Consistentemente desde diciembre del año pasado, tomando como referencia los tres principales remates virtuales (Lote 21, Pantalla Uruguay y Plazarural), la oferta de terneros ha ido en aumento, producto de una de las pariciones de primavera más abultadas de la historia. Esto se ha visto reflejado en la zafra actual durante marzo, abril y mayo, no obstante, el valor promedio al que se comercializaron esos terneros también aumentó, a raíz de una consistente demanda y a contrapelo de lo que sería la lógica del mercado, más oferta, menos precio.
Por ese lado sobraban los argumentos para no ser optimistas en cuanto a la cotización de las categorías más jóvenes durante esta zafra, pero al mismo tiempo, una post zafra de ganado gordo adelantada, con valores picos hasta hace una semana, jugó un papel importante para que los productores sean optimistas pensando a futuro a la hora de invertir en reposición.
Teniendo en cuenta la valorización de las haciendas gordas, particularmente la de los novillos, la expectativa para este momento del año era que la relación entre el kilo de ternero y el kilo de novillo –lo que se llama relación flaco/gordo– ajustara a la baja y si bien así pasó, lo hizo de una manera mucho más moderada a la esperada.
Hasta la semana pasada los novillos gordos se comercializaban en el eje de los US$ 3,40 – 3,45 por kilo carcasa, al tiempo que la referencia promedio de los terneros osciló entre US$ 2,25 a US$ 2,35 por kilo en las últimas actividades de las pantallas.
Si se observa el índice de la relación flaco/gordo, de acuerdo a los datos aportados por la Asociación de Consignatarios de Ganado, está en mínimos (1,16) desde noviembre de 2015. Desde principios de año ha mostrado una corrección a la baja del orden de 13%, mientras que el novillo gordo se ha valorizado 13% en igual período, lo que afianza el argumento de que el valor del ternero se ha mantenido estable y firme.
Es decir que, dos de las principales categorías de la cadena ganadera gozan de una firmeza saludable por factores propios cuando podría esperarse que el fortalecimiento del precio de una fuera en detrimento de la otra.
El precio del ternero no solo se mantuvo muy firme durante la zafra de este año, sino que además no mostró variaciones en relación a las últimas dos zafras. Esta categoría que por lo general es la que más siente los impactos de los cambios del mercado, entre otras cosas se vio beneficiada por la firmeza del ganado gordo y por la demanda de la exportación de ganado en pie.
Esa corriente comercial sigue muy activa superando cuatro veces lo que era a esta altura del año pasado. Al mismo tiempo, hay anuncios y proyecciones del propio Departamento de Agricultura de EEUU de que Turquía –principal destino de los terneros uruguayos exportados– deberá aumentar sus compras respecto de 2017.
No parece descabellado pensar que la demanda por terneros, desde la exportación o de productores locales, se mantendrá firme, así como los precios de la hacienda gorda, por lo menos hasta la próxima primavera. Estos factores deberían contribuir para que el precio del ternero siga sostenido y firme.