Concluyó la edición 11a. del Encuentro Internacional de Músicos Jazz a la Calle, y ahora vienen momentos de las primeras evaluaciones, a cuenta de las que vendrán en el grupo y con mayor detenimiento.
Uno de los impulsores del movimiento cultural, Horacio "Macoco" Acosta en diálogo con @gesor se refirió a los nuevos desafíos que hay por delante tras lo hecho hasta acá, con la
satisfacción por haberse alcanzado la madurez necesaria como organización y tener que pensar ahora en dar un gran salto.
En ese sentido, Horacio hizo referencia a algo más allá de lo estrictamente musical que ha ido evolucionando con la inscripción de bandas de diferentes partes del mundo y de primer nivel, que posteriormente y por cuestiones de viabilidad económica, hay que desistir de invitar, pero en la medida que esto siga creciendo ello podrá ampliarse también.
Pero el propio Horacio considera que el desafío pasa por lo turístico, "en esta ocasión buena parte de la hotelería estaba completa por turistas argentinos y brasileños, que hoy es una realidad su presencia en Mercedes para este encuentro, pero todo fue parte del proceso. Y ahora la gran apuesta es la de cruzar el océano. Tratar de llegar a Estados Unidos y Europa que es lo realmente va a rendirles a los empresarios locales de hotelería y gastronomía para que se decidan a invertir en este proyecto de ofrecer un paquete turístico durante el año, que permita atender a un público que en el mundo está expectante de asistir a eventos de nivel. Y los empresarios locales deben saber que los amantes del jazz son capaces de cruzar el océano para asistir a un recital. Acá nos encontramos con una señora de Galicia (España) que vino a mirar exclusivamente el Encuentro de Jazz a la Calle. Hay que apostar con una cabeza que esté más allá de lo que ya se ha hecho, hay que ir adelante de lo que piensa la gente y no detrás de lo que la gente espera. Hay que conducir y Jazz a la Calle es un ejemplo de eso y deberíamos usarlo como trampolín para saltar hacia el futuro con ideas nuevas y arriesgadas, no por hacer las cosas a lo loco, si no meter mucho pienso e inteligencia. Y eso no va a salir solo de Jazz a la Calle, si no de muchas personas y organizaciones".
Dijo que hoy la organización de Jazz a la Calle tiene varios músicos que impulsan el movimiento en San Pablo, Río de Janeiro, Buenos Aires, en Montevideo, "gente que trabaja todo el año con nosotros, hay que atreverse a que el mundo es gigantesco, es una gran fuente de posibilidades. Hay que seguir con lo ya se ha hecho y a la vez innovando, ha habido un progreso sustantivo".
También estuvo a la hora del balance el aspecto social del movimiento, mucho de lo cual se palpa en los toques callejeros, en la convivencia que se genera, "precisamente eso es lo que descubrí después de grande en el jazz, ese fenómeno, que lo vengo diciendo desde que empezamos pero nunca lo podíamos ver plasmado era muy difícil de creer que funcionara así. El tiempo nos está dando la razón, la gente está entendiendo que el jazz no es en contra de, es el jazz u otra cosa, no, es el jazz más todo lo demás. Yo también creía que el jazz era una música y nada más, cuando descubrí que había una corriente filosófica extraordinaria, que me pareció extraordinaria que la gente la conociera, más allá que la adoptara o no, hoy me parece bárbaro que la gente pueda percibir que eso es así, hasta ahora todo era una utopía, pero hoy lo vemos aquí. Hay quienes nos reprochan que hay quienes se drogan, sí, se drogan los chiquilines, los políticos, los de la orquesta sinfónica de no sé donde, hay músicos de música clásica que muerto drogados antes de la actuación porque no resisten el estrés del escenario. Es un fenómeno con el que hay que luchar con otras herramientas que no sé cuales son y no somos técnicos para meternos en ello. Lo que rescato de esto es la actitud, y esa actitud de encuentro, de tolerancia, de inclusión, de respeto, las tiene este movimiento. Quisiera saber si en otros géneros yo puedo entrar a tocar jazz, capaz que me lo permiten, no lo he intentado, no veo que suceda".
Horacio hizo referencia a algo que una señora le comentó en las primeras ediciones, "me insistía que lo que escuchaba no le gustaba iba porque veía que todos se abrazaban y besaban y eso le encantaba, que nadie gritaba, el volumen es bajo, potable, y que hay una actitud de encuentro. Yo le decía que eso es el Jazz a la Calle, no es la música que se toca, se tocan miles de músicas de diferentes tipos, algunas de tremendo nivel y otras no tanto, lo que siempre rescatamos es el espíritu de encuentro, que está detrás del jazz, el mismo espíritu por el cual la UNESCO ha determinado que el Jazz tenga un día internacional dedicado a ser una música de encuentro. Es una columna de pensamiento que respeta lo fuerte, lo suave, lo débil, lo exarcebado, es como la vida misma, por eso es una música de encuentro. Y cuando me dicen que los chiquilines se drogan, yo digo en todos lados se drogan pero en este lugar además tienen una actitud sanísima, súper culta, con mucha conciencia del otro, del medio ambiente, del respeto por las cosas que no son iguales, por las cuales podrían disentir, por esa razón esto se llama Jazz a la Calle, a la cabeza de la gente de la calle, no a tocar en la calle".