En notas anteriores informamos de quienes la Brigada Departamental Antidrogas considera como dos de los principales proveedores de drogas de Mercedes, Dolores y Villa Soriano, como lo son Enrique Rafael Caché Silva y Adrián Alejandro González Tarragona, pero ¿quiénes son ellos?
El "Tano" González Tarragona surgió como niño, canillita de un diario local con grandes condiciones para el atletismo y desde chico se destacó por ganar carreras de larga mediana y larga distancia, también fue jugador de fútbol. Pero lejos de ello, comenzó su carrera delictiva que hoy registra antecedentes por hurtos, por delitos vinculados a los abigeatos que en determinado momento estando preso en Mercedes, en diálogo con el Jefe de Policía de ese momento, Insp. Julio Martínez, cuando éste le dijo "González vamos a ver si cuando salga le conseguimos un trabajito para que pueda rehacer su vida y dejarse de estar entrando y saliendo a la cárcel". La respuesta del Tano fue muy clara y sincera, "mire jefe, lo mío es ésto, ningún trabajo me va a dar lo que gano con una carneada, cuando salga voy a seguir con ésto y si me agarran vendré y cumpliré".
Hasta que comenzó a incursionar con la venta de drogas, con una boca en su casa, comenzó a caer preso por este tipo de delitos, estando él preso cumpliendo condena en Paysandú, cerca de salir, cae presa su mujer Noemí Maneiro por haber continuado al frente de la boca de venta de drogas en su vivienda del barrio Jardines del Hipódromo, y junto con ella el suegro del Tano, Angel Maneiro que tenía en su casa el depósito de la droga en otra vivienda del barrio de realojos.
Aun están cumpliendo su condena la mujer y el suegro, a través de sus distintas cuentas de facebook el Tano valora su relación con su mujer, que dijo está embarazada y próxima a salir, destaca sus hijos menores -tiene uno mayor que ya cayó en el delito también- incluyendo uno de 3 años que sale a cazar liebres con él y se le aprecia en alguna foto con un rifle. Destaca los reiterados viajes a Montevideo -ella está en Punta de Rieles- a visitar a su mujer con los hijos y señalando que pronto se reencontrarán cuando ella salga, pero sin embargo eso no será posible porque él acaba de ser enviado a la cárcel.
Por su parte Enrique Rafael Caché Silva, alias el "Toia", es parte de una familia que tiene varios integrantes relacionados con el delito, inclusive un sobrino suyo hace poco tiempo terminó colgándose en una de las cárceles, hijo del hermano del Toia, Ricardo Caché Silva, conocido como Jaramillo que a mediados de febrero marchó a la cárcel por el transporte de drogas cuando llevaba en una bolsa casi cino ladrillos marihuana caminando por calle Constituyente de Mercedes, casi 4 kg distribuyendo lo del Toia.
El Toia propiamente es una persona que ha pasado de sus 49 años de vida, al menos 28 de ellos en la cárcel. Desde adolescente se dedicó, según contó él, al abigeato, y a los 23 años se fue a Montevideo y estando allá mató a su padrastro porque golpeaba su madre y ésta no lo defendió en su actitud terminó yendo a la cárcel por homicidio y allí ya en las cárceles pesadas, comenzó una relación directa con el delito pesado. Mientras cumplía su condena hace varios años en una distribución de reclusos, fue enviado del Comcar a la cárcel de Mercedes, estuvo muy poco tiempo porque armó un motín y su derivado a Libertad, habiéndose casado estando en Mercedes.
Se manejaba en los últimos tiempos en un auto Honda de alta gama, la Policía lo investigó como parte del grupo que llevó adelante copamiento y robo en finca de la rambla mercedaria por su vinculación con una mujer cercana a la familia asaltada, pero no se logró probar su participación. Es considerado un "pesado" en el ambiente carcelario y delictivo, estaba parando últimamente en la conocida como "Casa de los Martínez" cuando estaba en Mercedes, que era para traer y distribuir los estupefacientes.
A grandes rasos estos son algunos datos de estas dos personas que marcharon a la cárcel en las últimas horas por acción de la Brigada Departamental Antidrogas.
Pesados estos, son gente de poca monta, se escudan detrás de las mafias, o armas pero estos no son hombres, son incredulos. Pobre gente, pobre diablo.