En la última Sesión Ordinaria de este mes, desde el lugar donde la democracia nos ha colocado, no quiero dejar pasar una fecha tan importante para nuestro país, el 20 de mayo, el Día del detenido desaparecido.
Es esta misma representación de la población, la que ha hecho llegar a mis manos una carta que mañana, hace exactamente 40 años que fue escrita para alguien que nunca llegó a leer. Su fotocopia está amarillenta, lastimada por el tiempo.
La misma muestra el sentimiento de una novia, con coraje y con memoria, que junto a la familia de un detenido desaparecido, quieren, esperan verdad y justicia.
También tengo una carta que el jovencito enamorado escribía recién llegado a Bs. As. dando gracias a Dios por estar bien, recordando un baile, la orquesta “Convivencia” y prometiendo volver en turismo.
Las fuerzas militares que operaban en Uruguay y Argentina se lo llevaron el 23 de abril de 1977, tenía 19 años. ¿Qué delitos pesarían sobre Luján Sosa Valdés? ¿De tener una novia en Pueblo Castillo? Un pueblo de 52 viviendas de terrón y techo de paja, sólo la Escuela muy deteriorada, el almacén y la cancha de pelota que eran lo único de material… el delito ¿de ser capaz a esa edad de trabajar en una imprenta? ¿el delito de no haber votado?
En las elecciones del 71, tenía sólo 13 años y después, como ya sabemos no hubieron más elecciones. Su padre, peón rural, se fue sin saberlo. Hoy, Chela, su madre, sus hermanos, lo recuerdan año a año con un puñado de marchantes en las silenciosas calles de la localidad de este departamento, José Enrique Rodó, que llegan hasta donde una baldosa de la memoria potentemente distingue a la vivienda.
Los que hemos sentido la tibieza de tener un hijo, una hija, un nieto, una nieta en los brazos podemos imaginarnos, duele pensarlo, el vacío y el dolor de la injusticia, de la desaparición forzada de un ser querido.
Esta es la evidencia de sólo un caso, todos los uruguayos sabemos que en Soriano son más y en el país muchos más, los detenidos desaparecidos son personas con nombre y apellido, con familia, que necesitan saber qué pasó, por qué, cómo y cuándo.
Hoy además, quiero “recordar”, teniendo presente el origen de esta palabra que significa “volver a pasar por el corazón”, a aquellos que sufrieron por cambiar el mundo, para que fuera más justo y solidario.
Y es el caso de un cardonense, que ha llegado a ser ubicado por investigaciones periodísticas de Editorial Aguilar-Edición 2013-Montevideo, en el Libro Comandante Facundo, en esa categoría de luchadores sociales. Por esa condición, fue asesinado por militares en plena calle, el 15 de julio 1972. Su velatorio fue “sospechosamente vigilado” y sepultado en el cementerio del pueblo. En el periódico local hay una necrológica publicada el 29 de julio de parte de una abuela, tíos y primos. Tiene su tumba, la N°469, sólo con dos placas de afecto, de unos primos y de Pocho, Saúl y Julio…
¿Cuántos casos como este habrá que la emoción paralizante del miedo o vaya a saber qué condena los “desapareció del corazón” de algunos de sus afectos más cercanos?
En el primer caso su entorno quiere sentir paz, aunque sea el consuelo de las flores en la tumba y éste, el desaparecido del corazón, tiene su tumba, pero a la que en el paso del tiempo le han faltado algunas flores…
A ambos se los llevó el pensar diferente, y con ellos y con otros se fue la esperanza de que no llegara el terrorismo de Estado, que no hubiera bebés y niños robados a sus padres, ni parturientas con los pechos turgentes de leche y brazos vacíos, torturas de las formas más sofisticadas, de las más asquerosas, asesinatos, violaciones, vejámenes sexuales, todas indignas del ser humano.
Ni hace 40, ni 45 años, ni ahora, aceptamos ni aceptaremos un mundo donde las diferencias ideológicas se diriman en esa forma.
La realidad nos dice que no están, la evidencia del silencio grita que siguen estando. Vaya, para todos los que sembraron dignidad para el pueblo, nuestro humilde reconocimiento desde esta Junta Departamental.
Que mis palabras pasen a la familia de Luján Sosa Valdez.