(por Federico Marotta, desde España, especial para @gesor) Por lo menos en Mallorca, Islas Baleares, se nota la llegada de muchos uruguayos buscando un nuevo sitio para vivir, trabajar y desarrollarse y a cada semana que pasa esos arribos van en aumento.
Por un lado o por el otro nos enteramos de casos de gente recién llegada que busca respuestas en redes sociales, por ejemplo, en la ayuda para conseguir un trabajo o para alquilar. También los casos de gente que tiene planificado venirse. Mallorca, como isla turística, es tentadora para venir a la búsqueda de trabajo.
Cada historia de emigrante es diferente, todo depende de contactos, tiempos, momentos justos. Nadie es quien para quitarle ilusión a nadie. De hecho estoy convencido que el que tiene disposición para viajar así lo hará, por más que aparezcamos los que advertimos de ciertas situaciones. La ilusión de encontrarse una vida diferente o un bienestar mejor está y contra eso, la historia lo demuestra, no hay muros ni visados ni mares ni inviernos ni nada. El que está dispuesto a la emigración lo hará. Y me parece bien.
El que tenga como destino Mallorca se encontrará con los precios abusivos del alquiler, no sólo de pisos (apartamentos, casas) sino también de habitaciones. Aquí aparece el tema de la residencia legal. El que venga con pasaporte comunitario (italiano, español, francés o de cualquier país de la Unión Europea) lo tendrá más accesible. El que venga “sin papeles” (triste denominación pero la más popular) la tendrá más difícil. Los propietarios de viviendas están prefiriendo alquilar vía inmobiliarias y siempre piden “papeles”, nóminas o contrato laboral y además el mes de alquiler se paga adelantado, una fianza equivalente al mes también adelantada y otro mes que va para la inmobiliaria. Por lo tanto alquilar una casa, piso o mono-ambiente resultará tarea difícil. Además no hay mucha oferta como sí había antes. Muchos propietarios han preferido alquilar a los turistas. Así elevan los precios y alquilan menos meses. El Municipio de Palma ya ha dispuesto enfrentarse a los alquileres turísticos de viviendas particulares (pero recordar que Mallorca es una isla de 53 municipios en una superficie casi tres veces menor a Soriano). La paradoja resulta que si uno pasea por determinados municipios turísticos se encontrará con miles de viviendas vacías o que son habitadas poco tiempo al año, las cuales son propiedad de extranjeros que vienen cada tanto o segundas residencias también. Al existir menos oferta el precio ha subido. Encontrar un mono-ambiente (donde puede vivir una persona o una pareja) también está difícil y los precios que se manejan pueden llegar a 500 o 600 euros al mes (por 35 m2). Sumadas las fianzas para comenzar a alquilar se debe disponer de más de 1.500 euros. En la hostelería mallorquina (mozos, cocineros, recepcionistas, mantenimiento) el sueldo anda en los 1.200 euros al mes aproximadamente y todo depende de la empresa que te contrate y de la seriedad de la misma.
Personas que vienen solas a trabajar o viajan previo al resto de la familia pueden decidir alquilar habitaciones. Cosa complicada también. Hay poca oferta. Una habitación puede costar 350 euros mensuales fácilmente y más (algunos ponen ese precio base más gastos comunes como luz, agua, comunidad, internet). Hay trabajadores desesperados que igual alquilan el sofá de la sala y allí viven junto a más gente y el dueño de la casa, claro está. Sé de gente que ha pedido alquilar terrazas (balcones) aún en meses de temperaturas bajas.
Alquilar una habitación sirve para ayudar a la economía, compartir gastos y a veces dar una mano. Pero la oferta, sobre todo en municipios turísticos, es poca y por ello los precios se han duplicado.
Por eso la advertencia a quien quiera viajar sobre lo conveniente de llegar con un techo seguro. Las malas jugadas o engaños con dineros adelantados también existen. Gente que ha llegado al aeropuerto y no encontró a quienes confió su dinero.
Hace pocos días paso un caso de esos. Las instituciones oficiales o de gobierno no ofrecen soluciones y no piensan hacerlo, además el efecto posterior sería inevitable. Hay instituciones solidarias que ofrecen ayudas, noches de alojamiento, comidas, ropa o atención a bebés. Pero el recién llegado no las conoce, no sabe cómo llegar a ellas. Se acerca a Consulados o Asociaciones. El Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales tampoco ofrece soluciones a inmigrantes aunque según nos dijo una de las Directoras no se puede dejar un niño en la calle por más inmigrante que sea. Pero luego en la función pública uno se encuentra con un funcionario un día, otro al día siguiente y así las respuestas pueden diferir.
Después de llegar y conseguir donde vivir viene la otra lucha: conseguir trabajo. El que viene con residencia legal tendrá posibilidades. El que viene “sin papeles” la tendrá más difícil, pero no imposible. Los sueldos han bajado pero el que trabaja todavía mantiene un digno nivel de vida.
Es necesaria tener mucha fortaleza mental para emigrar.