02 de July del 2021 a las 13:57 -
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Serán necesarios 11 años para recuperar el aprendizaje perdido debido al impacto de la pandemia en Iberoamérica 
El dato se desprende del informe Efectos en la Educación iberoamericana: un año después de la COVID-19, realizado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). 

 La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ha publicado el informe Efectos en la Educación iberoamericana: un año después de la COVID-19un estudio que analiza cuáles han sido los efectos de la crisis del coronavirus en la educación regional, poniendo su mirada en la pérdida de aprendizaje y en el impacto económico que supondrá la pandemia en Iberoamérica debido al cierre de las aulas. 

 

A partir de la evidencia recopilada en el último año, el informe concluye que la estimación global del impacto económico de la pandemia tomando en consideración la pérdida de aprendizaje de estudiantes de todos los niveles educativos varía entre una caída del 12% al 18% del nivel de renta nacional, dependiendo de los niveles de participación de la fuerza laboral en cada país. Así, con una participación laboral del 70% en un país de renta alta, se puede estimar una caída del PBI presente y futuro en términos actuales del 6%. En Iberoamérica, donde coexisten países de renta media y baja, esa cifra puede llegar a más que duplicarse en los de renta media, y a multiplicarse hasta por 7 en los de renta baja.  

 

En cuanto a la pérdida de aprendizaje, las pruebas diagnósticas que se han desarrollado en el estado de São Paulo, que realiza cada año pruebas estandarizadas a sus alumnos en áreas como matemáticas, demuestran que harán falta hasta 11 años para recuperar el aprendizaje perdido. Después de casi un año de interrupción escolar, los resultados obtenidos por los alumnos son comparables a los de las pruebas efectuadas en 2005 o 2007. El informe apunta a que la forma más efectiva de recuperar estas pérdidas, producidas por el cierre de los centros, es la realización de tutorías de pequeños grupos de refuerzo y apoyo. 

 

En ese sentido, los autores del informe (Ismael Sanz, doctor en Economía Aplicada; Jorge Sainz, catedrático en Economía Aplicada y Ana Capilla, directora de Educación Superior y Ciencia de la OEI) concuerdan que, si bien ha habido algunos estudios (de corte principalmente cualitativo) sobre el impacto del COVID-19 en Iberoamérica, en líneas generales, no resulta fácil conseguir datos debido bien a que no existen, o a que no se han puesto a disposición de los investigadores por distintas causas. Los investigadores señalan que algunas de estas razones podrían deberse a la ausencia de una cultura de la transparencia y rendición de cuentas en los sistemas educativos, lo que dificulta la definición de estrategias de acción claras y precisas en la región. 

 

 

¿Cómo ha sido la vuelta a las aulas?  

 

Por su parte, el informe Retorno escolar postpandemia en Iberoamérica: avances, reflexiones y recomendaciones, también publicado por la OEI, recoge cómo ha sido el proceso progresivo de la vuelta a las aulas en los países iberoamericanos. Así, el estudio analiza y compara el regreso presencial en las escuelas de la región, teniendo en cuenta la evolución del contexto de la pandemia en los países, las medidas sanitarias adoptadas por las autoridades nacionales, así como las políticas públicas desarrolladas en materia de educación.   

 

En ese sentido, el informe señala que, a marzo de 2021, del total de países consultados, 14 de ellos (un 67 %) habían optado por retornar a clases presenciales, frente a un 33 % no presencial. Asimismo, 8 lo habían hecho de manera obligatoria (Andorra, Argentina, Colombia, Cuba, España, Nicaragua, Portugal y Uruguay), y 5 optaron por la voluntariedad (Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala y Paraguay). A excepción de los países europeos de la región (España, Portugal y Andorra), la mayoría de los países volvieron a la presencialidad en febrero o marzo del 2021, siguiendo sus calendarios de inicio del año escolar. Solo Brasil declaró tener una modalidad mixta (obligatoria y voluntaria), ya que en su caso la decisión depende de cada estado federal.  

 

Respecto al porcentaje de escuelas que efectivamente han retornado presencialmente en cada país, los datos son variables y, en algunos casos, no se cuenta con registros oficiales. En el caso de Uruguay, a marzo de 2021, se informa que un 87 % del total de la matrícula de estudiantes en educación inicial y educación primaria ha retornado a las clases presenciales. Chile, por su parte, señala que este porcentaje llegó a alcanzar al 38 % de los establecimientos educativos y en Costa Rica un 93 % de los centros públicos del país han retornado presencialmente, porcentaje que en Guatemala alcanza al 100 % de dichos centros educativos.   

  

Distintas prioridades  

 

De acuerdo con el informe, 12 de los países manifestaron contar con un comité de expertos asesor de los ministerios de Educación en materia de retorno escolar. Los datos muestran que los especialistas pusieron el foco en los criterios de priorización del retorno de determinados niveles educativos sobre otros. Así, se observa que no existieron criterios compartidos entre los países, así como tampoco una fundamentación homogénea en las decisiones tomadas al respecto, pero sí se advierte una tímida tendencia a iniciar con los primeros niveles educativos.   

 

  

La OEI recomienda  

 

Ambos estudios concluyen con una serie de recomendaciones que apuntan a dos ámbitos: políticas públicas y centros escolares, y que van dirigidas a ministerios de Educación, especialistas en la materia, docentes y sociedad en general. Las recomendaciones ponen sobre la mesa una vuelta a las aulas aún en contexto de pandemia, así como la implementación de un modelo educativo inclusivo enfocado en reducir al máximo la brecha digital en la región. Entre ellas destaca la generación de más espacios de reflexión y cooperación internacional, identificando buenas prácticas e innovaciones interesantes.  

 

Asimismo, la organización recomienda establecer mesas sectoriales por niveles educativos (educación parvularia, educación básica, media y superior, así como en materia de educación especial) para generar reflexiones y recomendaciones pertinentes para cada etapa. También, con la modalidad mixta se pueden ocasionar ciertas dificultades en los docentes a la hora de desarrollar las clases, por lo que el informe sugiere conocer y adaptarlas a los nuevos tiempos y necesidades, teniendo en cuenta la posibilidad de contar con apoyos extras. 

 

En el ámbito de los centros escolares, se sugiere prevalecer el centro educativo innovador e híbrido frente al reduccionismo de las aulas exclusivamente, así como revisar el currículo en torno a sus principales objetivos y aprendizajes esperados, siendo capaz de responder a la diversidad de contextos y de estudiantes, sin generar desigualdad o exclusión.  

 

  

 

(1991)


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