El viernes en la noche en el estadio Luis Köster hubo un partido de fútbol que terminó con la victoria de un equipo, en este caso la selección de Colonia, visitante en la ocasión y la derrota del local. Como ocurre habitualmente cuando se juegan instancias decisivas desde lo deportivo, el fragor de la lucha, el sentirse perjudicado por un arbitraje, originan que tras el pitazo final haya reclamos de los futbolistas del equipo que perdió, es histórico y más en Uruguay. Así ocurrió cuando el árbitro artiguense dio por finalizado el juego y la bronca de los jugadores locales que fueron a increparle no era tanto por acciones de juego sino por acciones fuera del perímetro de la cancha, así como la desmedida pérdida de tiempo por la visita especialmente cuando se pusieron 2 a 1.
Algunos aspectos que fueron generando un clima "caliente":
- El reglamento establece que en el banco de suplentes pueden estar, además de los jugadores, el técnico, un ayudante técnico o preparador físico, el médico y el kinesiólogo, además del delegado, sin embargo había ¡siete! y en ocasión de atender un futbolista fueron a la atención ¡seis personas, todas con el bucito negro identificatorio del banco coloniense!
- En una de las incidencias en que fue atendido un futbolista coloniense, el árbitro expulsa al médico de Colonia, este hace caso omiso, el árbitro luego de llamarle la atención pidiéndole que se retire no consigue el objetivo por lo que señala a la Policía que lo retire del banco. Hacia allí van tres funcionarios policiales, están con él durante cuatro minutos, dos policías regresan y uno queda con elmédico, ninguno de los tres cumplió con el pedido del árbitro, el médico quedó en el banco. Debió ingresar un oficial desde la tribuna junto a otro policía y pedirle que se retirara, lo tomó del brazo pidiéndole que se retirara, el hombre dijo que se iba solo y se retiró acompañado por el oficial, los otros tres policías no supieron cumplir con el mandato, ¡qué distinto a lo que ocurre en otros escenarios!
- El árbitro pita el final del partido, enseguida es rodeado por los policías encargados de su custodia, llegan algunos jugadores de Mercedes y le protestan por lo antes mencionado y por determinadas acciones de juego. El más exaltado, pero que no pasó de protestas irrespetuosas, fue el arquero Enrique Moreira, el técnico Hugo Sasén y ayudantes que sea cercaron retiraron a la mayoría de los jugadores que protestaban, pero todo era verbal, no había agresiones físicas. El árbitro decide mostrar la tarjeta roja a Moreira, el encargado del procedimiento policial, Sub Crio. Adrián Olivera, que llegara desde Colonia hace un par de meses, insólitamente, innecesariamente, solicita por su equipo de radio el ingreso de la fuerza de choque que ingresa a paso redoblado al campo de juego rumbo hacia donde estaba la terna arbitral, a esa altura solo quedaba la terna rodeada de policías y algunos periodistas que estábamos allí, inclusive diciéndole en nuestro caso que eso que estaba haciendo enardecía al público y no se justificaba, ya se habían retirado los futbolistas. Siguió adelante con el procedimiento y ello enardeció alpúblico que empezó a lanzar algunas piedras que en lo que pudimos apreciar eran destinadas a la fuerza de choque y no a los árbitros.
- En zona de vestuarios unos 15 integrantes de la fuerza de choque, incluyendo a su encargado el Of. Miraballes que ingresó al campo de juego con uan escopeta en mano y liderando el grupo, con la cara tapada, solo se le veía los ojos, al estilo de los policías que integran las brigadas antidrogas, aquí otra cosa absolutamente injustificada. Con escopeta en mano también en vestuarios Miraballes y los 15 funcionarios custodiando la puerta del vestuario de árbitros, cuando no había nadie que se mostrara hostil con la terna, sí con la presencia policial desmedida e innecesaria.
- Los árbitros se retiraron -al igual que la delegación de Colonia que en ningún momento sufrió sobresalto alguno- sin ningún inconveniente, no había nadie fuera del estadio y apenas había transcurrido 30 minutos de culminado el juego.
- El enojo general fue con el procedimiento policial que a esta altura se acumula a otras situaciones ocurridas y luego corregidas como el "pulmón" que ocupara media tribuna en el primer partido haciendo que gente no volviera al estadio porque no podía sentarse donde históricamente se sentó.
- El hecho que el jefe sea de Montevideo, el sub jefe de Salto, el coordinador de Rivera, el encargado de la seccional jurisdiccional del Köster es de Colonia, ha hecho que se cometan errores serios en los procedimientos por desconocimiento del medio, los propios funcionarios decían anoche a @gesor: "después los que quedamos al medio somos nosotros que la gente nos conoce, pero el comando no es de acá y en este caso Olivera tampoco, hacen mal los procedimientos y siempre terminamos pagando los de abajo", señalaron varios de los funcionarios que cumplían funciones en el estadio y que se mostraron avergonzados de lo ocurrido, "la gente debe saber que nosotros cumplimos órdenes, no podemos desacatarlas, esperemos que Olivera sea sancionado por enardecer a la gente con esta demostración innecesaria de la fuerza de choque, porque no pasó nada que lo ameritara" y añadieron, "hay algunos que ven demasiadas pelìculas y quieren hacer lo que ven en ellas", concluyeron.
Lo de anoche en el Köster preocupa porque ya han habido en otras ocasiones procedimientos desporporcionados en el uso de la fuerza lo que ameritó que el GEO en su momento fuera disuelto y esto parece ir en el mismo sentido que lo ocurrido anteriormente, algunos integrantes del UNO no parecen estar capacitados para integrarlo y disfrutar del uso de la fuerza y del amedrantamiento a la gente. Confiamos en que el Comando tome medidas para evitar excesos que ya sabemos en qué terminan.
Lo del título, las casi 2000 mil personas que asistieron a este bochorno merecen una disculpa de parte del Comando y analizar la decisión a tomar con el responsable del operativo y el del UNO, porque con sus actitudes pudieron generar una problema de magnitud.
Fotografía de Eloísa Font: Así ingresó el grupo de choque al campo de juego, como si fuera a una guerra y a esa altura solo estaba la terna rodeada de policías