El documento procura ser un instrumento para abordar el tema con los pacientes, el entorno y la comunidad. El titular de la organización, Mario Zelarayán, abogó por impulsar un cambio cultural que incluye el destierro de varios mitos en torno al alcohol.
La Guía Consumo de alcohol y salud aborda los efectos nocivos que produce la ingesta de esa sustancia. Apunta a la asociación entre alcohol y actividad física, aspectos de alimentación y nutrición, estrategias de comunicación y marketing, así como su relación con la hipertensión arterial, las arritmias cardíacas y la cardiopatía isquémica.
Zelarayán conversó con la Secretaría de Comunicación Institucional sobre este documento y todo lo que implica alcanzar ese cambio cultural, que llevará décadas, pero en el que es necesario invertir. Insistió en que beber una copa de vino por día no es bueno para el corazón, como se dice, y que no se necesita tomar alcohol para divertirse, al tiempo que rechazó cualquier tipo de consumo excesivo.
Existe evidencia científica de los daños que provoca el consumo, tanto en el corazón como en el aparato circulatorio, el cerebro, los pulmones y los riñones. En el mismo sentido, desterró el mito de que es bueno que los niños beban, ya que les provoca alteraciones cognitivas, al igual que las embarazadas, por el impacto para el bebé. Aseguró que no es oportuno elegir un vino o un whisky para hacer un presente a una persona allegada como agradecimiento y que es erróneo recurrir a tomar alcohol para quitarse el frío o dormir. Tampoco es una opción tomar si se va a conducir o se está trabajando.
En este contexto, el especialista recomendó que no se promuevan los chistes sobre borrachos como si esa figura fuera simpática cuando, en realidad, se trata de una persona enferma. “Hay que derribar los guiños culturales al alcohol, la beatificación del alcohol”, indicó.
“El consumo de alcohol es milenario, es una de las costumbres más viejas de la civilización y más penetrantes en la vida de las personas. No es fácil combatirlo, por eso es importante señalar los daños con evidencia científica y, poco a poco, ir cortando las vías de acceso al alcohol, como la reciente ley votada en el Parlamento”, insistió Zelarayán.