“Los chiquilines necesitan del adulto el afecto sin necesidad de mediadores materiales” reflexionó el Dr. Ariel Gold. En diálogo con @gesor, el profesional, especializado en siquiatría infantil y juvenil expresó su preocupación porque en la actualidad “un niño está en contacto con determinados youtubers y está siendo educado” y no por referentes tangibles y que puede llegar a trastocar la escala de valores deseables. “Si estamos mediatizados por las pantallas estamos complicados”, opinó.
Vivimos en una sociedad más complejizada que años atrás y a veces la peor parte se la llevan los chiquilines. ¿Qué mensaje se debe dar desde el mundo adulto para que ese crecimiento y desarrollo sea efectivo y bueno?
-Primero que los adultos entiendan de qué complejidad estamos hablando. Los chiquilines necesitan del adulto el afecto sin necesidad de mediadores materiales. No quiere decir que no le compremos nada. Quiere decir que los chiquilines se van a quedar con las vivencias que podamos tener con ellos. En este mundo donde el consumo se ha vuelto algo demasiado. En el mundo moderno siempre existió el consumo, pero ahora hay un consumo diferente porque es virtual y al cual nosotros como adultos no tenemos control, porque es un consumo de personajes educadores. ¿Cuál es uno de los problemas más grandes que estamos teniendo? Cuando uno era chico era educado por sus padres, pero también la educación estaba tercerizada. La instrucción era en una Escuela, el barrio nos educaba, la Parroquia nos educaba, pero nuestros padres, aunque no estuvieran mucho porque tenían que trabajar, mantenían el control. Nos decían salís a la calle pero con este amiguito no te juntás, y los padres de este otro no me gustan, y a esta Parroquia no vas , vas a ir a otro lugar. Pero qué pasa cuando estamos en un mundo donde los chiquilines están siendo educados a través de las pantallas por educadores que no tenemos control. Cuando un niño está en contacto con determinados youtubers y está siendo educado. Y eso es algo que debe señalarse.
El mensaje obvio es los chiquilines necesitan amor, atención, necesitan ser cuidados. Pero eso es una obviedad a esta alguna. Lo que necesitan los chiquilines son valores para convivir y eso se da en una relación piel a piel. Si estamos mediatizados por las pantallas estamos complicados; y los valores que manejan muchas veces los chiquilines no son exactamente lo que nosotros les queremos dar. Porque si uno analiza los valores que aparecen en los video juegos no son necesariamente de solidaridad, son de egoísmo. No son necesariamente de felicidad son de éxito. Y los padres piensan que están sólo ellos educándolos en solidaridad, en felicidad, en formar comunidad. A través de la pantalla se educa la masa no la comunidad.
¿Y eso lleva a que los chiquilines acepten menos el fracaso? Porque ese es uno de los grandes temas de hoy en día.
-Absolutamente. Lleva a que no sólo acepten menos el fracaso sino que no acepten que para llegar hay que recorrer un camino, que quieran en atajo, que quieran todo ya. Que no sepan gratificarse. ¿Cuál es la diferencia entre gratificarse y tener placer? Todos queremos tener placer. Todos queremos que nos vaya bien y pasarla bien. Pero nosotros pensamos que uno de los líos en los que estamos metidos es que los chiquilines quieren todo ya y que el placer sea inmediato; a la vuelta de la esquina está esperándolo alguna sustancia para que esto sea realidad.
Nosotros nos gratificamos, no soy ejemplo de nada, no estoy hablando de mi, estoy hablando de las personas de otra época; tendíamos a gratificarnos después del esfuerzo. Decíamos mirá que divino lo que me pude comprar ahorrando, trabajado y porque hice un esfuerzo brutal para lograrlo.
Los chiquilines ahora necesitan que todo sea ya y eso es un lío.
Porque el discurso de la sociedad también era ese: en base al esfuerzo vas a conquistar lo que querés.
-Exactamente, y ahora los chiquilines se matan de la risa. Si vos sos de esa manera problema para vos. El tema es que lo que estamos midiendo de alguna manera es que los chiquilines no son más felices ahora que antes. Son más estresados. Son más tendientes al ya, al aquí y ahora; y el lío que podemos tener es que el otro empieza a desdibujarse como persona valiosa. A uno le da la impresión de que las banderas ya no son pelear por otro, las banderas son pelear por algo que me conviene a mí. Entonces eso hace que la empatía pueda erosionarse. No decimos que no hay valores, decimos que hay valores que se están poniendo en otro nivel. Porque el tema de los valores es cuáles son los superiores y los inferiores y que cuando hay colisión entre ellos ojalá nuestros hijos elijan los valores superiores. Pero de repente los valores superiores de ellos no son los nuestros; y el valor superior de repente es llegar a pesar de todo, o sea tener éxito.