Desde el año 2018 mantenemos una tasa de suicidios muy elevada, siendo la cifra por encima de los 700 casos por año y nuestra mayor preocupación está enfocada en el estrepitoso aumento de suicidios que se da en nuestros jóvenes de 15 a 19 años.
En el año 2020 se registraron 42 casos de suicidio entre adolescentes de 15 a 19 años, frente a 29 casos registrados en el 2019, lo que nos indica que en el año 2020 se incrementaron en un 45%.
Cada 3 días 1 joven en Uruguay se quita la vida, por lo tanto 120 adolescentes pierden la vida en un año, el 17% del total de los suicidios se da en esta franja etaria.
También se conoce que del total de suicidios el 80,92% son hombres y el 19,08% mujeres, por lo que 8 de cada 10 personas que se quitan la vida son hombres.
El servicio de atención telefónica VIDA que brinda ASSE para la atención de crisis, en el 2020 tuvo un incremento del 321%, mostrando claramente la vulnerabilidad de nuestra gente.
Razones, pueden ser muchas y complejas, pero sin dudas la depresión sumada al consumo abusivo de drogas, en algunos casos, es la principal.
Indudablemente el hecho de que muchos uruguayos hayamos tenido que permanecer en nuestros hogares, sin el contacto físico de nuestros amigos, sin el contacto social puede haber influido en algunos casos, pero lo que si tenemos claro es que esta problemática está más vigente que nunca y urge su tratamiento.
Entendiendo la importancia de la situación hemos acompañado con nuestro voto el Proyecto de Ley “Campaña Nacional de Concientización y Prevención del suicidio adolescente”, el mismo fue aprobado en la cámara baja del Parlamento.
Si bien esto no es la solución, creemos que vamos por el buen camino y exponemos una vez más el tema ante la sociedad.
Este proyecto tiene como objetivo organizar y promocionar en forma coordinada, entre las autoridades competentes, las acciones tendientes a la concientización y prevención del suicidio.
El desafío planteado es dar un mensaje claro y que llegue a los jóvenes . Para ello es necesario utilizar su lenguaje y hacerlo a través de los canales de comunicación que ellos frecuentan: redes sociales, aplicaciones, plataformas educativas, entre otros.
Sabemos que desde distintos Organismos se vienen realizando muchos esfuerzos pero aún no alcanzan, debemos tomar conciencia como sociedad y comprometernos con el bienestar de nuestros adolescentes y jóvenes.
El camino no es sencillo y queda mucho por recorrer.
Si no bajamos los brazos, cada uno desde el lugar que nos corresponde, tendremos jóvenes esperanzados en su futuro donde el suicido no sea la salida a sus problemas.