Segunda Parte
(Por Enrique Lécaille) “En la fecha exacta del golpe de Estado yo estaba preso”, recuerda Néstor Gurruchaga, conocido militante de Izquierda, por aquel entonces dirigente del sindicato de Arinsa (Azucarera del Río Negro Sociedad Anónima), la planta industrial que estaba ubicada al oeste de Mercedes, junto al Parque Mauá.
Fueron momentos muy duros y complejos para el país, que Gurruchaga evoca con lujo de detalles al momento de ser entrevistado por @gesor, a pesar de haber transcurrido cuatro décadas de aquella turbulenta jornada de fines de junio.
-¿Estabas preso en Mercedes cuando ocurrió el golpe?
“Sí, yo estaba en el Batallón de Infantería Número 5. Allí estuve desde los primeros días de junio. Uno de los preparativos para dar el golpe de Estado era arrasar en el Litoral a los militantes sindicales o todos aquellos que resultábamos una amenaza para los intereses de quienes estaban organizando aquel episodio. Recordemos que por entonces había una resolución del Pit-Cnt que llamaba a responder con una huelga, ocupando los lugares de trabajo, como sucedió. Fue una respuesta memorale. Yo por esos días era obrero zafral de Arinsa”.
-Además de la histórica huelga hubo una marcha…
-“Sí, pero eso fue antes de mi detención, así que no participé. Creo que la marcha sólo pudo llegar hasta el puente Caviglia”.
-¿Quiénes más estaban detenidos contigo al momento de producirse el golpe?
“Éramos un montón. Había dirigentes sindicales de la fábrica Pamer, integrantes del sindicato único de remolacheros, trabajadores municipales, docentes, estudiantes. No alcanzaba el barracón del Quinto de Infantería. Incluso tuvieron que armar una carpa para tenernos allí”.
-¿Cómo fueron los tiempos previos al 27 de junio? ¿Sospechaban lo que podía ocurrir? ¿Qué intuían?
“Sí, veíamos venir el golpe, de mucho antes. Pero para nosotros era algo teórico. En Mercedes sabíamos muy bien lo que publicaba el fascismo. Había un círculo de gente que leíamos las publicaciones de lo que nosotros considerábamos que era el fascismo, como por ejemplo el Semanario Azul y Blanco. Recuerdo que el Frente Amplio tenía una campaña publicitaria en radio para las elecciones del 71, con un locutor que decía “ladran Sancho, señal que cabalgamos”, y ante ello el Semanario Azul y Blanco respondió unos pocos días con una portada que decía “ladran Sancho, señal de que son perros”.
“Nos faltó experiencia”
-¿Les faltó organizarse mejor y preparar algún tipo de resistencia diferente?
“Sí, posiblemente. No teníamos experiencia. No teníamos idea de lo que era un golpe de Estado. Desde el punto de vista democrático Uruguay era sin dudas de los países más estables de América Latina. Estábamos acostumbrados a cambiar el gobierno, así que no podíamos calcular las consecuencias de un golpe, todo lo que podía venir detrás. Nos faltó haber tenido más condiciones materiales para haber organizado mejor nuestra resistencia, Probablemente algunos nos tendríamos que haber ausentado de Mercedes, como forma de organizar la resistencia de otra manera. Pero incluso después que pasó todo, me llevó tiempo tomar conciencia y saer hasta dónde se había llegado. En lo personal, yo soy de los que se comieron la pastilla, de los que pensaban que aquí la situación no había sido tan grave como había sucedido en la Argentina. No sabíamos hasta dónde realmente se había llegado con la política de desaparición forzada. Eso lo supimos después”.
“Debe ser jodido estar preso y que haya un golpe”
-¿Cómo fue esa experiencia de ser detenido y llevado al Batallón en una ciudad como Mercedes, y más en aquella época, en la que todos tenían la ocasión de conocerse de una manera más estrecha que ahora, en una comunidad seguramente más provinciana?
“Fue complejo. Complejo y duro. Yo me había casado hacía poco tiempo, en enero de ese año del golpe, es decir en 1973. Por esa época me había ido a vivir al Barrio Túnel y entonces pasaba seguido frente al Batallón, es decir donde ahora está la Terminal de ómnibus. Pero debo aclarar que antes de que me llevaran a mí, ya había detenidos. Ya había represión. Y comentábamos entre compañeros lo jodido que sería estar detenido en el cuartel y que se produjera un golpe. Al final yo viví esa experiencia, una experiencia que de verdad fue muy dura, porque nos torturaron mucho. Nos torturaron mucho desde el mismo momento en que caímos. Me parece ver al Teniente Criado, el “inefable” Teniente Criado golpeando la mesa y exclamando “ahora sí me cago en que los tengo que pasar a juez en 48 horas”. Desde luego, con la caída de la democracia la poca Justicia que teníamos dejaba de funcionar. Y obviamente Criado se creía dueño y amo de vidas. Pero a veces ellos, los soldados, en su afán de conseguir información, nos terminaban dando datos muy útiles, sin darse cuenta, por supuesto. Una vez, por ejemplo, me llevaron para reiterrogarme; me preguntaron quiénes eran los directivos de Adeoda (la Asociación de Empleados y Obreros de Arinsa), ya que el ingenio azucarero estaba ocupado. Y ahí supe de la ocupación, por boca de los propios militares. Se estaba cumpliendo lo que habíamos hablado. Eso naturalmente te levantaba el ánimo, porque sin querer te enterabas que había una respuesta popular frente a lo que estaba sucediendo”.
-Pero tratándose de una ciudad como Mercedes, todos los que estaban allí detenidos eran conocidos, supongo…
“Sí, estaba el “Pollo” Perrone, un viejo dirigente de la Pamer, Miguel Centurión, también de la Pamer... Había dos dirigentes de Adeoms, hoy fallecidos, “Federado” González y Roberto López… Estaba el “Mono” Mieres, que era maestro, y Freddy Castro, un docente que todavía está en el exilio. También dirigentes sindicales de la ciudad de Dolores. Mucha gente, como te decía antes”.
-Pero también conocerías a los soldados que los tenían capturados…
“Sí, claro. Nos conocíamos todos. Había gente conocida del barrio, del fútbol, para bien o para mal, pero los conocía. Y fiijate lo que son las cosas de la vida: yo jugaba en las inferiores del Club Independiente y uno de los interrogatorios más duros a los que fui sometido durante mi detención fue uno que me realizó un compañero del fútbol”.
-¿Has vuelto a verlo?
“Mirá, si lo cruzo, no lo conozco. No sé, incluso, si vive todavía en Mercedes. Pero lo cierto es que fuimos compañeros en el equipo de la cuarta de Independiente”.