Termina el 2020. Un año singular, y si bien todos los años han tenido sus rasgos particulares, en éste perdimos cosas, ganamos otras, tuvimos que reconvertirnos, rearmarnos, sobrellevar las adversidades aprendiendo de los errores para seguir.
Como empresa y como familias sufrimos algunas pérdidas, y tuvimos algunas incorporaciones o pequeñas conquistas que nos permitieron continuar; y en ese transitar aprendimos nuevas formas de relacionarnos y enfrentar las circunstancias impuestas por el Coronavirus.
Quizá el 2020 nos dejó como enseñanza, si es que algo se aprende de las adversidades, que las pérdidas nos ayudarán a crecer. Que antes del 13 de marzo de 2020 éramos verdaderamente libres y no nos dábamos cuenta. Si algo perdimos, más allá de lo material, es que las pequeñas cosas que nos hacían funcionar como comunidad eran un condimento importantísimo para vivir.
Aprendimos que un mate, más que una infusión, era un vínculo en la charla familiar, y que no es lo mismo una rueda de amigos cada uno con su mate que si pasa de mano en mano. Aprendimos que el fútbol de los domingos es algo más que dos equipos procurando el triunfo, sino que es el pretexto semanal para el encuentro con el otro. Y que no es lo mismo verlo por televisión y sin público en las tribunas.
Aprendimos muchas más cosas con todo lo que perdimos desde el 13 de marzo hasta el presente, que va mucho más allá de las pérdidas materiales o las físicas (que también las tuvimos); porque en primera y última instancia somos animales gregarios, y el Coronavirus vino a separarnos, a mostrarnos de manera más que explícita que poco importa lo que cada uno tiene individualmente si no sabemos funcionar y razonar como comunidad.
Si algo podemos sacar de positivo de este 2020 es que debemos aprender que las acciones individuales de poco sirven, por más que persigan las mejores intenciones, si no apuntan a un objetivo en común con el resto de quienes nos rodean. Que lo común no es siempre sinónimo de ordinario, vulgar o frecuente. Que común es aquello que no es privativo de nadie, y que pertenece o se refiere a varios, a la comunidad.
Si no aprendimos eso, las vacunas solo servirán para curar el cuerpo, pero la verdadera pandemia será la soledad del individuo frente a su propio destino, sin importarle quien tiene a su lado.