(@gesor en Dolores). Tuvo la entereza suficiente para llegar hasta el Juzgado y participar de la audiencia en la que se determinaba la responsabilidad del presunto homicida de su hijo. Gabriela Paz, mamá de Carlos González Paz, el joven herido de muerte en la madrugada del 1 de enero, por Marcos Molina Dall Oglio, utilizando el derecho que le brinda el nuevo Código del Proceso Penal, solicitó ingresar a la audiencia y hacerlo en su condición de víctima, asistida por una abogada y afrontar este difícil momento. A la salida de la audiencia, dialogó con los medios y a pesar de su dolor interior dejó un mensaje para analizar y valorar en toda la dimensión que ello representa.
¿Conforme con lo acontecido en el Juzgado?
“Conforme, quiero aprovechar para decir a todos que hubo malas informaciones, que mi hijo no está, eso es cierto, pero en ningún momento en mi forma de pensar y en mi conducta como ciudadana, va a caber el odio y el rencor hacia los que lo cometieron (al crimen), los que lo acompañaron tal vez. Como toda madre, una lleva los hijos, nunca piensa que un padre va a enterrar un hijo, pero muy conforme con la Fiscalía, cómo se comportó, muy conforme con la abogada que me tocó porque a último momento se le llamó, muy conforme con los policías que investigaron, va a seguir todo su curso”.
¿Cómo se hace para no guardar reconocer como mamá en una situación tan difícil?
“Te lo voy a decir muy simple, como cristiana, con fe. Justicia legal, la justicia divina allá arriba”.
¿Cómo era Carlitos?
“Carlitos era alegre, iba a cumplir 22 años el 18 de enero, era alegre, muchas veces medio calentón como todo joven y más con sus problemas, que era sordo, mudo, muchas veces había cosas que llegaba a entender, otras no entendía, Carlitos era muy querido no sólo en la sociedad doloreña, si no también en donde vivió en Mercedes. Todos lo que lo conocieron saben muy bien la clase de conducta, como era, si le pedías a Carlitos no tengo donde quedarme, él te brindaba su casa y su colchón y te daba todo lo que quisieras, porque fue un chiquilín que se trató tanto y se supo ubicar en la vida, tanto en la sociedad alta como media, como baja, porque para él no existía estatus, sólo las personas, todos eran sus amigos, sus compañeros, su ñerys como decía él también. El se daba con todos”.
Como mamá, con esa entereza, ¿qué le pide a aquellas personas que en las horas inmediatas pedían que se hiciera justicia por mano propia por él?
“No, que no vale la pena, al contrario, le voy a decir lo que le dije al padre de Carlitos, mi exmarido, a mi hermano y a mi otro hijo. Acá no vale la justicia propia, al contrario vamos a desearle que este muchacho, a través de las leyes nuevas se recomponga, se rehabilite, que deje sus vicios, y que por favor él tiene unos padres, que tiene que pensar en ellos el día que salga o que decrete la ley, que sea un hombre de bien, quizá un padre, ¿por qué no? Porque es un muchacho joven también. Es un problema social, cultural, que se está dando, con los jóvenes propensos a la violencia, a llevar la justicia por mano propia y eso no es lo adecuado. Lo digo con toda la entereza y la franqueza que me sale porque no vale la justicia por mano propia. Si vos tenés un problema, recurrí a la Policía, si la Policía no te presta atención, recurrí a los medios, siempre hay lugar donde uno puede descargar sus necesidades, o para pedir ayuda”.