El Sub Coordinador General del Plan Juntos, Daniel García Pintos (foto) presentó renuncia a su cargo por diferencias con el Coordinador General Rody Masías, haciéndole llegar la nota a la Ministra Irene Moreira en la cual hace conocer esas diferencias a las que considera "insalvables" y que tienen relación con la "conducción" que Masías le da a este programa.
El texto completo de la renuncia es el siguiente:
"Señora Ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Dra. Irene Moreira.
Por la presente vengo a presentarle mi renuncia al cargo de Sub Coordinador General del Plan Juntos con que fui honrado por usted el 11 de mayo de 2020. Motiva la misma las insalvables diferencias que mantengo con el Coordinador General Rody Masías, respecto de la forma en que éste conduce a la referida institución. Esta tiene como principal objetivo brindar soluciones habitacionales para los más necesitados. Los recursos proceden, obviamente, del bolsillo de todos los contribuyentes. Sólo enumero algunas razones:
1) Gruesos errores de enfoque al negociar con el sindicato de la construcción una reclamación que, consecuencia de un atraso breve en el pago de una quincena, agosto 2020, atraso no atribuible a la empresa, le significó a ésta, en la ocasión, y a pesar del asesoramiento en contrario que recibió respecto de la "decisión" que finalmente tomó Masías, un perjuicio económico importante en muchos miles de dólares, equivalente a aproximadamente el valor de 10 a 12 soluciones de mejoramiento de vivienda de familias muy humildes.
No hago crítica para los dirigentes sindicales, que defendieron lo suyo;
2) Más reciente, diciembre pasado y por no escuchar a quienes le aconsejaron poner sereno de vigilancia privada, en una casa en un barrio complicado, cuya titular falleció en esos días, pocas noches después dicha fue "vandalizada". La reconstrucción de la misma, mano de obra y materiales, costó aproximadamente USD 14.200, equivalente a 4 o 5 canastas de materiales para otras tantas familias necesitadas.
3) Muy pocas soluciones para uruguayos de uniforme policial y militar que viven en viviendas muy precarias en barrios muy complejos.
4) Y por último, lo más doloroso, el destrato hacia parte del personal, algunas de ellas mujeres a quienes en ocasiones vimos llorar. No siempre fui testigo directo de los hechos concretos, pero sí recibí en mi oficina, a algunas de estas damas, que, conmovidas hasta el llanto me comentaron el mal momento que sufrieron. Hice lo correcto cuando en más de una ocasión le reclamé que no les faltara el respeto a estas nuestras compañeras de trabajo.
No es de buen varón irrespetar mujeres, aprovechando el desempeño de un cargo; por el contrario, es cobardía.
Me voy para mi casa después de 11 meses de trabajo, habiendo recibido de vecinos participantes del Plan Juntos numerosas demostraciones de cariño y afecto, y con los trabajadores durante ese tiempo, muestras de mutuo respeto".
Fotografía¨la diaria