Hace unos días, Manini Ríos preguntó en el Parlamento: "¿Era necesario e imprescindible detener en estos momentos de pandemia al capitán Lawrie Rodríguez con todas sus vulnerabilidades?
De haber estado ahí, nuestra respuesta hubiera sido: Era necesario e imprescindible detenerlo mucho antes, porque el crimen se cometió hace décadas y la justicia, cuando tarda, no es justicia. Es nocivo para un sistema democrático que un integrante del Poder Legislativo reclame a otro Poder (que debería ser independiente) que enlentezca aun más su trabajo, que demore aun más sus actuaciones.
Un minuto antes el líder de Cabildo Abierto había preguntado: "¿Hasta cuándo seguirá actuando este tipo de venganza?".
De haber estado ahí, nuestra respuesta hubiera sido: La venganza es un concepto extraño al orden jurídico uruguayo. El Poder Judicial debe ocuparse de hacer cumplir las normas. En la venganza -hermana del miedo- hay un daño y satisfacción al dañar. Es peligroso que un Senador se maneje en términos tan ajenos al Derecho y tan alejados de la justicia, que no es otra cosa que dar a cada cual lo que a cada cual corresponda, ni de más ni de menos.
Finalmente preguntó el Senador: "¿Hasta cuándo se seguirá procesando a militares octogenarios por hechos ocurridos hace 50 años?".
De haber estado ahí, nuestra respuesta hubiera sido: Hasta que todos los crímenes de lesa humanidad que el Estado cometió sistemáticamente contra el pueblo uruguayo sean juzgados en el marco del debido proceso y con todas las garantías para todas las personas. Es preocupante que un legislador no lo sepa.
De todos modos, no es un exmilitar quien debe hacer las preguntas. Es la sociedad quien hace la pregunta: ¿Dónde están?
Los exmilitares, los expolicías y el conjunto de civiles que actuaron durante el Terrorismo de Estado, deben dar las respuestas.
Comisión Memoria, Justicia y contra la Impunidad Soriano
Fuente: comunicado