Han pasado once años desde aquel inesperado e inexplicable momento en que nos enteramos de lo que te había sucedido. No tuviste oportunidad de luchar por vivir, el destino tronchó en un instante todos tus planes y a nosotros el poder seguir contando contigo cada día al amanecer.
Muchos proyectos quedaron por el camino, sólo nos queda el recuerdo imborrable de todo lo que alcanzamos a vivir juntos, como familia, el haber compartido ello es parte de nuestro tesoro y permanecerá con nosotros hasta que nos toque reunirnos nuevamente.
En todo este tiempo, muchas cosas pasaron por nuestras cabezas, preguntas, interrogantes para las que no tenemos respuesta, sólo nos ha quedado el aceptar que el destino quiso que fuera así y que confiamos que en donde estés la pases lo mejor posible, porque como hijo, hermano, amigo, compañero o vecino, hiciste todo para merecer una buena estadía donde te encuentres.
A diario nos levantamos pensando en vos, recordándote, eso nos da fuerzas para seguir, ha sido muy duro, pero el apoyo y cariño que nos han brindado, nos permite sobrellevar esta enorme pena que tenemos en el alma.
A once años de no tenerte, querido hijo, donde estés, recibe el amor de papá, mamá y tus hermanos, queremos que sepas que nunca te olvidaremos y que en cada cosa que emprendamos estarás guiándonos. Hasta siempre querido Enzo.
Papá, mamá y hermanos.