La decisión gubernamental de incluir entre sus políticas, el diseño de un Sistema Nacional Integrado de Cuidados y comenzar su implementación en este período implica un logro muy importante para el movimiento de mujeres las que han venido impulsando esta iniciativa desde 2008.
Han transitado por los ámbitos de debate público para plantear las demandas y el Estado ha avanzado en el diseño del Sistema Nacional Integrado de Cuidados. En esta etapa quieren contribuir y asegurar la incorporación de la perspectiva de género en el diseño y en su posterior implementación.
La Red Género y Familia, Ciedur junto con CNS Mujeres y REMSO, organizan un encuentro con representantes de organizaciones de mujeres del interior del país, interesadas en la temática, para que aporten sus experiencias y propuestas para la inclusión de la perspectiva de género en el Sistema de Cuidados y, a la vez, sean transmisoras de lo debatido, sensibilizando sobre la importancia de la temática y comprometiendo a un creciente número de personas, organizaciones y tomadores de decisión en la implementación urgente de este sistema
Esta actividad es parte de un proyecto más amplio y cuenta con el apoyo de la Comunidad Europea.
El encuentro será este viernes 13 en el Salón de Convenciones del Hotel Colón. (Colón 169, entre Paysandú y Giménez) entre las 14.00 y 17.30 horas
Confirmar asistencia al teléfono 099 530 716 o al mail albaaguilar@adinet.com.uy
Propuestas desde las organizaciones de mujeres
Uruguay está experimentando transformaciones muy importantes que responden a la así llamada segunda transición demográfica. Algunas de las características más relevantes de este proceso son un creciente envejecimiento de la población, cambios de las familias en su tamaño, composición, estructura y funciones y modificaciones en las relaciones entre hombres y mujeres.
El envejecimiento de la población trae consigo una mayor cantidad de personas dependientes que necesitan ser cuidadas ya sea por enfermedad o por discapacidad.
A estas necesidades de cuidado se deben agregar aquellas destinadas a la infancia, a los enfermos y a los discapacitados, sectores de población que dependen de diversas maneras de otras personas para poder realizar las tareas elementales de la vida y poder hacerse cargo de sí mismos.
Tradicionalmente los cuidados a las personas dependientes han sido provistos en su mayor parte en el ámbito familiar, y dentro de este contexto, brindados por las mujeres. En la actualidad las familias son pequeñas y muchas veces a cargo de un solo adulto; las mujeres se están incorporando crecientemente al mercado laboral, y sus proyectos de desarrollo personal van más allá del bienestar de su familia. Todos estos factores contribuyen a que existan menos cuidadoras disponibles en el ámbito doméstico con el consiguiente déficit de cuidado. Las familias solucionan parcial y desigualmente estas carencias acudiendo a la compra de servicios formales o informales y al uso de los insuficientes recursos públicos destinados a estas acciones. Las crecientes necesidades de cuidado son en la actualidad un problema de gran magnitud e impacto para las familias, especialmente para las mujeres, rebasando su capacidad de respuesta, distorsionando muchas veces las relaciones entre sus miembros y cubriendo malamente las necesidades de las personas dependientes.
Los cuidados son prodigados fundamentalmente por mujeres que realizan estas tareas con escasa remuneración o sin ella y sin el correspondiente reconocimiento ni en su familia ni en la sociedad. Cuidar de otros es una función que hace parte inherente del rol femenino y en general no es concebido como un trabajo.
En tanto no haya un reconocimiento del cuidado como trabajo, esta actividad no tiene contrapartidas adecuadas en salario, protección social ni valoración, lo que redunda en el empobrecimiento y en el aumento de la vulnerabilidad material y espiritual de la persona que cuida.
Como las tareas de cuidado se distribuyen de manera asimétrica entre hombres y mujeres, son estas las que padecen mayormente las consecuencias de desempeñar estas tareas que las ancla en la vida doméstica, limitando sus posibilidades de desarrollo personal, laboral y ciudadano.
Los cuidados a las personas dependientes no pueden continuar resolviéndose en el interior de las familias bajo su exclusiva responsabilidad, han dejado de ser un problema estrictamente privado y doméstico y deben ser abordados colectivamente a nivel de las políticas públicas con el concurso de los diversos actores implicados: Estado, mercado, comunidad y familias.
Sin embargo, un Sistema de Cuidados puede contribuir al ejercicio de los derechos humanos en equidad entre hombres y mujeres o bien ayudar a profundizar y consolidar las inequidades entre ellos. Por ello consideran ineludible e impostergable la incorporación de la perspectiva de género en el diseño del SNIC desde sus comienzos.
El diseño e implementación del SNIC debe incluir como uno de sus objetivos no negociables la promoción de la autonomía de las mujeres y el ejercicio de la corresponsabilidad de los cuidados entre éstas y los hombres. El cumplimiento de estos objetivos contribuirá a que las mujeres ejerzan sus derechos, se incorporen más plenamente a los diversos ámbitos del mundo público favoreciendo, así, el desarrollo de una sociedad más productiva, más justa, más equitativa y más solidaria.
El programa
13.30 a 14.00 Acreditaciones
14.00 a 14.20 Apertura: Red Género y Familia, CNS Mujeres, representante local de organizaciones de mujeres
14.20 a 15.00 Exposición Clara Fassler, coordinadora RGF
15.00 a 15.15 Break
15.15 a 15.30 Presentación de video
15.30 a 16.15 Trabajo en grupos
16.15 a 17.00 Plenario