(por Aldo Roque Difilippo) Imagine que presenta su currículum ante una solicitud laboral en un organismo público, cualquiera, da lo mismo, y que sus datos personales terminen en el Cuartel, y la decisión de si usted ingresa o no a trabajar depende del jefe del Batallón. Parece descabellado, pero fue moneda corriente para los uruguayos que actualmente tienen más de 60 años. No hace tanto tiempo, en las décadas de 1970 y 1980 los uruguayos éramos clasificados como clase A, B y C. Eran años del período de facto, donde unos pocos decidían la suerte de toda la población, muchas veces porque se habían opuesto a la dictadura cívico-militar que regía los destinos del país. Otras porque integraron una lista en cualquiera de los partidos políticos, participaron de la actividad gremial o social de su comunidad. Otras veces por ser hijos, hermanos, amigos de; o simplemente porque el que escribía el informe no estaba de buen humor; poco importa, total ¿quién iba a reclamar?
Este relato, para los que vivieron y padecieron los años de la dictadura (1973-1984), resulta más que obvio, pero para las nuevas generaciones, quienes hoy tienen menos de 40 años es difícil de imaginar vivir en una sociedad bajo la lupa, donde cada uno de nosotros podía ser objeto de ser investigado por el motivo que fuera.
Conozco los A.B.C.
Pero mejor es que lo explique una voz oficial, la de un policía que por esos años cumplía funciones en la Dirección de Inteligencia de la Jefatura de Policía de Soriano: “Años 1972 al 1974 conocía por aquellos tiempos el A.B.C. aplicado al fútbol pues lo practiqué”, comienza diciendo Sergio Fernández Russo en su libro “Fue - Lectura policial auténtica” (Mercedes, abril 2012). “También conocí el A.B.C. con que se agrupaban a las personas que se desempeñaban en la función pública y a quienes pretendían ingresar a otras actividades en el país, además de otorgársele, como hasta hoy el certificado de buena conducta o libre de antecedentes judiciales, se entregaban o no certificados de Fe Democrática, dividido en categorías, la A era considerado demócrata, el B aquel que tenía tendencia a alejarse de la línea de la derecha y el C que no obtenía documento alguno por sus actividades consideradas por el gobierno cívico-militar como de izquierda o que perteneciera a grupos que atentaban contra la tranquilidad pública y de las instituciones del país”. (páginas 41 y 42)
Aunque parezca irónico, así ocurría, quienes conculcaron la democracia se arrogaban el derecho de extender certificados de Fe Democrática
Algunos documentos
Documentos de la época revelan estos procedimientos que si bien no son una novedad corroboran lo que es parte del anecdotario popular. @gesor accedió a alguno de esos documentos militares que reflejan esa perversidad por espiarlo todo. Hechos que ocurrieron durante todo el período dictatorial. A modo de ejemplo el 4 de abril de 1983, el Coronel Nelson Rodríguez, Delegado departamental del SID (Servicio de Información de Defensa), informaba al general Germán de la Fuente sobre la “relación de Constancias de habilitación para cargos públicos, expedidos por esta agencia, durante el mes de febrero ppdo”. Detallando como lo reflejan las fotografías que acompañan esta nota, la nómina de mercedarios que habían iniciado trámites para ingresar a la UTE, OSE, Banco República. Optamos por proteger la identidad de estas personas pues este artículo pretende hacer foco en el espionaje sistemático a que eran sometidos los ciudadanos y no distraer la atención en otras cuestiones.
En ese documento el Delegado departamental del SID detalla a su superior las diferentes categorías en las que fueron colocados cada uno de esos ciudadanos.
Otro documento fechado el 17 de noviembre de 1982, en Río Negro, el sub Comisario Lucas de Armas, coloca a una mujer en la Categoría “B”. Esta mujer, María de los Angeles A… fue colocada en esta categoría por haber firmado un aviso en el semanario Marcha (5/11/1971) como integrante del Comité de residentes de Río Negro con “un llamado al pueblo de R.Negro para adherirse al Frente Amplio”.
Prácticas que se repitieron durante todo el período dictatorial y de los que en futuras notas iremos dando cuenta; y que reflejan cómo funcionaba el aparato represivo de la época, controlando e incidiendo en la vida de todas las personas.
Como antes y como ahora siempre hubieron y hay hijos y entrenados
Por culpa de quien paso esto? Y otra cosa... Socialmente sigue pasando. Castrito no borres los comentarios hermano, si yo opino con respeto.
Según el viejo dicho polaco, lo repetía mi Madre "no te vengas dar de cuzco mano torcida, en en el LocaL de omnibus de Onda le abrió una correspondencia privada a ELISA L.DE VUAN. "OBEDIENCIA DEBIDA??????
Me acabo de enterar por @gesor que esto dejó de ser asi .Hasta ayer a última hora no habia visto cambio alguno.
Nosotros que eramos jovenes que iban al liceo, veiamos a diario que ya no estaba el profesor tal y cual, que vecinos o familiares quedaban sin trabajo, asi porque fue delegado de mesa en las elecciones de 1971 por el Frente Amplio, etc. El Estado de Terror se instalaba asi, en la vida cotidiana y sentiamos que no valiamos nada ante la discrecionalidad de las "autoridades", policias y militares; pero ademàs, los civiles que colaboraban que inforaban, que opinaban sobre las personas. Estos eran escuchados, atendidos y premiados, seguramnete. Ahora esos, los civiles colaboracionistas, quienes son? nunca se los nombra, pero viven entre nosotros, e incluso se les reconoce por otros actos, sin tener en cuenta esta espantosas conductas porque sus nombres estan protegidos, CAMINAN ENTRE NOSOTROS!!!