(por prog.Alejandro Carreño T. ) Quién lo diría. Hasta hace algunos años, muy pocos, Chile era considerado el alumno aplicado de América Latina: ordenado, limpio y civilizado. La gente caminaba por sus calles y paseaba por sus plazas y parques. Las ciudades bulliciosas danzaban al ritmo de una sociedad que disfrutaba de sus cafés, bares, restaurantes, centros deportivos y demases, en cuanto los centros comerciales y el comercio en general trabajaban en la más completa normalidad. Algo más de dos años después, a partir del viernes 18 de octubre de 2019 para ser bien exactos, Chile cambió. El peso de todas las noches cayó sobre esta larga y angosta faja de tierra. Chile, país de rincones, lo llamó el novelista Mariano Latorre. Y cada rincón del país fue saqueado, quemado, vandalizado.
A escasas tres semanas de que asuma Gabriel Boric, el próximo 11 de marzo, el país es un muestrario de crisis que lo tiene en la incertidumbre total. El propósito de esta columna es entregar al lector una síntesis de las más relevantes.
1. La crisis migratoria por la frontera norte del país, ha desatado un malestar nacional contra esta avalancha ilegal de extranjeros que acampan en calles y plazas y, en muchos casos, roban y asesinan. La muerte de un joven transportista a manos de dos venezolanos, provocó un paro de proporciones de camioneros en todo Chile, que claman por mayor seguridad en las carreteras del Norte y del Sur del país.
2. La crisis en la Región de La Araucanía (Malleco y Cautín) y Región del Bío Bío (Arauco y Bío Bío), en estado de emergencia desde el 12 de octubre del año pasado, en manos de terroristas. Aquí los atentados son varios por día: incendios provocados a bosques y bienes inmuebles, ataques a helicópteros que combaten el fuego, ataques a casas patronales, ataques a casas particulares con o sin habitantes, ataques a todo tipo de transporte en carretera (muchos civiles heridos, adultos y niños, ataques a la policía, ataques a iglesias y escuelas. Asesinatos. En fin. Una crisis de proporciones que el próximo gobierno deberá enfrentar. ¿Cómo?
Una pregunta difícil de responder. Lo cierto es que la crisis en La Araucanía les recuerda a los chilenos lo ocurrido en Colombia con las FARC. En una extensa columna publicada en CoolTivarte el martes 9 de febrero de 2021, “La guerrilla colombiana y sus nexos con el terrorismo chileno” (https://cooltivarte.com/portal/la-guerrilla-colombiana-y-sus-nexos-con-el-terrorismo-chileno/), describo estos vínculos mediante una serie de correos electrónicos registrados en varios medios. No se trata, en consecuencia, de una realidad “de hoy”; ya tiene sus años y poco o nada se ha avanzado en la solución del conflicto.
3. La tercera crisis tiene que ver con el incontrolable aumento de la delincuencia: asaltos por doquier a casas particulares; asaltos por doquier a transeúntes; asesinatos por encargo (Netflix ya no se nos compara); asaltos a automovilistas en calles, carreteras y al llegar a sus domicilios; asaltos a locales comerciales, bancos; en fin. Ahora se asesina también en la locomoción pública.
Los delincuentes con extensos prontuarios luciendo su “fina estampa” por las ciudades como si nada. En fin. Ahora se discute a nivel político dejar en libertad a los llamados “presos políticos o de la revuelta”, verdaderos delincuentes comunes que lo quemaron y saquearon todo: el metro de Santiago, hospitales, compañías de bomberos, locales comerciales y todo cuanto se les cruzase en su camino. Destruyeron los barrios cívicos, dejaron las ciudades convertidas en la miseria y provocaron la pérdida de miles y miles de empleos. Todo un desastre.
4. La crisis política presenta dos variables claramente definidas: la primera, la relación de la izquierda tradicional, menos la Democracia Cristiana, con el futuro gobierno de Boric, que debió recurrir a ella para nombrar a sus ministros en los principales ministerios, aquellos más relevantes. Y la Convención Constituyente, un verdadero dolor de cabeza para la política chilena y la sociedad en general. Estos temas serán tratados individualmente en futuras columnas. Lo concreto, en todo caso, es la dura realidad política que deberá enfrentar el gobierno de Boric al no contar con mayoría en el Parlamento, y ante la mirada cada vez más desconfiada de la sociedad sobre el comportamiento de los políticos sin excepción.
A lo anterior, súmense los viejos problemas asociados a educación, salud, pensiones, medio ambiente, cesantía y ahora galopante inflación. Y claro, el Covid-19 que bate récord de contagiados, día tras día.
Sí, Gabriel Boric llega a La Moneda que lo espera no con una olla a presión, sino con un calderón a presión.
(*) foto extraída de elpais.com