10 de March del 2017 a las 05:01 -
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Día mundial del riñón 2017
Se conmemora este 9 de marzo, con el objetivo principal de que la población global tomara conciencia sobre las enfermedades renales.

La celebración se efectúa el segundo jueves de cada marzo y tiene lugar en más de 150 países. Cabe mencionar que la enfermedad renal crónica (ERC) cursa en forma silenciosa hasta etapas avanzadas, y se conoce como enfermedad renal terminal cuando es necesario sustituir la función del riñón -es decir, emplear diálisis-. Como principales causas de las afecciones renales sobresalen la hipertensión arterial y la diabetes.

Este año se ha elegido como tema central a la asociación entre la enfermedad renal y la obesidad, en el entendido de la estrecha relación que existe entre ambas afecciones. Por consiguiente, la actual campaña busca promocionar la educación sobre las repercusiones negativas que implica la obesidad, y también pretende resaltar el papel fundamental que cumplen los hábitos saludables.

Conceptos generales

Se define a la obesidad como la acumulación excesiva de grasa corporal, y esta realidad ha alcanzado a más de 600 millones de personas adultas a nivel mundial en el año 2014. En el caso de Uruguay, el 61,7 % de los habitantes padece sobrepeso y el 26,7 % sufre obesidad; son cifras que se ubican por encima del promedio de la región.

Por otra parte, los riñones son dos pequeños órganos situados en la zona lumbar a ambos lados de la columna que están protegidos por las costillas y las estructuras musculo esqueléticas. Tienen la función fundamental de mantener la sangre limpia y químicamente equilibrada: por día procesan aproximadamente 190 litros de sangre para eliminar cerca de dos litros de productos de desecho y agua en exceso -estos últimos se convierten en orina, la que es eliminada por la vejiga-. El organismo produce desechos a partir del procesamiento de alimentos, así como la descomposición normal de los tejidos para poder formar nuevos. Luego de que el cuerpo toma lo que necesita, los desechos son enviados a la sangre y si los riñones no los eliminan, entonces se acumulan y dañan al organismo. En pocas palabras, el equilibrio es vital para preservar la vida.

Se emplea el término de función renal cuando se hace referencia a la eficiencia con la que los riñones filtran la sangre. Las personas con dos riñones sanos cuentan con el 100 % de la función de estos órganos y una reducción pequeña o leve de ésta -de 30 o 40 %- sería muy difícil de percibir; en cambio, cuando es menor de 25 % ocurren graves problemas de salud y en las situaciones en las que esa cifra baja hasta entre 10 y 15 % es imprescindible la aplicación de alguna forma de terapia de reemplazo renal para poder mantener con vida a la persona -se necesitan tratamientos que limpien la sangre, tales como diálisis o trasplante-. También suele suceder que cada año miles de individuos donan uno de sus riñones para trasplantarlos a un familiar o amigo. Por otro lado, existen casos de personas que nacen con un solo riñón; sin embargo, pueden desarrollar una vida normal y sana.

Como se mencionó anteriormente, las dos causas más frecuentes de insuficiencia renal son: diabetes y presión arterial alta. A esto se suma que todas las personas con antecedentes familiares de cualquier tipo de problema renal también cuentan con riesgo de padecer insuficiencia. En este punto, es necesario referirse a las denominadas enfermedades glomerulares que incluyen un amplio grupo de afecciones que tienen en común que una de las primeras manifestaciones es la presencia de elementos anormales en el examen habitual de orina. También se encuentran las llamadas enfermedades renales hereditarias y congénitas; en este grupo está la afección renal poliquística. Por lo general, la enfermedad renal se va desarrollando en forma lenta y silenciosa.

Síntomas y medidas fundamentales

Hay que tener en cuenta que las personas con enfermedad renal crónica poseen un mayor riesgo de morir por un ataque cardíaco o cerebral. En general, los síntomas aparecen una vez que la enfermedad se encuentra avanzada y suelen ser los siguientes: alteraciones en la cantidad de orina por día, cansancio sin explicación aparente, pérdida de apetito, nauseas, vómitos, diarrea, manos y pies hinchados, calambres musculares, picazón en el cuerpo y alteraciones en la piel.

Ante estos signos y síntomas sospechosos, el médico puede solicitar exámenes de sangre y orina que permitan evaluar cómo es la función renal de la persona. Con frecuencia la ERC no se puede curar, pero los que están en las etapas iniciales de la enfermedad pueden lograr que la función de sus riñones sea eficiente durante más tiempo si es que adoptan una serie de medidas. Las personas con función reducida de sus riñones cuentan con policlínicas especializadas que se dedican a la nefroprotección y es primordial que visiten a su médico con regularidad.

 

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