21 de October del 2020 a las 08:41 -
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Comunicado del Comité de Estabilidad Financiera
La economía uruguaya también viene siendo afectada por los efectos del COVID-19. La propagación del virus, la incertidumbre acerca de su evolución futura, así como las medidas de distanciamiento social necesarias para su contención tuvieron impactos

El Comité de Estabilidad Financiera se reunió en el día de la fecha para analizar la situación del sistema financiero y evaluar los potenciales riesgos que podrían afectarle. Se concluyó que el sistema financiero doméstico se encuentra estable y en condiciones de procesar los riesgos, en particular aquellos relacionados con los impactos de la propagación del COVID-19. Los miembros del Comité ratifican su decisión de realizar un seguimiento constante de la situación, así como de continuar coordinando las acciones que se entiendan necesarias.

Durante la reunión se consideró que la persistencia y profundización, tanto a nivel global como doméstico, de los efectos del COVID-19 representan la principal fuente de riesgos en la actual coyuntura. A nivel global, la propagación del COVID-19 ha resultado en una abrupta desaceleración de la economía en el primer semestre del año. La economía china se viene recuperando rápidamente luego de una fuerte desaceleración en el primer trimestre y las proyecciones de crecimiento para este año se han revisado al alza. Si bien la actividad mundial comenzó a repuntar en junio de 2020, rebrotes, nuevas olas de contagio y medidas cada vez más estrictas de distanciamiento social y restricciones a la movilidad en algunos países imponen cierto freno a la recuperación observada en los últimos meses.

En un contexto de mayor vulnerabilidad general, los principales índices accionarios han aumentado luego de la caída inicial ocasionada por el COVID-19 y alcanzan valores similares a los observados antes de la pandemia. La volatilidad, en tanto, sigue siendo elevada y la incertidumbre acerca de la política económica creció fuertemente en el primer semestre del año. La situación global y la llegada del COVID-19 ha impactado fuertemente la actividad en países de la región, complicando los procesos de corrección de desequilibrios macroeconómicos.

La economía uruguaya también viene siendo afectada por los efectos del COVID-19. La propagación del virus, la incertidumbre acerca de su evolución futura, así como las medidas de distanciamiento social necesarias para su contención tuvieron impactos negativos en la actividad en el primer semestre del año afectando el ingreso y el empleo. Ante esta situación, las autoridades vienen adoptando medidas tanto sanitarias como económicas para procesar de la mejor manera estos efectos.

En este contexto, el sistema financiero doméstico ha venido contribuyendo a procesar el choque ocasionado por el COVID-19 y a canalizar las medidas adoptadas por las autoridades. Los indicadores de solvencia y liquidez del sistema bancario son adecuados, pese a que la calidad de su cartera crediticia podría haberse visto afectada negativamente por la caída transitoria en el nivel de actividad y la incertidumbre con respecto a la evolución de la pandemia. Las medidas económicas adoptadas en el marco de la emergencia sanitaria han apoyado la provisión de liquidez y crédito a empresas y hogares y no se han identificado dificultades en el funcionamiento de la cadena de pagos. La evolución de la situación de los usuarios de crédito y la cadena de pagos seguirán siendo monitoreados por las autoridades a efectos de tomar las medidas de política que se entiendan necesarias.

Para evaluar la estabilidad del sistema financiero se realizaron pruebas de tensión a la cartera de crédito afectada por el COVID-19. Los resultados indican que las instituciones bancarias se verán afectadas negativamente, pero están en condiciones de procesar el riesgo. Además, el sistema financiero cuenta con capacidades para facilitar la gestión de estos riesgos: su fortaleza institucional, la flexibilidad cambiaria, la disminución de descalces financieros en el sector privado, el nivel de reservas internacionales, la estructura de endeudamiento, las líneas de crédito precautorio en el sector público, entre otras.

Del análisis realizado se concluye que el sistema financiero doméstico se encuentra estable y en condiciones de procesar los riesgos, en particular aquellos relacionados con los impactos del avance y la profundización del COVID-19. Las propias capacidades del sistema, dentro de las que se destacan sus niveles de solvencia y liquidez, así como las medidas de política que vienen siendo implementadas determinan que el sistema financiero esté en condiciones de contribuir al procesamiento de los riesgos, facilitando de esta manera al desempeño presente y futuro de la economía. De todas maneras, los miembros del Comité ratifican su decisión de realizar un seguimiento constante de la situación, así como de continuar coordinando las acciones que se entiendan necesarias, en el lapso que medie hasta su próxima reunión ordinaria.

(1971)


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