Mañana 8 de Marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer trabajadora, somos conscientes de que los cambios estructurales llevan mucho tiempo, y cambiar una cultura machista que transversaliza toda la sociedad, no es sencillo.
Es un proceso lento en el cual no podemos dejar de lado el entendimiento de que los cambios necesarios no se van a dar, si la sociedad en su conjunto no se cuestiona y compromete.
No se trata de un enfrentamiento de género, si no de la construcción colectiva de una sociedad en donde a las mujeres, se nos reconozca los derechos que tenemos en igualdad de condiciones.
El derecho de igualdad en la responsabilidad de los cargos de conducción, igualdad en las remuneraciones por igual tarea, igualdad en la actitud y comportamiento de los otros cuando habla una mujer, igualdad en todos los derechos y oportunidades en nuestra sociedad.
Debemos convencer culturalmente e involucrar a toda la sociedad, y como parte de ella los partidos políticos juegan un rol importante, deben visualizar, aceptar y convencerse de esa necesidad de cambio que tiene la sociedad en pos de un mundo más justo e igualitario. Prueba de ello ha dado el gobierno de Chile nombrando un gabinete paritario.
Como dice la declaración de Atenas 1992:
“…..PORQUE la igualdad formal y real entre las mujeres y hombres es un derecho fundamental del ser humano”
“…. PORQUE una participación equilibrada de mujeres y hombres en la toma de decisiones puede generar ideas, valores y comportamientos diferentes, que vayan en la dirección de un mundo más justo y equilibrado tanto para las mujeres como para los hombres”
No podemos perder de vista que las mujeres somos más vulnerables al momento de acceder al mundo del trabajo, presionadas por la necesidad, muchas veces solo es posible acceder a un trabajo informal, sin derechos laborales, sin contrato de trabajo y en condiciones precarias, mientras que se continúa con las responsabilidades domésticas y con los cuidados de la familia.?
La falta de empleo, la baja de salarios, y jubilaciones, producto de las políticas llevadas adelante por este gobierno, impactan más fuertemente en las mujeres.
Las ayudas irrisorias a las que puede acceder una jefa de hogar sin ingresos, o con un trabajo precario, sumado muchas veces a la violencia física, verbal y sicológica que padece dentro de su hogar, es un golpe muy duro y doloroso de soportar.
El aumento de la violencia y femicidios, nos debe interpelar como sociedad.
No se trata de imponer la paridad sino de lograr que las mujeres accedan a sus legítimos espacios, donde sea reconocido su valor real, pero no injustamente bajo la lupa de un machismo que le exige mucho más, por ser mujer.
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