01 de February del 2013 a las 14:27 -
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El primer mercedario
Cuando los visitantes llegan a Mercedes a través del río, son recibidos por Jorge Giménez, un amigo de los navegantes, siempre dispuesto a ayudarles y asegurarles una feliz estadía.

(Por Enrique Lécaille) “Las crisis enseñan”, decían nuestros mayores. Y vaya si es así. Jorge Giménez puede dar fe de ello. Cuando los momentos críticos comenzaron a afectar de manera terrible su economía hogareña, Jorge no se sentó a lamentarse sino  que salió en búsqueda de su oportunidad, la que le llegó a través del agua. Viendo que los turistas  arribaban en sus yates y veleros a disfrutar  de los encantos del Hum, pensó que hacía falta brindarles algo más. Y con ese espíritu se fue a la costa, hasta los muelles donde suelen amarrar sus barcos los visitantes llegados de Argentina. Llevado por las circunstancias, pero ante todo inspirado por su vocación de querer dar una mano, comenzó a ofrecerles ciertos servicios a los veraneantes, como por ejemplo ir a  comprarles alimentos y combustible para sus embaraciones de recreo. 

Una labor redituable

Al principio no eran muchos los extranjeros que llegaban a la capital sorianense a través del río, pero cada verano el número fue creciendo. De esa forma, Giménez fue gestando una empresa unipersonal, una actividad que en la actualidad le deja muy buenos dividendos y el reconocimiento de los visitantes. De ser un desconocido para los forasteros, pasó a ser un amigo de los navegantes, quien sigue ofreciendo sus servicios en tierra como desde la primera vez. Hoy, en cambio, cuando los visitantes preparan sus travesías para venir a Mercedes, ya saben que el primer mercedario que habrá de recibirlos será Jorge Giménez, quien suele estar en el Muelle Comercio del pequeño puerto mercedario  o en el Muelle Treinta y Tres Orientales, atento a las necesidades de sus “clientes”. Aclara que ofrece su trabajo sin fijar tarifas. “Todo lo dejo a la voluntad de ellos, que siempre valoran mi labor”, confiesa a @gesor, señalando que este emprendimiento de iniciativa suya le ha permitido salir adelante a él y a su familia. “Todo es cuestión de saber administrarse”, expresa. Y agrega que su trabajo no se limita a realizar ciertas compras, sino que le lleva todo el día, desde que los turistas se levantan hasta la madrugada. “Los acompaño al supermercado, a buscar todo lo que necesitan para sus yates, a una estación de servicio, pero también los acompaño a cambiar dinero, o me quedo a cuidarles las embarcaciones mientras ellos van a un restaurante o a divertirse a otro sitio, a pesar de que siempre hay vigilancia de Prefectura”.

Un número asombroso 

El arribo de yates y veleros que llegan cada verano mantiene su tendencia a crecer. En pocos años se ha podido comprobar un aumento considerable y no sólo de turistas argentinos, como señalan las cifras entregadas por la Prefectura Nacional Naval. En las últimas temporadas, el número de embarcaciones ha superado el centenar, un número asombroso  si pensamos que hace pocos años no pasaban de veinte. En lo que va del presente verano, se han contabilizado más de 160 barcos navegando por el Hum, muchos de los cuales atracan en los muelles mercedarios y permanecen algunos días. “Las mejoras introducidas en los muelles por la Dirección Nacional de Hidrografía y la Intendencia de Soriano, como la dotación de energía eléctrica y agua, contribuyen a aumentar el flujo de visitantes”, según reconoce Giménez, quien comenzó su labor en los comienzos de la década del noventa, contando siempre con el apoyo de la Intendencia y de la Prefectura Nacional Naval. “Recuerdo que antes yo tenía que transportar hasta los yates el agua desde una bomba que estaba cerca del Muelle Comercio y recurrir a la energía eléctrica que solicitaba al Club El Surubí, pero en ese sentido hemos avanzado y el turista lo tiene en cuenta y por eso sigue viniendo, pero hay que seguir mejorando, porque ellos vienen por los encantos del río y de la zona, pero necesitan también algunos servicios y que los atiendan bien”.

“Un río extraordinario y una rambla única”

Giménez dice que los turistas valoran muchísimo la tranquilidad que encuentran en esta región, las bellezas naturales, como las islas y los recodos del río, y el trato amable de la gente. Dice también que los navegantes disfrutan mucho de  ciertos eventos que últimamente se organizan en la ciudad, como Jazz a la calle, todo ello en un ambiente tranquilo, como seguramente no podrían hacer en Buenos Aires. “Eso sí, se asombran de que la gente en Mercedes no disfrute más de su rambla y que los conductores estacionen sus vehículos en la costanera mirando hacia la ciudad, en lugar de mirar hacia el río”, dice Giménez, el primer mercedario que los navegantes encuentran cuando llegan a la Coqueta del Hum.

 
(2007)


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