Muchos de los profesores presentes en la reunión con los diputados de la Comisión de Cultura, realizada en el Museo Lacan Guazú, no pudieron desprenderse de su condición de padres relatando que cuando empieza a llover en la ciudad, o se pronostica mal tiempo surgen las incertidumbres en cómo actuar con los niños y adolescentes. A siete meses del tornado “los chiquilines están en un estado sicológico complicado cuando viene tormenta” relató uno de los padres, “y no saben qué hacer. Ellos marchan como ovejitas para los contenedores, que no les brindan la seguridad necesaria”. Una madre, que además es docente de Secundaria agregó “para ellos es perjudicial”. Añadiendo otro elemento no menor: “El equipo multidisciplinario nunca llegó”. Como se recordará en los primeros anuncios de las autoridades de la Enseñanza, luego del tornado, se dijo que equipos multi disciplinarios compuesto por sicólogos, asistentes sociales y otros profesionales trabajaría con la población estudiantil para ayudarlos a superar esta situación traumática por la que debieron pasar. “Empieza a llover y no sabemos qué hacer –agregó-. Nadie nos dice qué hacer”. Remarcando que la reconstrucción “no es sólo un ladrillo. Tenés que contenerlos de algo que no sabés” ya que “no estamos preparados”. Agregando otra madre-profesora que aún hoy deben lidiar con las consecuencias de esa situación traumática. “Hay gente que anímicamente todavía tiene las post consecuencias” de aquel episodio, concluyendo "tanto los chiquilines como nosotros precisamos un equipo multidisciplinario que nos contenga", viéndose lágrimas y tristeza en varios de los rostros.