Juan Pérez agradeció a todos los luchadores sociales que hicieron posible la recuperación de los restos de su hermano Modesto Quiñones, secuestrado, torturado y enterrado clandestinamente en el Cementerio de Villegas en Buenos Aires, en la pasada dictadura cívico-militar.
Como informáramos por separado este lunes 16 de octubre se celebró el día del trabajador de la Construcción, oportunidad en la cual se descubrió una baldosa de la memoria en el monumento al trabajador de la construcción en la rambla de Mercedes en recuerdo de Modesto Quiñones.
Su hermano, Juan Pérez agradeció el apoyo recibido en los años que pretendía obtener información sobre el paradero de Modesto. “Cuando yo iba a las Comisarías ellos me acompañaban”. Agregando “yo doy gracias porque ellos son los héroes anónimos que tenemos en nuestro país, en la Argentina, y en toda Latinoamérica. Aquellos héroes que nadie sabe su nombre pero fueron los que pusieron las manos en el fuego, pisaron las brasas y anduvieron marchando junto conmigo cuando nadie marchaba. Porque era un grupo muy pequeño. Entonces yo los recuerdo a todos ellos”. Acotando Juan Pérez que “los sacrificios que tiene que hacer un luchador social que no es solamente ir a un canal de televisión o a una radio. Es en la calle que se ven los trabajadores sociales. Es en la obra, como hacían aquellos en el año 74 en Montevideo cuando venía el camión del Sunca con los obreros para hacer un cerramiento en la Central Batlle, o a una obra que estaba dirigida por militares. Y mi hermano no agarraba un palo, un arma o la cuchara (de albañil) para lastimar a nadie. Pero si subía al camión junto a aquellos montones de compañeros del Sunca. Subían al camión y estaban las cámaras filmándolo, y sabían que iban a venirlos a buscar. Porque ya estábamos vendidos, los compañeros estaban todos vendidos; pero ellos sabían y no dudaban. Porque eso son los Derechos Humanos, pelear por los derechos del prójimo sin pensar si tenemos hijos, mujer. Acá tenemos un testigo viviente de lo que fue la represión de la dictadura en el Cuartel Mercedes, y él puede decir que hubo gente que levantó la mano y que también hubo gente que jamás levantaron la mano contra uno de nuestros compañeros. Que hoy anda con la frente limpia y mirar con orgullo; porque tienen las manos limpias, jamás azotaron a nadie. Usaron la razón y la conciencia para hacer su parte a la lucha a los Derechos Humanos”.