pocos años. Me acuerdo que nos dijo miren muchachos esto viene en serio, va para largo. Seguramente ustedes tienen vocación de liderazgo, por algo son dirigentes. Pero yo les aconsejo que se queden tranquilos, que se vayan a sus casas, que trabajen, y hagan vida normal, porque sino de otra manera van a padecer graves consecuencias. Ese fue el bueno. Pero estaba parado al lado el malo, que era el Sub Jefe del Cuartel, Pírez o Piriz, de cabeza rapada. De esos que uno dice éste nació milico. Nos dijo desde que se vayan de acá los vamos a seguir. Cuando vayan al baño vamos a saber dónde están. Así que cuando muevan un dedo yo los traigo acá adentro. Ese nos declaró la guerra”.
(*) Foto: El ex Cuartel "Gral. Luna", del Batallón Nº 5 de Mercedes, tal cual lucía en los años 60 y 70. Actualmente el edificio fue convertido en la Terminal de Ómnibus, aunque su fachada conserva las líneas generales que lo identifican.