Hace un año, exactamente, es decir, el 15 de abril de 2016, Dolores soportaba el devastador tornado que causaría varias víctimas fatales y que destruiría gran parte de esta ciudad del departamento de Soriano, de casi 18mil habitantes, conocida como la Capital del Trigo o como el Granero de la República, por estar ubicada en medio de la más fértil y dinámica zona agrícola del país.
Las terribles consecuencias que provocó el fenómeno atmosférico llevaron a los investigadores y expertos a concluir que se trató de un tornado "severo" y técnicamente lo catalogaron como un tornado de categoría EF3 (probable EF4), con vientos de aproximadamente 300 km/hora. Ocurrió a las 16:15 horas y duró tres interminables minutos.
Apenas registrada la catástrofe, enterada del hecho, la Agencia Soriano de noticias, Agesor, dispuso que un equipo periodístico se instalara en Dolores, cubriendo paso a paso todo lo que estaba sucediendo en el municipio en esas horas y en los días posteriores al tornado, que fueron momentos de mucha angustia para las familias damnificadas y para la comunidad doloreña en general, como podrá imaginar el lector, momentos de aflicción acentuada por la falta de energía eléctrica y de comunicaciones. A pesar de la tristeza que imperaba en tales circunstancias, desde todos los puntos del país y desde el extranjero comenzaron a llegar voces de aliento y la indispensable ayuda humanitaria para comenzar a salir de tan grave situación. De inmediato comenzó también la preparación y cordinación por parte de los organismos del Estado de un plan de recuperación (que sigue ejecutándose), al tiempo que el gobierno nacional y el gobierno departamental atendían las necesidades básicas de la población, mientras se conformaba un Comité de reconstrucción, desde el que se impulsaron diversas acciones, entre ellas la organización de espectáculos solidarios.
El desastre natural causó cinco muertes, más de 7000 damnificados, y 30 millones de dólares en pérdidas materiales (casas particulares y comercios), además de trastornos sicológicos en muchos de sus habitantes. La violencia del viento destruyó parte del techo del Hospital Alejandro C. Bardier, lo que generó múltiples complicaciones para poder socorrer a las personas heridas que había originado el tornado, muchas de las cuales no pudieron ser atendidas en ese lugar y debieron ser trasladas a otras ciudades. El tornado afectó además los dos liceos públicos de la ciudad, un templo, una planta de silos, galpones, antenas, el emblemático Teatro del Centro Recreativo Paz y Unión (centro referente de la cultura del departamento de Soriano) y las instalaciones deportivas de los clubes San Lorenzo y Peñarol, que fue la institución más perjudicada, ya que el viento voló el techo de su gimnasio. En el caso de Peñarol, su escenario era utilizado no sólo por sus planteles deportivos, como por ejemplo sus categorías formativas de baloncesto, sino por una importante cantidad de instituciones educativas y sociales, como un grupo de la Tercera Edad. La destrucción del gimnasio de Peñarol, por lo tanto, no sólo ha sido un duro golpe para la entidad aurinegra sino para la comunidad en general.
Un daño menor, pero con una carga emotiva muy importante para los habitantes de la cidad, fue la voladura de la espada de la escultura ubicada en el centro de la Plaza Constitución, que evoca la llamada “Acción de Dolores”, primer hecho de armas de los patriotas de 1825.
La India, como se conoce a la estatua allí existente, había quedado inerme. Muchos doloreños vieron allí un mensaje: empezaba otra lucha, como antaño, pero esta vez sin armas.
Unos días después, la espada fue hallada por un niño, Felipe Gorostiaga Jaime, alumno de la Escuela 2 y jugador de las categorías formativas de básquetbol del mencionado club Peñarol, como el propio menor narró a Agesor. Y luego sería instalada nuevamente, como lo ordenara el alcalde Javier Utemark.
Casi al mismo tiempo comenzó a funcionar el Reloj Municipal que está al lado de la Seccional Quinta de Policía, reparado por Darcy Frascheri.
El tornado se formó en las afueras del área urbana y atravesó la ciudad prácticamente en diagonal, afectando varias manzanas, sobre todo el sector conocido como Altos de Dolores, registrándose así un hecho poco común en la historia del país, dado que la mayoría de los tornados previos en Uruguay habían ocurrido en localidades aisladas, con poca población.
El antecedente más importante que existía en cuanto a este tipo de fenómenos era un tornado que había causado enorme destrucción en Fray Marcos, localidad del departamento de Florida, donde murieron 11 personas, el 21 de abril de 1970.
Un año después, si bien “queda mucho por hacer”, como reconocen tanto las autoridades nacionales como locales, Dolores está de pie, luchando por su recuperación total. Es cierto que el apoyo recibido ha sido enorme, y que las muestras de solidaridad han sido conmovedoras, pero no puede negarse que en el renacimiento del municipio el reconocido amor de los doloreños por su ciudad ha sido y sigue siendo un factor esencial.
Fotos: Archivo de Agesor.