Un caso que nuevamente pone el tapete la indefensión de las víctimas de abusos y en especial de niñas y niños, que nos interpela como sociedad en los más diversos aspectos, se dilucidó hace pocas horas, más de dos años y cuatro meses después de haber sido denunciado, cuando la víctima tenía 5 añitos y hoy tiene 7.
Una nena, hija con sus padres separados y un papá que en las visitas que le hacía su hija tuvo la sensibilidad suficiente para detectar que algo andaba mal en el comportamiento de la nena y decidió hacer la denuncia. Inicialmente la mamá no creyó en ello, pero a partir de la denuncia decidió irse de la casa donde vivía con los presuntos abusadores, dos hermanos, jóvenes, tíos de la niña.
El tiempo pasó desde aquel 7 de octubre de 2015, y más de dos años y cuatro meses después, las pericias sicológicas realizadas a las partes, terminaron dándole la razón a la niña. La Justicia determinó el procesamiento con prisión de M.G.C.D. y de M.D.C.D. a quienes se les imputó un delito continuado de atentado violento al pudor, siendo alojados ambos en la Unidad 24 del INR en paraje Pense, habiéndose probado que fueron responsables de manosear a la niña de 5 años, en el momento de la denuncia.
Otros aspectos se disparan en casos como éste, ¿qué pasó mientras tanto? ¿La víctima tuvo el seguimiento sicológico necesario? ¿Qué pasó con quiénes tuvieron esa conducta con la nena y durante estos más de dos años estuvieron en libertad, pudieron repetir la conducta con alguien más? En fin... habría mucho más para analizar, pero es hora que asumamos todos un papel más protagónico ante temas como éstos comenzando por las autoridades competentes, brindando las herramientas necesarias para que los organismos que les compete, puedan trabajar en el tema con la celeridad que amerita y no que siga ocurriendo esto, que no es exclusivo de este caso si no que es reiterativo, de hechos que se dilucidad después de uno, dos o tres años después de sucedidos.