04 de July del 2012 a las 06:08 -
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A seis años del triple homicidio.
Luis Gutiérrez, Gladys Aguirre y Marisel Gutiérrez fueron asesinados el 3 de julio de 2006, en su casa.

Un día como hoy, pero del año 2006, la sociedad mercedaria se veía conmovida por el sonado caso del triple homicidio de la familia Gutierrez-Aguirre.

Gladys (la madre) y Marisel (la hija) fueron encontradas maniatadas en la cama matrimonial, con un balazo en la cabeza. Marisel previamente había sido asfixiada con un trapo. Luis Gutiérrez fue encontrado en su taller –cruzando la calle- maniatado y con un balazo en la cabeza.
El 9 de agosto de 2006 fue procesado con prisión Mauro Enrique Gadea, de 34 años. Confesó que actuó solo y que ingresó primero al taller, mató a Luis Gutiérrez, le revisó los bolsillos y con las llaves ingresó a la casa. Después encañonó a Marisel, obligándola a atar a su madre. Posteriormente ata a muchacha, mata a la madre y por último a Marisel y roba algunas pertenencias de la casa para huir a pie por la rambla.
Dijo haber actuado solo y que su intención era robar. Después, denunció públicamente y posteriormente en una audiencia judicial que había sido amenazado inculpando a otras personas.
Se pudo determinar que en torno a este caso hubieron una serie de hechos por lo menos confusos: Gadea no compró el arma en el mercado negro como dijo. Los empleados de una armería de Mercedes afirmaron que vendieron balas del calibre que mató a la familia a una persona que no era Gadea. Nunca se determinó cómo la policía llegó a detener a Gadea cuando la investigación inicial derivaba hacia otros actores. Quedó claro que el móvil del triple asesinato no fue el robo. Nunca se citaron a declarar a las personas que encontraron los tres cuerpos, que ingresaron a la casa, al taller, y a la casa de Los Arrayanes de la familia Gutiérrez y que demoraron aproximadamente 40 minutos en dar cuenta a la policía.
Paradójicamente en este caso se repitieron hechos ocurridos en anteriores asesinatos. Volvieron a ingresar personas extrañas a la escena del crimen, alterando la escena.
Como no podía encontrarse uno de los casquillos de las balas la propia policía le pidió a la familia de las víctimas que revisara la casa para encontrarlo. Al vaciar la habitación la familia se dio cuenta que la cama matrimonial donde fueron encontradas Gladys y Marisel tenía  roto uno de su largueros. La policía nunca constató esto.

 

 

 

 

 

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