La suplente de Edil del Frente Amplio, Carolina Silva, durante los asuntos previos de la Junta Departamental también se refirió al Día Internacional de la Mujer.
Al respecto en su exposición manifestó: "Esta es la primera vez que participo de esta instancia ya que soy edila suplente. La fuerza política que integro resolvió que este día, la bancada sea toda integrada por mujeres, cuestión que hubiese sido buena que la hubiesen imitado los demás partidos políticos. Escribí algunas palabras para esta ocasión que voy a pasar a leer
"SI NO VENÍS EL DOMINGO, NO HACE FALTA QUE VENGAS EL LUNES"
El Día Internacional de la Mujer no fue parido en un evento único, sino si no que se fue engendrando con la suma de varias luchas que llevan más de cien años.
Parte del rescate del significado de esta fecha requiere de un breve repaso histórico
Es en 1914 cuando las mujeres del mundo lanzaron un llamado de fraternidad universal y fijaron el 8 de marzo como fecha dedicada a la mujer luchadora.
Para la ONU, por ejemplo, es a partir de 1975 que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, sin otra caracterización.
En ese entonces, en Uruguay, estábamos en dictadura y solo pudimos salir de ella 10 años después.
Si bien en nuestro país hubo algunos antecedentes de manifestaciones, fue en 1984 cuando se conmemoró por primera vez un 8 de marzo. Por suerte la dictadura estaba agonizando.
En Estados Unidos, el país de origen de algunos eventos trágicos relacionados a esta fecha, recién se empezó a conmemorar a partir de 1994.
Pero hay que remontarse a finales del siglo XIX para recordar las primeras manifestaciones. Si hacemos ese ejercicio, entenderemos por qué insistimos en señalar para recordar y que no se invisibilice el carácter obrero que dio origen al 8M.
Luego de la Revolución Industrial, la economía se vio transformada, de modo que al integrarse las mujeres al mundo del trabajo y por ende al movimiento obrero, también comenzaron a alzar su voz, pero continuaban siendo explotadas sin ninguna ley que las amparara. No podían votar, ni manejar su dinero, no accedían a la educación, morían jóvenes, eran discriminadas.
El 8 de marzo de 1857, miles de mujeres obreras textiles organizaron una huelga para demandar salarios más justos y condiciones laborales humanas.
Dos años después crearon su primer sindicato para pelear por sus derechos y 51 años después, 15.000 mujeres volvieron a llenar las calles de Nueva York para exigir un aumento de sueldo, menos horas de trabajo, derecho al voto y prohibir el trabajo infantil bajo el lema “Pan y Rosas”.
El 25 de marzo de 1911, 146 personas, de las cuales, 123 eran mujeres, mueren encerradas en una fábrica textil que estaba trancada desde afuera. El incendio fue accidental. Las muertes fueron por negligencia e irresponsabilidad patronal. Murieron asfixiadas, quemadas, aplastadas por los derrumbes y algunas saltaron al vacío desde los pisos más altos del edificio.
Este evento trágico reflotó los reclamos justos de las trabajadoras que seguían denunciando las precarias condiciones laborales que debían soportar.
Querían más salarios, por semana ganaban 6 dólares, las jornadas laborales eran de 13 horas con media hora de descanso, de lunes a domingo. Por eso lo del título, porque si no iban a trabajar también el domingo, el lunes estaban despedidas.
No podían ir solas al baño, siempre las acompañaba un hombre, eran manoseadas y humilladas. Querían condiciones dignas, ser tratadas como personas, alejar a los niños y las niñas de ese mundo.
Los hombres ganaban por el mismo trabajo, 56 dólares semanales, 50 dólares más que las mujeres.
El patrón, facturaba por año el equivalente a 50 millones de dólares.
Las edades de las víctimas iban desde los 14 a los 48 años. Muchas eran analfabetas.
En los sindicatos tampoco tenían voz, pese a ser las 2/3 partes de la plantilla de afiliados.
Las lideres del movimiento obrero femenino eran emboscadas en las calles y atacadas físicamente, porque los patrones contrataban hombres para que les pegaran con el propósito de amedrentarlas. Luego las despedían y las ponían en listas negras para que ningún otro patrón las contratara.
Con esta reseña, espero se pueda comprender el carácter obrero, clasista, anticapitalista, anti patriarcal, antirracista, del 8M que nada tiene que ver con roles que nos asignen los varones, ni con mandatos sobre los que no hemos sido consultadas, que nos asignaron los hombres, que son, por cierto, los que escriben la historia".
CAROLINA SILVA