Aunque el 2020 será recordado como el año del coronavirus, tuvo otra particularidad que permitió apreciar la magnitud de un desastre que se desarrolla más lentamente, casi invisible por las urgencias de la pandemia, pero con consecuencias más dramáticas a largo plazo. Fue el año más caluroso registrado en la historia de la humanidad, junto al 2016.
El cambio climático, a diferencia de nuestras vidas en épocas de covid-19, no está en pausa. El aumento de la temperatura promedio del planeta ya está provocando tormentas severas, olas de calor, episodios de sequías, desplazamientos humanos y derretimiento de los glaciares, problemas que solo se acelerarán si no se actúa en forma urgente a nivel global.
Aunque el Acuerdo Climático de París, firmado por 190 países, haya fijado distintas metas de aquí al 2100 para revertir esta situación, el momento de actuar es hoy, no mañana. Y hacerlo requiere aprender a borrar nuestras huellas.
Borrar las huellas para seguir andando
Todos dejamos un impacto en el mundo. Lo que consumimos, la forma en que viajamos, lo que fabricamos, las actividades que hacemos, el modo en que nos deshacemos de los residuos, todo contribuye a generar emisiones que inciden en el calentamiento del planeta. A eso se le llama “huella de carbono”, que es nuestro aporte a la cantidad de gases de efecto invernadero que se liberan en la atmósfera y que año a año aumentan la temperatura de la Tierra. El más importante de ellos es el dióxido de carbono, conocido como CO2, que se usa como unidad para medir las emisiones de los distintos gases.
Así como una persona puede optar por reducir o neutralizar su huella de carbono, ya sea usando transportes más amigables con el medioambiente, energías más limpias o plantando árboles que capturan carbono, lo mismo ocurre con las empresas. Mientras más grandes sean, mayor será su impacto y su responsabilidad social para mitigar estos efectos.
Si bien se habían realizado estimaciones en diferentes etapas del proceso productivo, Montes del Plata, con el fin de conocer cuál es el balance de carbono a lo largo de toda su cadena de valor, encomendó a un consultor especializado un informe, basándose en datos de la propia empresa y también información nacional, siguiendo lineamientos internacionalmente reconocidos[1].
Cuando sacar la calculadora es bueno
Calcular la huella de carbono es similar a colocar varias cosas en los dos platos de una balanza. De un lado se pesan los factores que contribuyen a las emisiones y del otro los que contribuyen a remover o almacenar los gases de efecto invernadero existentes en la atmósfera.
En el caso de Montes del Plata, por ejemplo, de un lado se calculó el uso de combustibles fósiles en todas las actividades de la empresa (como el transporte, las actividades de plantación, cosecha, carga, caminería e industria) así como las emisiones producidas por el ganado de terceros que pastorea en predios de Montes del Plata. Del otro lado, se analizó el carbono capturado por las plantaciones forestales (45.000 árboles, herramienta esencial para mitigar el cambio climático, son plantados por la empresa cada día) y por los bosques nativos que Montes del Plata conserva en sus terrenos.
Adicionalmente, la planta genera energía limpia y renovable que es utilizada por la propia planta, reduciendo significativamente el consumo de combustibles fósiles (no renovables) en el complejo industrial. El proyecto de generación de energía a partir de recursos renovables fue admitido por las Naciones Unidas a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que es un procedimiento contemplado en el Protocolo de Kioto.
Menos es más
Mientras más negativo sea el resultado de la ecuación emisiones menos capturas, más positivo será para el medioambiente. ¿Cuál fue el resultado de la balanza para Montes del Plata? Tanto en 2018 como en 2019 la empresa capturó más gases de efecto invernadero de los que emitió. La diferencia fue especialmente notable en el 2019, donde el saldo neto negativo fue de 1.969.859 toneladas de CO2.
Para comprender cabalmente lo que significan estos números y el impacto favorable que tienen en el medioambiente, es útil establecer algunas comparaciones con las cifras de emisiones producidas por fuentes muy distintas: el medio de transporte más popular, nuestra capital y un evento global masivo.
Por ejemplo, la cantidad de CO2eq que Montes del Plata capturó en 2019 equivale, aproximadamente, a:
-las emisiones del 42% del parque automotor en Uruguay en ese año.
-las emisiones del 52% de la ciudad de Montevideo según último inventario de GEI.
-las emisiones de casi cuatro juegos olímpicos (tomando como base la realizada en Río de Janeiro en 2016).
La empresa continuará midiendo su huella de carbono en el tiempo como parte de su compromiso de contribuir a la mitigación del cambio climático. Esta medición permanente se realizará dentro de una estrategia de gestión del carbono.
Hoy Montes del Plata es carbono negativo. Significa que tiene excedentes de captura de gases de efecto invernadero, algo beneficioso no solo para Uruguay sino para el planeta, un compromiso para el futuro que se comenzó a forjar ayer.
Acerca de Montes del Plata
Montes del Plata es una empresa forestal-industrial fundada en Uruguay en el año 2009 dedicada a la producción de pulpa de celulosa de Eucalyptus.
Su celulosa se produce en un complejo industrial de última tecnología próximo a Conchillas, en el departamento de Colonia, que genera a su vez energía eléctrica renovable.
Tiene más de 150.000 hectáreas de plantaciones forestales propias y en acuerdos con productores locales distribuidas en trece departamentos del país, las cuales se integran con montes nativos y otras áreas naturales que se conservan.
Desde la producción de plantines en un vivero propio hasta la exportación de celulosa, Montes del Plata involucra en toda su cadena productiva a más de 6500 personas.
Acerca de Agustín Inthamoussou, autor del informe Balance de Carbono
Agustín Inthamoussu es Ingeniero Agrónomo Forestal con Máster en Dirección y Administración de Empresas y estudios Euroforester de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas.
Actualmente es consultor independiente especializado en cambio climático y desarrollo sostenible. Su trayectoria abarca proyectos y consultorías nacionales e internacionales.
Su trabajo para el Banco Mundial le ha llevado a desarrollar acciones de mitigación del cambio climático con soluciones basadas en la naturaleza. También forma parte del panel de expertos de las Naciones Unidas para el Cambio Climático para la revisión de inventarios de gases de efecto invernadero.
Ha realizado evaluaciones de estrategias nacionales y subnacionales de programas de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD +) e iniciativas sobre paisajes forestal sostenible en América, Asia y África. Brinda asesorías a empresas privadas en cambio climático, huella de carbono y proyectos para la generación de créditos de carbono.
[1] Se tomaron como referencia los lineamientos de la norma ISO 14.064-1: 2006 y del GHG (Protocol Corporate Accounting and Reporting Standard). Más información en https://www.iso.org/obp/ui#iso:std:iso:14064:-1:ed-1:v1:es y https://ghgprotocol.org/corporate-standard
(*) fuente Montes del Plata.