En la oportunidad Edgardo Tajam en representación de la Comisión de Amigos de la Biblioteca se refirió a la figura y trayectoria de Mazzuchelli, del cual nos referimos en una nota anterior (ver AQUÍ).
Posteriormente Dr. Luis Muxi comentó algunos pasajes de este libro que recorre los orígenes del futbol uruguayo. La obra es fruto de una meticulosa investigación emprendida por Mazzuchelli no solamente en los documentos nacionales sino en publicaciones extranjeras, lo que le ha permitido componer la historia de nuestro principal deporte.
También, como lo explicó el propio Mazzuchelli durante su disertación, le permitió contraponer visiones que terminaron derribando algunas máximas sobre el fútbol uruguayo, como por ejemplo la clásica imagen de la “garra charrúa”.
Tal como lo explica Mazzuchelli en un tramo de este libro:
“El sistema imaginario de fútbol del Cono Sur terminó, allá a partir de 1958 y en un largo crepúsculo celeste, por poner al Uruguay «en su sitio»: un pequeño país que, por tamaño y relevancia, no podía ocupar un lugar central en el universo futbolístico. Su decadencia futbolística fue la confirmación, dos o tres décadas tarde, de una idea falsa concebida en los años treinta. Los uruguayos, ya sumidos también en un tiempo de decadencia como sociedad, fueron incapaces de sostener la grandeza futbolística que habían recibido como legado, y la dejaron caer.
Pero en ninguno de esos partidos Uruguay golpeó a los rivales o intentó ganar de otro modo que jugando. A veces, pocas -con Argentina alguna vez, con Italia o Francia algún rato-, tuvo que defenderse como pudo, cuando le apedreaban el rancho. Pero la gran mayoría del tiempo Uruguay tuvo la pelota y estuvo al ataque. Sé que la conciencia futbolística contemporánea considera esto imposible. Considera que afirmar esto es o bien un error, o bien un acto de patriotería. No lo es. Es la estricta descripción del fútbol uruguayo durante su ciclo más virtuoso. Si bien, también es cierto: ya en 1930 se empezó a mezclar la baraja, y para 1935 el argumento argentino, visiblemente falso, de «nosotros jugamos mejor, pero ganan ellos» comenzaba a hacer mella en el propio discurso de la prensa uruguaya. Fue justo al final del ciclo, entonces, que los uruguayos empezaron a contaminarse y a aceptar como propio el discurso ocasional, contingente a sus grandes derrotas, de los argentinos.
Que Uruguay haya decidido dejar atrás su propia invención de fútbol técnico y delicadamente colectivo por largos períodos de su historia no es algo fatal, sino el resultado de influencias externas, poderosas, que siempre han tenido que ver con el fútbol uruguayo. El fútbol uruguayo ha sido siempre algo molesto para los demás, por cuanto da excesiva importancia a Uruguay (un país que ni importa ni es negocio), en el ámbito de los símbolos alrededor del fútbol, tan central en la comunicación global. Antes, por la centralidad de los nacionalismos, que se tomaban muy en serio victoria y derrota; y luego, por la centralidad de los mercados, en los que en victoria y derrota se juegan miles de millones”.
En los próximos días compartiremos una interesante entrevista realizada a Aldo Mazzuchelli.