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18 de September del 2017 a las 11:23 -
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La murga tiene  esa licencia artística para ‘matar’
El Carnaval  y su concurso, la política y los temas que  hacen  a la  murga  formaron parte de un extenso diálogo mantenido con Yamandú  Cardozo, uno de los  integrantes representativos de Agarrate Catalina.

Agarrate  Catalina  no competirá  en el  Carnaval  2018  pero seguramente  lo hará  en el 2019,  según  lo anunció  Yamandú  Cardozo. En  una  amena charla con @gesor  Yamandú Cardozo  se  refirió a este tema, opinó sobre el Carnaval, y criticó al concurso  de agrupaciones. Ofreció su visión sobre los temas de la murga, incluida las críticas que ha recibido Agarrate Catalina por pegarse a la figura del ex presidente José Mujica. Enfatizando que la fiesta del Carnaval  “es  el motor  principal que  mueve  la necesidad  que  tenemos como personas  y como colectivo  de  hacer  espectáculo”.

 ¿En qué anda hoy en día Agarrate  Catalina?  ¿Sale o no  en Carnaval?

-Este  Carnaval no  vamos  a  llegar.  Vos  sabés  que  lo  pensamos  y lo  repensamos,  la  verdad  no  nos  habíamos  dado cuenta  explícitamente, seguro que  internamente  si, de  que hacía  tanto que  nosotros  no salíamos  en Carnaval.

Por suerte no  nos  ha faltado todos  estos  años que  no hemos  participado  de Carnaval   una pregunta que  es mezcla  de un reclamo cariñoso,  de  una  queja  también  cariñosa, y que  es  ganas  de la gente  de  verte  ahí…

 

Ustedes han tenido  una  visión muy  crítica de  la organización  pero no de la  fiesta.

-No, la fiesta  es  el motor  principal que  mueve  la necesidad  que  tenemos como personas  y como colectivo  de  hacer  espectáculo. El puente  comunicacional increíble que es el  Carnaval.

Cada vez que  fuera del  país  me  toca contar  lo que  es  el Carnaval lo  redimensiono  y lo revalorizo. Entiendo que es un pueblo entero que inorgánicamente,  sin ningún mandato de cantar y de  intentar  hacer  una caricatura, un autoanálisis  frente  al  espejo  que  soporta  cualquier tipo de  censura, que rompe cualquier  tipo de  muro, y que   está hecho de la  gente  común hacia  la  gente común ;  es maravilloso. 

La fiesta  es  una  herramienta y  es una cosa de la cual nosotros  jamás nos  quejaríamos;  al  revés  somos  los defensores  contra lo que sea.

 

Pero el  concurso , ¿por   profesionalizarse  se  ha  apartado de la gente?

-Con  el concurso  nosotros  hemos  tenido una visión muy crítica pero  a  su  vez también  hemos sabido  disfrutarlo y hemos sido parte  de ese concurso. Y cada  vez  que  hemos  tenido  una visión crítica al  respecto nos  ponemos  en  el propio  paredón  al que le tiramos  pedradas.  Somos parte  de eso,  y  lógicamente  todos  los carnavaleros  hemos  alimentado  esta cuestión.

Mi visión personal  que  también  comparto  con varios compañeros  de la Catalina y otros compañeros  que no son de  la Catalina,  es que  hoy  por  hoy  la competencia dentro de la fiesta ha  cobrado  una  relevancia  que  a  mí  me parece que  quizá  es  excesiva.   Que  por  lo menos  nos  hace correr el  riesgo  de perder  el  foco.

 

¿Está  conspirando  con el  espectáculo?

-Creo que si.  Sobre todo  la  sobre  dimensión  del  valor  que  tiene  ganar  un  concurso…

 

¿Capaz que eso se ve más en el tema del vestuario?  Porque habitualmente  la crítica  que  recibe es que gana el que  mejor vestido  tiene  y no la  que canta mejor.

-Claro. Puede  ser. Y sobre todo  qué  se hace  para  ganar. Aunque no sea la expresión en sí misma en el evento espectacular  que propone  cada  murga.

A  mi  lo que  me duele  más  es  cómo nos  ponemos  los  carnavaleros  por  el hecho  de  ganar,  y en qué miserias incurrimos  por  el hecho  por  intentar  defenestrar  un espectáculo,  cómo opinamos  los  que opinan  del espectáculo de Carnaval,  cómo juzgamos  los que juzgan,  qué le pedimos  a los espectáculos  como espectadores,  qué ponemos  en  nuestro muro  de  Facebook, qué vomitamos en  nuestro  Twitter. En  qué miserias,  en qué  pequeñeces incurrimos   con respecto  a la valorización del  espectáculo. Más  que en el espectáculo  en sí,  cómo nos  ponemos  a analizarlo cuando a veces terminamos  haciendo una autopsia  artística.  Y  no nos dejamos enamorar por  un espectáculo  que  viene  a plantearnos  eso.   Pero  el concurso  es  algo  que  nos  ha  encantado  jugar, que  lo  hemos jugado muy bien,  que lo hemos disfrutado, que  hemos pasado  momentos  increíbles  con eso. Nunca ha  sido  nuestro  único  objetivo  ni el principal. De hecho  a  raíz  de todo este  reclamo de la gente que  ha sido muy  grande,  sobre todo este año,  en  algún momento  comenzó  a correrse la bola de que la Catalina salía, y esa bola nos llegó  a nosotros. Nos llegamos  a plantear, nos  llamamos y  dijimos qué  pasa, qué hacemos,  y qué pasa  si salimos. ¿Saldremos, no saldremos? No  encontramos la manera todavía  para  este  Carnaval, pero  nos dimos  cuenta  que  tenemos muchas  ganas  y estamos  extrañando  mucho al  Carnaval, y que  el Carnaval sigue siendo nuestra casa. Esa conexión con lo  barrial, con esa fiesta  que  también forma parte del Concurso  que  nosotros disfrutamos  está  presente  en la Catalina y nos  hace pensar  seriamente,  sin poder prometer  nada  todavía porque la  murga es una estructura  muy  grande, somos  casi  30 personas  en un colectivo artístico, que tenemos que juntarnos   y decidir, y que  nos  hace pensar  seriamente  en las chances de  volver para el concurso del 2019.

 

Ustedes  en el recorrido con la Catalina  se  han  metido  con casi todos los temas. ¿Con qué no se  puede hacer  Carnaval? ¿Con qué no se puede  hacer  bromas, hacer chistes?

-Por suerte  creo que se puede hacer con todo  y la murga tiene  esa licencia artística para ‘matar’ que va de la  mano con la responsabilidad  de cada colectivo  y de cada individuo  y letrista que la utilice.

 

Porque se han  metido con temas pesados

-Con Dios,  con la muerte, con  el Estado,  con la Educación. Se le ha dicho cualquier cosa  a un Presidente  que estaba  ahí  mirando la  murga.

 

Y  a  ustedes los  han tildado de  oficialistas.

-También. De todo.  Nos hemos metido  con una cantidad de cosas.  Eso también pasa cuando lo explicamos en el exterior. Nos dicen ¿ustedes pueden decir esto de un Presidente y el tipo está ahí  y nadie  le dice  nada? ¿Ninguna figura pública  les pone  bozal legal?  Nunca  pasó  de ningún  partido  en la historia de la murga.  Y si hay algo que ha hecho la murga  es caricatura política. A ningún político  se le ocurrió  hacer  juicio. Hemos visto  gente de todos los partidos,  no solamente  se la bancó  el Pepe (Mujica).   Históricamente se la han bancado gente de todos los partidos,  se  han fumado críticas  no siempre  muy elegantes. 

La murga en general se  ha  metido con todos.  Nosotros  también.   Hay  ciertas cosas con las que  nosotros  elegimos no hacer  humor. Yo no haría humor  con temas relacionados  a los Derechos Humanos. No haría  humor directo con temas que tengan que ver con los femicidios, con la violencia de género, con la desigualdad.  De repente  eso  hemos podido tratarlo con cierto  manejo irónico,  desde el  lado de la denuncia.  La murga por suerte tiene  esas posibilidades lo que  no logra  encontrarle  la vuelta para  tratarlo con  humor  lo trata desde la denuncia, la crítica.

Temas que son  tan delicados  y tan dolorosos  todavía yo no me siento cómodo  tratándolos desde el lado  humorístico.

 

El  humor  últimamente  parece estar presente  en todos  lados. Hasta en un programa periodístico  parece que tiene  que  haber  un  humorista. ¿Cómo  ves  ese manejo del humor,  que  a veces puede  cansar?

-Cuando lo  que aparentemente  funciona, o  lo que aparentemente  logra conexión exitosa  parece que  hay que replicarlo sea  como  sea…

 

Como  que  hay  ciertos formatos en donde  no calza

-¡Claro!  Yo estoy  más  desde lo que  uno tenga  ganas de hacer desde la  necesidad  más urgente.  Eso que te  quema las manos  si  no lo hacés.  Eso creo que vale  a cualquier precio, esté  o no aceptado,  esté o no  en las  tendencias  más exitosas.  Si vos de verdad tenés ganas de  hacer  humor  en un programa  periodístico  y te parece que ése es el camino  que  necesitás urgentemente  hacer, genial. Te  puede  salir  bien  o mal pero se  va a leer como una  cosa  honesta. Si es nada más que por replicar un modelo exitoso  y  no implica  tu necesidad personal  y quizá  se te note un poco la hilacha.

 

Ustedes estuvieron  muy pegados  a la figura del ex Presidente Mujica en la campaña electoral,  y durante el  gobierno. ¿Se  sintieron el  medio oficial del MPP o  de Mujica? ¿La murga oficialista como se  la tildó?

-No, de ninguna manera  porque  nunca  lo  fuimos. Nunca pegaríamos  nuestra expresión  más honesta  a las necesidad  de una expresión  política.  Jamás.

De hecho nosotros  no somos  orgánicos. Yo  no milito en  ningún lado.

En esa  campaña nosotros  hicimos  una  canción que  regalamos, ni  siquiera al MPP, a los  gurises del MPP.  Una expresión  colectiva  dentro de  un partido  que  nos pidió.  Nos dijeron,  sabemos que ustedes votan  al Pepe. Si, lo votamos,  no tenemos  ningún problema  en decirlo.

Ese mismo año muchas  murgas  hicieron canciones,  y al año  siguiente  también ,  que regalaron  una cantidad de sectores del Frente Amplio,  incluido el MPP.  Lo que te digo  es que la canción de la  Catalina mató.  Y  no solamente  la cantaban los  del MPP,  la cantaban los del Frente. Una canción que  no era  la oficial de la campaña  se  transformó en la más escuchada y reproducida  de todas las elecciones.  Nos llamaban  a programas donde  se  debatía  ese jingle  diputados  y parlamentarios de otros partidos a decirnos  no  puedo creer,  mi hijo tiene 5 años  y canta  vamos Pepe  y yo  le tengo que decir  que vote al padre, que vote  al Partido Colorado  o  al  Partido  Nacional.

Y no solamente  pasó eso, sino que al Pepe  sé  de otras murgas que se  han  desesperado  porque fuera  a ver su espectáculo  y el Pepe iba  a ver  a la Catalina.  Eso  pasó  que generó  una  idea colectiva  y en el  imaginario colectivo que el Pepe  me  mandaba  mensajes  y yo  iba para la casa  y debatíamos  juntos  las leyes. Eso no pasaba. Es  un  tipo muy sabio  que  yo  respeto  y admiro  mucho,  pero  he  criticado muchas cosas  de su  gobierno, o  he  tenido discrepancias muy fuertes con la  izquierda.   No todos  los compañero de la Catalina votan al  Pepe,  no todos los compañero  votan, no todos los  compañeros de la Catalina votan al Frente Amplio y votan otras cosas. Nosotros hicimos  esa  canción  con  tanta  buena mala  suerte  que fue  de las  más  escuchadas de la historia de los  jingles.

 

Y desde el  mundo del arte  y la  cultura, ¿cómo ves estos  tres períodos de gobierno del Frente Amplio?

-A  la Catalina  en sí  yo  no le pido un análisis  porque somos  la suma de  una cantidad de  individuos que  por  suerte todos pensamos diferente.  Si  hay  algo que  nosotros queremos  es  que nuestro espectáculo  no  se transforme  en el brazo  artístico  de  nadie ni  de nada. De   ningún  partido  ni de  ninguna  bandera.

Hay  una  bandera que defendemos  siempre  que es la de los  Derechos  Humanos. Siempre,  incondicionalmente, y es  así  porque es  tan grande el  dolor que sigue  despertando ese tema, la  bronca y la injusticia  que necesitamos ponerla en nuestra obra.

Yo como  uruguayo  y  como persona que opina porque tiene  una boca  y por  suerte la  posibilidad democrática de opinar lo que se le antoje,  muchas  veces  sin saber  del todo;  digo que  hay  una cantidad de cosas que  han estado muy buenas desde  lo cultural  y desde lo conceptual. Hay  otra  cantidad de cosas  que  me siguen quedando en el debe como por ejemplo  la cuestión  de los Derechos  Humanos. Esa  es una cosa que a mi  me sigue faltando.  Una cosa  que le sigo  reclamando no solamente  a las figuras de la izquierda  sino  a los izquierdistas  y a los frenteamplistas inorgánicos.

Por  ejemplo en  las últimas elecciones,  una pena que  me queda  es  cómo  se pierde el plebiscito para  juzgar los  crímenes  de lesa humanidad  por cuidar la elección.  Esa  es una pena  que tengo  con la izquierda  en  general.

Que  yo vote  una  persona, que coincida y junte los caminos entre  lo que pienso con su ideología  y sus propuestas, no me pone en  un  lugar  que tenga  que repetir  como un loro que  todo está  bien. Eso es fundamental mantenerlo como persona   y como artista.

 

Ya para cerrar.  Menos mal que este año no salen en Carnaval tendrían que  haber rescrito todo el libreto  por todo el tema Sendic.

-Al  revés. Mirás  las cosas y  decís:  ¡mirá la papita que me estoy perdiendo!  ¡Mirá  el cuplé que me perdí! ¡Mirá  el cuplé de la  tarjeta  corporativa! . Y eso la murga,  por  suerte y  hablo no sólo  por  mi,  o por  mi  colectivo, por  las  murgas,   vos  revisás  y  hay  críticas excepcionales  a todo  nivel,  a nivel departamental, nacional,  cultural, a  nivel  conceptual. Duras,  y unas que son  muy  graciosas. Este año el cuplé de la ideología y gestión de La Mojigata  fue un cachetazo  bien  dado y justo. El cuplé de la obediencia  partidaria  de  hace  unos años  de Falta  y Resto.  El cuplé  del niño  y el menor de La  Mojigata de  hace unos años. El  de la  murga de la Intendencia de Los  Curtidores de Hongos del 2008. Cosas muy bien dichas en estos  tres períodos  de gobierno que  han estado muy bien.

Me parece que la murga le ha encontrado la vuelta para poder criticar, para poder quejarse, para poder demostrar  que la barra  está  descontenta  y tirando  la  bronca. Y también para  aplaudir en los momentos  que  hay que aplaudir y  felicitar. 

A veces vos mirás  y decís  esto está tan bueno para decirlo, estaría tan gracioso.  Bueno  seguiremos juntando  ganas y seguramente  habrá cosas para criticar y caricaturizar en el  2019  también,  cuando  estemos más  cerca de  hacer Carnaval. 

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