A pesar de las dificultades que ha tenido que sortear la organización del Movimiento Cultural “Jazz a la Calle” con la crecida del río Negro que no le permitió utilizar el escenario natural habitual de Manzana 20 en el Paseo del Puerto en Mercedes, debiendo trasladar la movida a Plaza del Encuentro, pasando del Oeste al Este de la capital sorianense siempre en la hermosa rambla, hay algo de la magia que se mantiene intacta, y esa la dan los toques callejeros.
Este domingo para dar inicio a la semana de este 12° Encuentro Internacional de Músicos, la organización estableció, luego de una jornada cargada de lluvia, pero que a partir de la media tarde mejoró el tiempo y permitió que se desarrollara un toque en 19 de Abril entre Detomasi y Paysandú, allí a media cuadra de la tradicional Manzana 20.
Mucho público, ansioso de disfrutar esta forma ya tradicional de escuchar música, en la calle, de la forma que uno quiera hacerlo, ya sea parado, sentado en la silla playera, en el calle o en el cordón de la vereda, con uno de los distintivos que tiene la movida callejera, el ver a la familia entera, grandes, jóvenes, adolescentes, niños, todos disfrutando a su manera.
Los toques callejeros mantienen la esencia de este movimiento que ha tenido que trasladarse de ese lugar mágico que es el Paseo del Puerto, allí donde en la noche del domingo sólo la oscuridad -vaya paradoja- por la seguridad debido a la crecida del Hum hubo que desconectar parte del alumbrado público, el medio tanque de la esquina de Detomasi y Cassinoni con el fuego encendido y un grupo de mujeres ofreciendo sus creaciones en el aun no inaugurado Paseo de los Artesanos en calle Cassinoni, eran los únicos vestigios de que allí se esperaba algo.
A ello se sumaba el silencio en la inmensidad de la Manzana 20, también a oscuras, esa que habitualmente en esta fecha, segunda semana de enero, se ve colmada de público sentado en el césped o en sillas playeras para disfrutar de la música de aquellos que traen su arte desde diferentes partes del mundo.
Por ahora, los toques callejeros tienen la responsabilidad y ¡vaya que cumplen! de mantener la magia de una movidad que por imperio de la naturaleza debió cambiar de escenario.