Integrando la delegación de la Fundación Zelmar Michelini llegó a Mercedes, Cecilia Michelini, una de las hijas del recordado político, visitando el Espacio Memoria que está construyéndose en la zona Este de la rambla mercedaria en homenaje a los detenidos desaparecidos de Soriano y en ellos a todos los uruguayos en similar situación.

La oportunidad fue propicia para que @gesor dialogara con ella sobre la temática de memoria y los derechos humanos.

¿Cómo nos ve como país en cuanto a la toma de conciencia sobre lo que nos pasó como sociedad para que no vuelva a ocurrir?

"Cada sociedad, cada pueblo tiene su propia experiencia, forma de definir o resolver sus problemas. Los uruguayos en ese sentido tenemos la nuestra, con debilidades y fortalezas. Es lógico que muchas veces las debilidades nos desesperen, sobre todo que en estos temas de desaparecidos, que no es el único, la tortura es otro de los grandes temas, y el hecho que no se sepa la verdad de las cosas, no solo sobre los desaparecidos, si no sobre los presos, los muertos. Es un tema que tiene tiempo, que tiene caducidad el de los desaparecidos, es desesperante porque los familiares se van a morir sin saber y eso es tremendo. Es una debilidad que se agranda, han pasado más de 40 años y no se sabe nada, nuestra querida Luisa Cuesta se va a morir sin saber nada".

Pero esa caducidad no abarca al tema en general, porque hay quienes sostienen que esto va a desaparecer junto con la muerte de los que participaron de los hechos.

"En el sentido de los familiares sí tiene caducidad, en lo conceptual no. Los desaparecidos continúan siempre, primero son los jueces, o los investigadores y después trabajo de los forenses, la prueba está en España donde ha retomado una vitalidad tremenda, en estos años, porque ha habido voluntad y han sido los nietos y bisnietos que han llevado adelante la búsqueda. Siempre continúa, en eso no hay caducidad, y es una cuenta pendiente y necesaria para la sociedad.

También es bueno ver las fortalezas, a veces nos cuesta a los uruguayos ver esas fortalezas y otras que no las creamos y las podemos crear".

¿Cuáles?

"Por ejemplo la sociedad civil tiene todo para hacer, ha hecho mucho pero tiene mucho más para hacer y la sociedad civil no depende de nadie, el memorial de Mercedes lo demuestra, y la iniciativa nuestra de la FZM también, y muchas otras. Podemos llegar a todas las escuelas, liceos, a la gente, contarle nuestras historias, experiencias, sensibilidad, y eso no lo impide nadie ni necesitamos a nadie, es un desafío a hacer. Eso puede convertirse en una gran fortaleza, y quizá sea la manera de empujar a que otras cosas que sí son de razón de Estado lleguen de esa forma".

¿Esperaba mayores avances en un gobierno de izquierda?

"Los derechos humanos no son de izquierda o de derecha, es un error pensarlo así, no es mi caso. Ha habido avances innegables desde la época de Jorge Batlle que dio el puntapié inicial, aunque después parecía que era más que lo que era, pero en su intención fue poner sobre la mesa cosas que antes se negaban, eso fue importante. Y a partir de ahí, los dos gobiernos del Frente Amplio y este tercero, ha habido iniciativas que no hay que dejar de tomar en cuenta y que han sido avances. También debemos tener en cuenta que las propias víctimas hemos madurado respecto a ello. La fortaleza en la lucha por estos derechos no empezó hace 30 años como debería, empezó hace 20 años, cuando se inició la marcha del silencio por decir un mojón, antes de eso estábamos mudos. Después del plebiscito sobre todo. Por eso digo que hay repsonsabilidad nuestra, hagamos lo que podamos hacer y en ese sentido hay una fortaleza mucho más grande en cuanto a las organizaciones de los derechos humanos en como han encarado esto y buscado la verdad, empujando a que haya políticas de Estado, que son débiles, todavía, que hay que aspirar a más, pero han empezado.

En lo personal considero que el de los derechos humanos no es un problema de izquierda o derecha, es un problema de sensibilidad, y hay cosas que tienen que ver con el Estado y el sistema y uno debe ser sincero consigo mismo, enfrentando eso como es, un problema de Estado y de sistema, no tiene que ver la divisa política, si no la razón de Estado que muchas veces prima sobre otras y eso lo tenés que tomar en cuenta en el momento en que exigís".