(por Emilio Hourcade Leguísamo). Luce en la Plaza de Deportes de la Rambla de Mercedes una escultura que en su momento despertó cierta polémica y que capaz al día de hoy se mantiene. Cuando se anunció que se ubicaría en ese lugar un monumento que homenajee a la “Madre”, sin duda que en el imaginario colectivo se diseñó una obra muy distinta a la que en definitiva el artista Germán Cabrera creó en el año 1956, y por tal motivo reeditamos la explicación que dio sobre la escultura creada en El Radical de fecha 27/12/1970: “El niño tiene sobre su propia madre un concepto estético muy especial que no tiene nada que ver con la apreciación estética idealizada que por lo general tienen los mayores, influenciados por la cultura clásica Griega o Renacentista”.
Cabrera, influenciado sí por las corrientes Griegas preclásicas o primitivas y por toda la civilización americana, manifestaba: “En las culturas nacientes primitivas lo que más se destaca es la fuerza de la expresión, el mensaje misterioso y el interrogante de las obras de arte”.
Finalizaba el autor diciendo: “El hacer un monumento a la Madre que fuera martirio de los niños como idea sobre un pedestal para adorar o ver como algo inalcanzable es precisamente profanar a la Madre, cuando la verdad es que la Madre debe ser tocada, querida, abrazada, usada por el niño para sus juegos, de cerca y sobre ella y no alejada de él”. Para finalizar, recordemos que Germán Cabrera, además de escultor, trabajó muchos años en el Consejo del Niño de Montevideo, donde se dedicó al estudio de la ambientación infantil.