La emergencia sanitaria nos ha obligado a pensar otras formas de hacer escuela -desde la virtualidad y ahora rumbo a la presencialidad-, llevando al máximo la creatividad del colectivo docente y de las familias, que han abierto las puertas de sus hogares a las nuevas propuestas. Este nuevo contexto ha traído consigo una nueva “pedagogía de la empatía”, resume la inspectora técnica del CEIP.
“La emergencia sanitaria nos ha obligado a repensarnos en nuestras prácticas, lógicas, la organización institucional y hasta en nuestras biografías escolares”, sostuvo Selva Pérez, la Inspectora Técnica del CEIP sobre el nuevo contexto que nos ha traído el COVID-19.
“Esta nueva escuela trae consigo un nuevo entramado de escenarios, que se alternan entre la presencialidad, la educación a distancia y la virtualidad”, agregó la técnica. Estos nuevos escenarios “nos obligan a reposicionarnos y a reflexionar cómo enseñamos y qué enseñamos”, también ha traído que “el colectivo docente haya tenido que profundizar en la teoría y relacionarlo con la práctica”.
Mucho se ha hablado de los cambios en las pedagogías, sostiene la técnica, por lo que “prefiero inaugurar una expresión que hace a este momento en el que estamos de retorno a la presencialidad: la pedagogía de la empatía”. Hoy más que nunca, la empatía “significa desarrollar la habilidad cognitiva, intelectual, emocional o afectiva de entender los sentimientos del otro, de ponerse en los zapatos del otro y entender lo que le pasa”, resumió Pérez.
En todo este proceso ha sido fundamental la presencia y la comunicación con las familias: “nos abrieron las puertas de su casa para entrar a través de un Zoom o la plataforma CREA, y hoy tenemos la suerte de volver a abrirle las puertas de las escuelas para seguir construyendo juntos esta pedagogía de la empatía”.
“La pedagogía de la empatía sí o sí hace pensar la profesión desde la ética e implica tomar conciencia de que la profesión docente es aceptar el desafío de ofrecer un servicio educativo que te hace correr de tu lugar personal para pensar siempre en el otro”, sostuvo la técnica y continuó: “pensar en lo que el otro necesita, descubrir lo que el otro puede, poner al servicio del otro para un desarrollo integral”.
“Si te ponés desde ese lugar, siempre lo que vas a crear va ser muy bueno para el otro, porque implica hacer un ejercicio de abstracción, de sublimación, justamente pensar más en el otro que en uno mismo. Poner tu trayectoria, tu formación y tu capacidad al servicio de ese otro; eso es lo esencialmente humano”, resumió.
Además, en este momento tenemos que “buscar el exquisito equilibrio entre darle la continuidad a lo que venía desde lo virtual -para que haga carne en lo territorial y en lo presencial- y a su vez la proyección en la virtualidad”, concluyó.
(*) Fuente www.ceip.edu.uy/