13 de November del 2017 a las 18:04 -
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Dietas que mejoran hasta el sueño
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Comer bien no consiste ni en comer mucho, ni en comer poco, ni en comer solo verduras, ni en comer solo carne, consiste en entender qué necesita nuestro cuerpo y en dárselo en las dosis adecuadas en los momentos adecuados. A veces el cuerpo puede pasar de estar bien a estar mal en cuestión de minutos solo por una mala comida, pero, por lo general, el cuerpo es muy resistente y adaptable, siempre que no insistas en dañarlo sistemáticamente, claro.

Lo que dicen los que saben

En cuestión de salud y nutrición, como en tantas otras cuestiones en las que no basta con aplicar el sentido común, lo más interesante es leer sobre el tema o hablar con especialistas que lo hayan estudiado en profundidad, para tener una mejor comprensión y tomar mejores decisiones que beneficien a nuestra salud.

No solo la nutrición afecta a la salud, el otro pilar de una vida saludable es el descanso. La especialista Laura Belmar explica en su página los efectos inmediatos de los somníferos, pero también sus efectos secundarios. Hay que ser prudentes a la hora de tomar medicamentos, porque igual que aportan beneficios, también pueden tener efectos secundarios. El equilibrio entre estos dos aspectos debe ser evaluado siempre por un médico.

Puede que, en ocasiones, para combatir el insomnio sean necesarios algunos medicamentos pero en este artículo, por ejemplo, se comentan alternativas menos agresivas para conciliar el sueño. Insomnios los hay por muchas causas diferentes y precisamente por eso no todos se solucionan de la misma forma. Como en todo, la prudencia a la hora de cuidar el cuerpo y la mente es clave para no salir más perjudicado de lo que se estaba.

La doctora Gina Fabrizzi, dietóloga, propone una dieta que reúne lo que la mayoría de la gente busca: es sana, es sabrosa y ayuda a mantenerse saludable y a adelgazar.

Comer, dormir y cuidar el cuerpo

Efectivamente estos son los tres pilares de la salud. Para llevarlos a cabo satisfactoriamente es imprescindible que antes conozcas tu cuerpo. Todas las personas nacemos con nuestras particularidades y lo que beneficia a algunas, no tiene efecto en otras, por eso es imprescindible primero conocerte bien y después actuar en consecuencia durante toda tu vida, porque además las necesidades cambian con el tiempo.

Hay personas gordas y personas delgadas y su alimentación no es la única causante de su condición física, también afectan la herencia genética y los hábitos diarios. Se han hecho estudios en los que varias personas de distinta condición física se alimentaban durante un mes exactamente con los mismos alimentos y, al finalizar ese período, unas habían ganado peso, otras se habían mantenido y otras lo habían perdido. Sin embargo es evidente que comer bien siempre va a aportar beneficios. Dietas hay todas las imaginables pero, en términos generales, lo más saludable es tener una alimentación variada y no cometer excesos con ningún alimento en particular.

Algo parecido sucede con dormir. Intenta dormir todo lo que te pida el cuerpo y si en alguna ocasión necesitas dormir menos, eso se verá compensado por todas las veces que duermes bien. En occidente está muy mal visto dormir en cualquier momento, lo entendemos como un signo de pereza, sin embargo, en los países asiáticos, echar una cabezadita en cualquier momento está completamente normalizado y, como bien es sabido, no son precisamente perezosos.

Efectivamente, dormir bien beneficia a nuestro cerebro porque le permite limpiar algunas toxinas que se producen durante el estado de vigilia. Le permite también fijar las cosas nuevas que se han aprendido y fijar también algunos recuerdos en la memoria. Además, ayuda a los músculos a recuperar su elasticidad.

Y por último, cuidar el cuerpo, que como decíamos consiste primero en prestarle atención, en detectar qué va bien y qué necesita de atención y actuar en consecuencia. Recomendación general: muévete. No hace falta que entrenes para una maratón si no eres un aficionado al atletismo, basta con que le des uso al cuerpo a diario. Levántate de la silla varias veces al día, busca cualquier excusa para subir y bajar unas escaleras. Desentumece las articulaciones moviéndolas con frecuencia. En fin cuida al vehículo que te lleva por la vida y te llevará durante muchos años en buenas condiciones.

 

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