(escribe Miguel Millán) Pasó el referéndum del 27 de marzo 2022. La juntada de firmas, casi 800 mil firmas en medio de la pandemia y todas las restricciones que existieron. Las que impusieron las autoridades sanitarias, tapabocas, lavado de manos, persecución y neurosis colectiva persiguiéndonos unos a otros para mantener el distanciamiento social y el cumplimiento de todas las medidas divulgadas por el Estado y los cuerpos de salud más diversos. Creo que la hazaña colectiva estuvo en haber llegado a las firmas, después la derrota por 30 mil votos, con 80 mil votos anulados que no se inclinaron por SI ni por NO creó la ilusión óptica de que el país está dividido en dos mitades.
Supe tener un amigo, un artista plástico que fue de los viejos comunistas aquellos que se subían arriba de un cajón de verduras a hablarle a diez convencidos en la plaza y recibían piedras de mil anti comunistas, que vivió el nacimiento del Frente Amplio como una gran esperanza, y que repetía al final de su vida: el único enemigo que tiene el FA es el propio FA. Aclaro, esto lo decía antes del año 2004. Ahora, luego de los 15 años de gobierno del FA, luego de que muchos probaron el queso es mucho “pior”, por aquello que repetía Líber Seregni: los ratones se enloquecen cuando sienten el olor del queso.
El Frente Amplio está viviendo en una nube de la que no baja y no sé cómo ni cuándo bajará. ¿El Frente Amplio existe? Fernando Pereira, elegido nuevo presidente del FA y las y los 19 presidentes de las departamentales también elegidas y elegidos en la última elección interna no terminan de constituirse en autoridades como tal. La bancada de diputados del FA es un centro de poder interno. La de senadores otra. Las y los directores de los entes autónomos por el FA son como especies de satélites sin comando que actúan por sí y ante sí según les dicta su conciencia. Las bancadas de ediles en cada junta departamental lo mismo y ni qué decir de los concejales de las diferentes Alcaldías. Existen una especie de sub bancadas que actúan independientemente del resto de la bancada. Hay de todo y a la luz pública, no descubro nada nuevo.
Estoy opinando como un real y soberano militante social de base con la camiseta puesta, pero totalmente desencantado como se habrán dado cuenta. Es muy probable que el FA, este FA fragmentado, des norteado, vuelva a ganar el gobierno nacional igual que en el año 2004. Igual. Igualito en todo, menos en algunas cosas no menores como ya veremos. Igual en que el grupo que detenta el gobierno hoy no da pie con bola en nada, ni en la economía fundamentalmente (hambre, desempleo, inflación, etcétera) ni en la seguridad (cada vez nos parecemos más a los narcos estados de Colombia o México) y tirará la toalla. Entonces asumirá por descarte este FA sin un programa de gobierno claro, potente, que haya enamorado a las grandes mayorías nacionales.
Este FA, luego del referéndum para anular los 135 artículos de la LUC, en el que se embarcó tarde y por fórceps, que perdió el gobierno nacional luego de 15 años de inmensos logros sociales y culturales: el plan ceibal, la reforma de la salud, la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, de la marihuana, del aborto asistido, el descenso de la pobreza y la indigencia, en las estadísticas y a simple vista y un largo etcétera, todavía no se ha dado cuenta todo lo que cambió el Uruguay y el mundo. Este FA sigue tironeado por las lógicas de los grupos, los grupúsculos, las chacras, parcelas, jardines; más de 30 grupos integran el Plenario Nacional, se pelean todos los días por espacios de poder. Y no tiene un programa de gobierno que encante a las mayorías nacionales. No lo tendrá mientras esos más de 30 grupos, más las bancadas, de diputados, senadores, ediles, grupitos departamentales juegan a arrancarse los ojos para figurar para que los tengan en cuenta en un futuro (todos ellos creen que cercano) reparto de cargos y carguitos mientras la vida de los uruguayos transcurre por otro lado.
El Uruguay es un país al que le ha costado mucho tener una identidad nacional. Para hablar claro: durante mucho tiempo, y todavía hay muchos que lo piensan, aunque no lo digan, estuvo la posibilidad latente de ser una provincia de la Argentina o un estado del Brasil. La identidad nacional se construye todos los días y es económica, política y cultural. Sé que corté grueso, en próximas entregas iré hilando más fino, en algunas áreas, al menos de las que conozco y puedo opinar con cierto conocimiento de causa y efectos.