En nuestro día a día, trabajando en comunidades del interior de nuestro país, conocimos personas que nos inspiraron, que nos demuestran que es posible construir un mejor porvenir, que el esfuerzo aunado, colectivo y bien enfocado rinde. Que logros, a veces muy pequeños, hacen grandes diferencias. A todos ellos, los que aparecen en este sitio y los que no, va este homenaje, para que su labor contagie, inspire, crezca y haga crecer.

UN PASO ADELANTE

  El Hospital de Young, en el departamento de Río Negro, ha tenido una destacada labor en el área materno infantil desde sus comienzos. En el 2014, comenzó un proyecto de remodelación que consta de un nuevo centro de materiales, dos bloques quirúrgicos y la transformación de la antigua sala de partos en una moderna “Sala de Nacer”.

Su logro más reciente fue incorporar la primera silla de parto humanizado del país a esta sala, que es motivo de orgullo para toda la comunidad. Allí nacen niños de Young y su área de influencia: Grecco, Algorta, Paso de la Cruz, Paso de los Mellizos, Sarandí de Navarro, Sauce, Bellaco y áreas rurales dispersas. Ahora, todas las mujeres de la zona ­ tengan cobertura pública o privada­ tienen sus partos allí. 

Conversamos con Eduardo Lorenzo, encargado de la Maternidad del hospital, y con Juan Pablo Apollonia, Director del Hospital, sobre los beneficios del parto humanizado, el impacto que ha tenido en la comunidad y las claves del éxito de este proyecto que, luego de años de esfuerzo colectivo, convirtió a Young en la ciudad que ostenta la tasa de cesáreas más baja del país.

EDUARDO

“La medicina lamentablemente tiene muchos momentos ingratos, pero la obstetricia y la ginecología tienen más momentos gratos que ingratos. Creo que eso fue lo que más me atrajo de mi profesión, el hecho de que participamos de algo muy importante: el nacimiento de una persona y el comienzo de una vida."

"Nuestro trabajo es hacer que ese comienzo sea lo mejor posible, y es muy bello porque participamos sentimental y emocionalmente de un momento muy importante en la vida de las personas. A veces es tan cercano el trato que cuando te cruzás con los padres en la calle te dicen ‘¡mire qué lindo está su nieto!’, y vos lo único que hiciste fue atenderlo. Es una profesión llena de momentos gratos.

Creo que una de las virtudes que tenemos en este hospital es que siempre vamos uno o dos pasos adelante a nivel nacional. Observamos las necesidades que tiene nuestra población y, en base a eso, vemos qué modificaciones podemos hacer para mejorar el servicio. ¡Somos muy inquietos! Y eso ya viene de generaciones anteriores. Siempre recuerdo una frase de un viejo profesor mío que decía que ‘las cosas buenas y grandes no siempre salen de ciudades grandes’. Y creo que eso es lo que se está dando acá. No inventamos nada en realidad, pero sí hemos mejorado un proceso. Hace cinco o seis años, nos adherimos a las normas de parto humanizado de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este tipo de parto empieza con la preparación de la pareja o de la mujer embarazada y quien ella elija para que la acompañe en el proceso. En esa etapa se evacúan todas las dudas y miedos que hayan para ayudar a la mujer a enfrentarse al momento del parto de la mejor manera posible.

Para que un parto sea humanizado, es muy importante que quienes llevamos años en la profesión cambiemos la cabeza. Antes, el protagonista del parto era el ginecólogo o la partera, ¡ahora es la mujer! Tenemos que respetar su voluntad y libertad de decidir cómo y en qué posición quiere parir. Es ella quien marca los tiempos y nosotros debemos trabajar adaptándonos a ella.

Antes de que tuviéramos la silla de parto humanizado, creamos un taburete maya de fabricación casera. Nuestras primeras experiencias de parto vertical fueron 500 o 700 partos en ese taburete. Para crearlo, nos fuimos con todo el equipo a Perú, contactamos a maternidades allá y creamos el primer “banquito”. Fisiológica y anatómicamente, el parto vertical es mucho mejor para la mujer, porque el pujo se hace hacia el canal de parto. En cambio, en la posición horizontal, el pujo pega en la pelvis y el pubis, lo cual hace que el parto sea más lento. Como los resultados con el taburete fueron muy buenos y el equipo fue adquiriendo confianza, llegó un momento en que quisimos dar un paso más. Empezamos a investigar y vimos la silla de parto humanizado en Internet.

Al ser una aspiración que tuvimos durante mucho tiempo, acceder a ella fue una gratificación enorme para todo el equipo y más que nada para las mujeres de la comunidad. Algo a destacar de esta silla es que tiene un lugar para el acompañante, lo cual es muy importante simbólicamente. En cierta medida, representa hacia dónde apuntamos: que el parto sea un proceso de la pareja y no solo de la mujer. Creemos que involucrar a la parte masculina fortalece el vínculo de la pareja y de la familia que se forma. La verdad es que estamos muy contentos con el resultado de este proyecto. Ahora nos sucede lo contrario que en la mayoría de las maternidades: las mujeres no vienen pidiendo cesárea, sino el “banquito”. 



Y creo que esto es porque están preparadas para eso y no tienen miedo. Hemos tenido tal repercusión, que hoy en día el 70% de las mujeres que tienen un parto natural acá eligen el parto vertical.

Estamos muy agradecidos con Montes del Plata que nos acompañó y apoyó para que lográramos nuestro objetivo y ahora, como siempre hemos sido muy inquietos, ya tenemos pensado qué sigue. Uno de nuestros objetivos a futuro es ofrecer la opción de parto bajo agua.”

JUAN PABLO

“Siempre tuve una fuerte vocación de servicio y creo que como Director del Hospital tengo muchas posibilidades de hacer bien a la comunidad. Pienso que el gran desafío de la dirección es lograr que haya sueños compartidos con el resto del equipo de trabajo y acá claramente los hay, lo cual es muy gratificante."

"Para lograr que proyectos de este tipo salgan adelante es sumamente importante tener objetivos claros. El foco debería estar siempre en lo que se quiere lograr. Por eso, siempre que nosotros vamos a golpear una puerta para pedir ayuda, tenemos un proyecto claramente identificado, y muchas veces hasta tenemos el anteproyecto elaborado. Yo creo que Uruguay se caracteriza por ser muy solidario. Hay muchas empresas en el país que lo son y, cuando ven un equipo de trabajo comprometido, el apoyo está. Siempre me remito a la frase ‘no hay que construir catedrales en el desierto’, porque a veces pedimos recursos para construir algo innecesario que después no funciona. En cambio, cuando el punto de partida es una necesidad, creo que siempre hay más posibilidades de que el proyecto sea exitoso. Acá siempre intentamos llevar adelante mejoras que tengan un impacto importante en la población y que se usen mucho.

La Comisión de Apoyo del Hospital empezó a funcionar en el año 27’ y, desde entonces, siempre ha habido una fuerte tradición solidaria. Los integrantes de la Comisión son vecinos con diferentes profesiones: desde un veterinario hasta un comerciante, que se involucran de manera totalmente honoraria. Muchas veces he reflexionado sobre los logros que hemos tenido y creo que un factor clave es que en la comunidad younguense hay una fuerte impronta solidaria. Veo que hay un afán de superación muy fuerte en la población y que eso se plasma en las instituciones. Porque esto que sucede en el hospital no es solo acá: los liceos y las escuelas públicas también están en muy buenas condiciones.

Nuestros logros han sido el resultado del esfuerzo colectivo de muchas personas a lo largo de mucho tiempo. Creo que, en este sentido, hay que destacar la labor de la doctora Graciela Camacho, la anterior jefa de la maternidad que, junto con Eduardo y el resto del equipo, impulsó la atención a madres en el medio rural. También hubo dos pediatras que fueron muy importantes para el hospital: el doctor Julio Cresci y la doctora María Leal. Ellos tuvieron una destacada labor en nuestra maternidad, especialmente en la promoción de la lactancia materna. Éste fue un puntal muy importante porque hizo que la OMS, a través de Unicef, reconociera al Hospital de Young como un hospital amigo del niño.”

 

(Montes del Plata - ESPACIO CONTRATADO)