Entre quienes participaron de los oradores del acto del 1° de Mayo en Mercedes estuvo el grupo de mujeres nucleadas en el colectivo Ni una Menos Soriano, cuyo mensaje transcribimos.
"Saludamos en este Primero de mayo a todas las trabajadoras y los trabajadores y agradecemos la invitación del Plenario Interinsidcal a compartir nuestro mensaje como mujeres trabajadoras organizadas en el colectivo Ni una Menos Soriano.
Hoy, una vez más, manifestamos nuestro absoluto rechazo a la violencia patriarcal y nuestro profundo dolor por todas las mujeres asesinadas. El año pasado fueron 35 mujeres asesinadas y en lo que va de este año ya van 16. Exigimos al Estado políticas claras y eficaces contra la violencia que no mata y proponemos al conjunto de las trabajadoras y los trabajadores organizados, incluir activamente este tema dentro de las plataformas reivindicativas.
Pero esas muertes, no son otra cosa que el extremo más terrible de violencias que comienza mucho antes, sin medios que hagan la crónica roja. Esas violencias se producen cotidianamente cada vez que alguien nos trata como una cosa; cada vez que alguien piensa que somos propiedad de un hombre; cada vez que alguien considera que nuestro lugar en nada más que la cocina, que nuestra tarea es la limpieza y que nuestro destino obligado es la maternidad; cada vez que alguien cree que los hombres tienen derecho a controlarnos y disponer de nuestras vidas. Esas violencias cotidianas no se dan solo en la intimidad del hogar, sino que suceden a la vista de todos, en el acoso callejero; se juegan entre risas cuando alguien cuenta un chiste machista y otros lo festejan; se cantan en las letras de las canciones más escuchadas; parecen naturales cuando somos cargadas con las responsabilidades del cuidado y la crianza; se imponen cuando somos privadas de nuestro derecho de decidir sobre nuestros cuerpos. Ocurren en el ámbito laboral: cuando ganamos menos a pesar de desarrollar la misma tarea de un varón, e incluso teniendo mayor formación que ellos; cuando a la explotación se le suma el acoso sexual y los abusos de poder. Se ven por la tele cuando aparecemos como adornos, como siemples cuerpos a disposición de conductores y televidentes; se escuchan por la radio en mensajes machistas que, con total irresponsabilidad, reproducen los estereotipos y reivindican los privilegios quedan sustento al patriarcado.
Es importante que tomemos conciencia de la relación que existe entre la violencia machista, el patraircado y el capitalismo.
La opresión de las mujeres no comenzó con el capitalismo, pero este sistema le imprime nuevos fundamentos, con una doble explotación para las mujeres: una más evidente, a través del través del trabajo asalariado que desempeñamos en la esfera de la producción de bienes y servicios, y otra más arraigada, a través del trabajo no remunerado que recae sobre nosotras para la reproducción de la vida. Por la naturaleza del salario como elemento determinante del mundo productivo, y por la ausencia de reconocimiento y remuneración en el desvalorizado mundo de lo doméstico, las mujeres resultamos doblemente explotadas y ocupamos un lugar de subordinación en las relaciones de poder vigentes.
Celebramos el poder encontrarnos hoy aquí, para ver que la lucha contra la violencia hacia las mujeres, está profundamente ligada a la lucha por una sociedad donde todas las personas, sin importar el género, podamos desarrollarnos plenamente, libres de cualquier tipo de opresión.
Celebramos el poder encontrarnos hoy aquí, para comprometernos con los cambios desde nuestras prácticas cotidianas: en nuestros hogares, en los lugares de trabajo y, muy especialmente, en nuestras organizaciones, para construir nuevas relaciones, que se basen en el reconocimiento mutuo y en el más absoluto respeto, y que nos permitan crecer colectivamente con la participación de varones y mujeres, sin privilegios ni subordinación".