(por Aldo Roque Difilippo) Sus cuadros más que imágenes trasmiten historias, como si fueran cuentos pintados que a través del color y la forma nos relatan algo. Pequeños fragmentos de una realidad, a veces trágica o deformada, pero que pone al individuo en el centro de la atención del espectador.
Ángel Juárez Masarez presenta “Peripecias” una veintena de óleos que componen parte de su producción de los últimos dos años. La muestra se inaugura a las 20hs. en Artesquina 20, en la rambla mercedaria frente al Puerto. Este espacio de exposiciones que viene siendo presentando diferentes propuestas plásticas y artesanales.
Al dialogar con @gesor, Ángel Juárez comentó “un cuadro siempre trasmite una peripecia y una sensación”.
¿Cómo definirías tu pintura? Porque si bien muchos de tus cuadros no tienen firma, tienen un estilo que lo hacen bien identificable.
—Los cuadros míos tienen indudablemente un estilo, y como vos decís los hace identificables. La definición es algo que como todas las cosas es relativa. Podría decir que mi estilo es figurativo. Que tiene una fácil lectura, por lo menos de entrada. El observador que se para delante de un cuadro mío no tiene que hurgar mucho para darse cuenta del planteo, de la anécdota, de la historia que se propone. Más allá que puede haber indudablemente vericuetos que están ahí escondidos.
¿Al iniciar una obra, al plantearla, en qué pesa más, la historia en sí o la forma de contarla?
—Creo que va en partes iguales. Las dos cosas son importantes: lo anecdótico y la construcción física. Porque en mi caso, vos lo sabés bien, hay mucha obra que proviene de la literatura, que empezó con un cuento y ese personaje o esa situación planteada me da pie para pintar, para recrear una situación...
Precisamente a eso iba. Los cuadros tuyos parecen estar contando una historia. ¿Es una actitud deliberada? ¿Buscas que un cuadro trasmita una peripecia, más allá de las imágenes?
—Generalmente sí. Creo que un cuadro siempre trasmite una peripecia y una sensación.
La sensación va emparentada con el color, pero en general a la pintura no se la asocia con contar una historia.
—No. Habría que ponerse del lado del observador más bien. Eso es lo que a mí me gusta.
¿Qué influencias reconocés en tu trabajo?
—No creo que mi personalidad como pintor la haya formado nadie.
No digo alguien en particular, pero a veces por lo que se lee, o se ve, es una influencia que incide en la creación. Donde un creador puede sentirse influenciado por determinado artista, más allá de que lo haya conocido personalmente, pero que le llega por la comunicación establecida a través de la obra que dejó.
—Como incentivo para empezar en esto, alguien que admiré siempre fue Fernando Cabezudo, que es y seguirá siendo mi ídolo. Me parece una personalidad impresionante con una capacidad creativa, y una erudición impresionante; y no solamente en la pintura.
¿Cuándo se da la última pincelada a un cuadro?
—La última pincelada a un cuadro no se da nunca.
¿Entonces en qué momento te das cuenta que un cuadro está terminado?
—Toda obra es susceptible a cambios, agregados o restas, permanentemente. Pero terminar, en el concepto de la palabra terminar, finalizar, dar fin: no. Absolutamente no. Siempre toda obra está sujeta a una pincelada más, a un refuerzo de tono, a un cambio de forma, permanentemente.