El 90% de la carne de Uruguay se produce en base a pasturas naturales, con una huella de carbono baja y manteniendo un ecosistema natural. Además, el 90% de los efluentes industriales son monitoreados en tiempo real por el Ministerio de Ambiente. Estos factores diferenciales fueron presentados por los ministros de Ganadería, Ambiente y Economía en una mesa sobre los desafíos de la sostenibilidad organizada por el INIA.
“Uruguay ¿un país diferente? Los desafíos de la sostenibilidad” es el nombre de la mesa de debate organizada por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), este martes 14 en el salón multiespacio de la Expo Prado 2021. En el evento, estuvieron presentes la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, y el secretario de la Presidencia de la República, Álvaro Delgado, y disertaron los ministros de Ambiente, Adrián Peña; de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche; de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, y el presidente y el vicepresidente del INIA, José Bonica y Walter Baerthgen, respectivamente.
El objetivo del debate fue analizar los principales diferenciales de Uruguay en materia de sostenibilidad y conocer las perspectivas de cada autoridad sobre los desafíos y oportunidades que se pueden abordar por la ciencia, la producción y las políticas públicas nacionales en este tema, para abrir nuevos mercados y promover inversiones.
Mattos afirmó que Uruguay no aumenta su frontera productiva a expensas del monte natural. Agregó que es importante que el país certifique sus procesos productivos con fundamentación científica y explicó que el 85% de los animales en Uruguay se crían con una dieta a base de pasto, sin anabólicos ni antibióticos, por lo que resigna potencialidad productiva, pero recibe el reconocimiento del consumidor.
La ganadería es un área emisora de gases de efectos invernadero, aunque no es responsable del cambio climático, consideró el ministro. En ese sentido, recordó que durante la restricción mundial de actividades por la pandemia de COVID-19, las emisiones de carbono se redujeron, por lo tanto, consideró que la conducta humana es la que genera deterioro ambiental.
Para Peña, uno de los diferenciales de Uruguay es la madurez del sistema político y de un Gobierno que prioriza los temas ambientales, con un cambio de paradigma, en una agenda convergente entre los ministerios de Ganadería y Ambiente para incorporar la dimensión ambiental en los sistemas productivos.
“El 90% de los efluentes industriales de todo el país están monitoreados en tiempo real por el Ministerio de Ambiente. Hay que mejorar el saneamiento y el tratamiento de los efluentes de las salas de ordeñe. Uruguay es responsable del 0,04% del problema del cambio climático, pero es afectado por ello. Por eso tiene que haber un cambio de paradigma”, afirmó el ministro.
Con un enfoque económico, Arbeleche señaló que mercados y los inversores demandan bonos uruguayos, incluso, con una perspectiva ambiental que implica un sello de calidad del país en el mundo.
El diseño de la política económica exige la incorporación de la sostenibilidad del medioambiente, por lo que el Ministerio de Economía también analiza cómo lograr la neutralidad de carbono en forma eficiente mediante el apoyo a emprendimientos de movilidad eléctrica o promoviendo la mejora en la calidad de las naftas, señaló. En noviembre, la ministra liderará el Comité de Desarrollo del Banco Mundial y el Fondo Internacional, evento en el que Uruguay abordará el tema ambiental en la agenda.
El vicepresidente del INIA, en tanto, afirmó que Uruguay es un país que produce alimentos para más de 30 millones de habitantes y puede llegar a hacerlo para más de 50 millones. Además, el país produce granos, soja, maíz y arroz con rotación de suelos y con una economía circular. El 90% de la carne de Uruguay se produce conforme a pasturas naturales, con una huella de carbono baja y manteniendo un ecosistema natural. “El 70% de las emisiones de carbono no tiene relación con la producción agropecuaria”, precisó.