En el día de hoy voy a hablar de este 8 de marzo que quien iba a pensar me encontraría sentada acá, representando UNIR, representando tantas cosas. Hoy, primeramente quiero dirigirme a nosotras, las mujeres, que muchas veces por el miedo al qué dirán nos privamos de muchísimas cosas, por el simple hecho de tener miedo a fallar en una sociedad que tanta presión nos impone. En el día de hoy nos quiero decir que siempre, siempre no importa que es lo que hagamos la presión de la sociedad la vamos a tener, si demostramos emociones, así sean llantos o carcajadas somos “dramáticas” porque bueno, no es para tanto; si queremos hacer un cambio que no sea de los que siguen la corriente vamos a ser “locas”, si queremos usar algo que nos hace sentir lindas y esto implique mostrar nuestro cuerpo enseguida nos van a atribuir intencionalidades o simplemente tratarnos de “regaladas”; si soñamos con igualdad de oportunidades estamos delirando, si defendemos algo con uñas y dientes somos “histéricas”; si en algo nos va muy bien es porque atrás hay algo arreglado, si nos enojamos y levantamos la voz somos “irracionales”, si gozamos de una vida sexual libre ya todas sabemos la palabra que se nos atribuye, ni hablar si decidimos compartir nuestra sexualidad con otra mujer, todas sabemos en ese caso que nos hubiera hecho falta no?; si señalizamos los distintos tipos de violencia somos “exageradas” y si gritamos que no están todas, que faltan todas las gurisas y mujeres que han y siguen desapareciendo somos “feminazis”. Pero si hay algo que es innegable es que, a lo largo de la historia y muchas veces sin querer, sin intencionalidades siempre hemos sido las locas, las irracionales, las insistentes quienes hemos generado algún cambio, quienes vamos empoderando a otras mujeres para que nada las detenga, para que nadie las calle, que sin querer muchas veces terminamos siendo valientes por jugarnos la cabeza defendiendo pensares, cosa que no debería ser así pero lo es, porque hay que tener los ovarios bien puestos para no achicarse y bajar los brazos Quiero que en este lugar nunca nos falten las Fabianas que pueden con todo, las Delfinas y las Sofía, las Beatriz, las Enriqueta, las María Esther, las Andreas y Cecilias que siempre están presentes, ocho mujeres a las que les debemos que todo este siempre impecable, que nunca falten las Claudias que siempre intentan solucionar todo de la mejor manera, las Gissel con sus valiosos aportes, las Maritas que buscan armonizar, las Maykas que se mantienen firmes, las Tatianas con mil batallas, las Dolores prestando minuciosa atención a los temas, las Andreas que siempre están impecables, las Amparo de buen humor y las Marías que viajan con paciencia, porque compañeras cada una de nosotras con nuestros aciertos y errores, con nuestras virtudes y defectos, acá representamos mucho más que una bancada, representamos años y años de lucha de otras mujeres y estamos dando la lucha cada una de nosotras desde nuestro lugar para que cada día seamos más visibilizadas, más tenidas en cuenta, para que no se nos otorguen lugares por ser mujeres y quedar bien sino que se nos ponga en el lugar que merecemos por nuestras aptitudes, capacidades y por nuestras distintas formas de ser, pensar y actuar. Y ustedes varones que tienen mujeres en sus filas de suplencia y hoy decidieron no darles el lugar les pido que también las hagan valer, como lo hicieron nuestros compañeros y acá tenemos presente a Elsita, Luz, Carolina, Florencia y Angélica que son, cualquiera de ellas unos tremendos valores políticos; no quiero pensar que en sus casos, los nombres de las mujeres hayan sido solo para completar la lista y cumplir con la ley, piensen en todo lo que ellas puedan aportar y sumar a este sistema que tanto violeta le hace falta.